REFORMA INSTITUCIONAL, CONVERSIÓN ECONÓMICA Y REMUNERACIÓN AL TRABAJO EN MÉXICO
Jorge Isauro Rionda Ramírez

 

DE LA REGULACIÓN A LA CRISIS O LA CRISIS DE LA REGULACIÓN EN MÉXICO

Los supuestos de los que parten los esquemas actuales de la integración observan premisas que deben ser ventiladas a la luz de la razón científica y su soporte empírico. Hay lagunas restricciones, errores y omisiones teóricas en los planteamientos que admiten un alto grado de controversia de las teorías enfrentadas a la realidad. Lo interesante aquí es revisar dichos planteamientos para el caso de México y expresar las inconsistencias teóricas, revisando lo supuesto y sugiriendo las políticas debidas.

Se observa desde la última década de los años 90 que existen dentro de la estructura económica internacional, fuerzas a favor de la cooperación y la integración, en contrapeso, hay tendencias conservadoras a sostener regímenes nacionalistas y proteccionistas.

Los intereses son análogos, la integración se mueve bajo dos directrices teóricas: el neoliberalismo anglosajón y la tesis de la tercera vía de Europa.

América Latina queda inserta dentro del eje de la hegemonía norteamericana como aparte aparentemente de una estructura económica regional que transita del fordismo del siglo XX al post fordismo del XXI.

¿Cuál es el papel de México en este contexto, su relevancia, sus oportunidades y riesgos contrastados ante las imperanzas y emergencias de la economía nacional? ¿Qué intereses enfrenta fuera en una geografía internacional ante las regiones, especialmente la cuenca del pacífico, el espacio económico europeo y el mundo en vías de desarrollo?

Las presiones internas son fuertes: la necesidad de generar más de un millón doscientos mil empleos al año, el alto grado de monopolización de los mercados nacionales conjugado con una gran oferta laboral de trabajo, consecuenta que la política económica monetaria cause un crecimiento económico acompañado de una regresiva distribución del ingreso. Los grandes problemas nacionales por citar los principales son los siguientes: la sobre especialización económica que da al país un perfil oligo productor, oligo exportador, una alta dependencia fiscal y comercial del petróleo, la grave dependencia tecnológica, comercial y financiera del país al exterior, especialmente a América del norte, la insuficiencia del ahorro nacional, y el creciente endeudamiento externo, la trasnacionalización que implica la IED y la continua pérdida de la auto determinación, entre otros problemas más.

La estrategia económica de México desde luego encaja en la visión de la lógica que suponen las fuerzas que pugnan por la integración, no obstante, observa intereses encontrados a nivel nacional y una transición, social, política y económica que implica necesariamente un gran costo social.

México por razones de tipo dominantemente estructural es una nación de bajo nivel de ingreso. Es por ello que existe una perentoria insuficiencia de ahorro nacional.

La población observa la segunda transición demográfica que desde el último lustro de los 70 observa como un paulatino descenso de la tasa anual de crecimiento demográfico. Con todo, si se considera que la población en edad de trabajar es aquella de 12 o más años (población económicamente activa), y que el segmento de la población que hoy tiene 11 años es un poco inferior al millón doscientos mil individuos, implica por ello que las necesidades de crecimiento económico son imperantes si se considera que cada año hay que generar un millón doscientos mil empleos por años. Para ello la tasa anual de crecimiento del PIB nacional debe ser de al menos 6%. Por lo mismo, debe hablarse de un monto de inversión bastante significativo que no encuentra su correspondencia en el monto del ahorro nacional.

Si por otra parte se concibe que México es una nación con una de las mayores deudas externas de las naciones en vías de desarrollo, la salida de capitales supera los doce mil millones de dólares a efecto nada más de servicio de deuda y pago de intereses, sin considerar los pagos sobre amortizaciones al principal.

Para generar el dinero que requiere la economía que sane la brecha entre el ahorro y la inversión, sin que su efecto exprese inflación real, se requiere la existencia de suficientes reservas internacionales que sostenga la paridad cambiaria ante los continuos incrementos en el corto.

Para ello la nación promueve todas aquellas actividades económicas que captan divisas que den liquidez internacional al peso al existir suficientes divisas que sean un fondo para la estabilidad cambiaria, y un fondo para la contingencia económica.

Destacan las exportaciones, el turismo, el petróleo, y la inversión extranjera (especialmente la directa que no le genera pasivos al país). En contra parte, se regula las actividades que restan divisas a las reservas como son cierto tipo de importaciones.

La estrategia de México consiste en una paulatina apertura comercial, integración económica, diversificación de exportaciones no petroleras y la búsqueda de nuevos nichos de mercado, así como romper la dependencia tecnológica, comercial y financiera del país hacia América del norte.

Depender cada vez menos de un solo país (Estados Unidos de Norte América), y de un solo producto (el petróleo).

En el aspecto financiero las finanzas internacionales son vitales para resolver los déficit(s) de los intercambios reales con el extranjero, así como la deuda externa.

La globalización es un término que surgió en el último lustro de los años 80 ante la inminente caída de la Unión Soviética y desmoronamiento del bloque socialista, como el término de la guerra fría.

Dentro de un mundo donde dominan básicamente tres tipos de regímenes económicas: los llamados regímenes de costumbre o tradición, propios de muchas naciones en vías de desarrollo de países de África y Asia. Las economías de mercado o capitalismo, y las economías de planificación central o socialismo.

El mundo bipolar cambio de dimensión entre el bloque capitalista y el socialista ante la caída de la Unión Soviética, no obstante persisten con éxito naciones como China comunista y Cuba. El término de la guerra fría de alguna manera se suma al decaimiento del fordismo ante la crisis de la economía de la muerte que lideran los Estados Unidos junto a la OTAN.

El surgimiento del nuevo régimen post fordista con fuertes visos a la toyotización, necesariamente son el marco explicativo de la relocalización industrial, la tras nacionalización de las economías y los procesos de integración y cooperación internacional.

Las grandes contradicciones surgen dentro de una geografía que expresa regiones con distintos grados de desarrollo: el primer mundo de naciones con alto nivel de ingreso, el segundo mundo socialista y las naciones en vías de desarrollo o tercer mundo.

Así también están los grandes problemas mundiales como son la población, el hambre, la pobreza, la ecología, la fuerza cada día mayor de las empresas multinacionales, los estados nacionales y la crisis de la regulación estatal, entre otros más.

Las inercias de la estructura internacional en materia de la estagnación de las economías mundiales, la polarización del ingreso entre las naciones y la proliferación de la pobreza.

La trasnacionalización en México tiene expresiones diversas a nivel sectorial, en el caso del turismo implica que de forma significativa, los desarrollos turísticos en el territorio nacional, presentan una alta participación de IED. Por lo mismo, los canales e instituciones del tráfico turístico internacional, son controladas por firmas extranjeras en México, lo que supone que la captación, recepción y servicios destinados a los turistas son la parafernalia necesaria para que muchas divisas que ingresan al país queden cautivas de la infraestructura tras nacional, lo que finalmente implica que por diferentes vías salgan del territorio nacional. El grado de trasnacionalización es alto en el sector y es la principal causa de la fuga de divisas que ingresan a la nación.

La actual conformación social del país expresa vicisitudes políticas y económicas que solo se pueden explicar en su nexo entre los intereses económicos que motivan el protagonismo político, respecto a la re estructuración económica que no obstante obedece a una estructura económica internacional a la que se integra, también lleva sus matizaciones por los intereses de los grupos hegemónicos del país.

La transición política de la social democracia y a la democracia cristiana supone el abandono de una dictadura de estado a la una democracia aún muy cuestionada. La desincorporación de las fracciones que integran el estado corporativo por fórmulas tales como el “nuevo sindicalismo democrático”, parecen seguir las líneas de un régimen de regulación y acumulación donde hay una abierta “guerra contra el trabajo”.

La ultra derecha en el poder conlleva fuertes contradicciones al establecer una alianza cívica para su arribo al poder entre fuerzas a favor de la renovación de carácter pragmático, que presiona a favor de una reforma institucional en el país, conjunto a organizaciones de gran fuerza conservadora tal como es la Iglesia católica, de orden conservador. El ejercicio del poder viene a cuestionarse desde su legitimidad como por la manera en que opera ante las urgencias nacionales, a las que en muchos casos no concibe en su dimensión social, y responde a intereses de grupo.

Las carencias son muchas y existe un núcleo de población bastante significativo que carece de lo estricto, la inversión pública como privada es modesta para incidir de manera correctiva e incluso preventiva de los problemas que se presentan, la inclusión del ahorro foráneo en la vida económica del país en parte contribuye a resolverlos pero por otra parte, aparece como un nuevo protagonista en la vida cívica del país, e implica la gradual pérdida de soberanía nacional.

Concluyendo: la miopía teórica de los fundamentos del neoliberalismo para el caso de la geografía del subdesarrollo hacen pensar que más que resolver los problemas los reproducen y aumentan, favorablemente para las naciones que concibieron dichas teorizaciones (las naciones industriales) y desfavorablemente para aquellas en vías de desarrollo.

México se integra al esquema económico regional de las Américas bajo la tónica del Consenso de Washington, desde los años 80. Las políticas internas siguen las pautas de la tesis neoliberal y es ahora una de las economías latinoamericanas que presentan los mayores avances en su integración continental, y extra continental, así como una de las economías con más apertura y tras nacionalización.

Es muy cuestionable el nuevo esquema económico asumido puesto que las contradicciones internas se están violentando y la formación social mexicana presenta síntomas de conflicto. Las urgencias se hacen más imperantes y al parecer aún los grandes avances logrados en la implantación de un modelo de desarrollo hacia fuera no da en la dimensión necesaria las soluciones esperadas.

El grave rezago tecnológico del país se traduce en una fuerte dependencia tecnológica del extranjero, dominantemente de los Estados Unidos. La falta de competitividad de las exportaciones mexicanas, entre otros factores, hacen que los términos de intercambio sean desproporcionales lo que significa déficits perentorios en la cuenta corriente de la balanza de pagos, finalmente, la disminución de reservas llevan a la nación a un continuo deslizamiento de la paridad cambiaria ante el dólar, y el aumento del endeudamiento externo.

No obstante el carácter multilateralista y librecambista de las reformas institucionales en materia comercial, domina un unilateralismo y bilateralismo en el manejo del endeudamiento de las instituciones acreedoras internacionales tales como son el FMI, el BM y los bancos centrales de las naciones industrializadas. Conlleva entonces a que los problemas del subdesarrollo se traduzcan de conflictos en torno al financiamiento al desarrollo al financiamiento del financiamiento, donde los problemas de las naciones en vías de desarrollo pasan de ser de tipo estructural a financiero. Lo que pretendía resolver los problemas de una nación, ahora es el principal problema y obstáculo para su desarrollo.

Ante este cuadro, la vialidad a que las asimetrías existentes entre el centro y la periferia se aminoren, quedan distantes de una realidad en el mediano o largo plazo, la tendencia es que se amplíe el abismo entre el desarrollo y el subdesarrollo.

Se cuestiona entonces la estrategia que el orden económico internacional establece para resolver las cuatro grandes interrogantes de las economías nacionales: ¿Qué producir? ¿Cómo producir? ¿Cuánto producir? y ¿Para quién producir?

Se requiere un nuevo orden económico internacional que por un lado sea sostenido por sus propias fuerzas motoras y lógica inherente de reproducción, que resuelva las necesidades del Hombre actual, pero que a su vez sea sustentable en el manejo eficiente de los recursos bajo la óptica de que no se puede aspirar a crecer ilimitadamente ante recursos limitados, y que prevea las necesidades del hombre futuro. Las postulaciones son varias: por las economías de planificación central: el neomarxismo. Por las economías de mercado noratlánticas: el neoliberalismo. Y por algunas economías europeas: la tesis de la tercera vía.

México se sumo al orden neoliberal, pero hay posiciones distintas puesto que las necesidades apremiantes del país, y a 20 años de políticas neoliberales, los conflictos se enconan en expresiones sociales y políticas de mayor violencia. Es por ello que el modelo aparenta una obsolescencia prematura y prevalece la inquietud de procurar un nuevo orden que observe las urgencias nacionales más que los intereses sectorizados trasnacionales.

La búsqueda de mayor captación de divisas para la nación por distintas vías, en el caso del turismo internacional, en México sigue como estrategia la inclusión de fuertes montos de IED en desarrollos turísticos y otros servicios a este tipo de turismo. En este afán se crea un mecanismo por el cual vía honorarios, beneficios y deuda externa, las divisas captadas vuelven a salir del país.

La transición económica del país implica la confrontación de intereses conservadores con los innovadores, la conformación social mexicana presenta graves problemas que presionan por sus urgencias a una atención inmediata, para ello la inversión nacional no basta, pero por otra parte, los escasos recursos son distraídos por lo que se puede llamar la “elitización de la inversión pública” al canalizarse a intereses de grupo, comprados (vendidos) al capital, desatendiendo estas urgencias. Esto es evidente tanto en la social democracia como en la democracia cristiana, pero en un régimen de gobierno ultraderechista, la situación se extrema.

En el régimen actual hay un abierto abandono de las necesidades públicas de la población tanto por carencia de recursos como por la elitización de la inversión pública, a lo que se llama “ingobernabilidad”.

El estado mexicano desde la década de los 80 conseciona paulatinamente las instancias del gobierno a la iniciativa privada, el interés lucrativo de asimilar los servicios públicos por particulares, muchas veces es ajeno al interés social y público, esta desincorporación de las actividades del estado expresan una precarización de los servicios que requiere la población en materia de educación, salud, asistencia social, seguridad, entre otros servicios.

Prosperan desarrollos de inversión pública en correspondencia a intereses de la empresa, pero a cambio se abandona la atención de grandes núcleos de la población, que se subestiman y subordinan a intereses de la acumulación capitalista. Se tiene entonces un estado mexicano en subordinación de la empresa, nacional como extranjera.


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