El Estado como objeto económico
Jorge Isauro Rionda Ramírez

 

 

EL ESTADO EN LA ORGANIZACIÓN SOCIAL DEL TRABAJO Y LA PRODUCCIÓN

Si se parte de comprender al Estado como objeto económico, entonces se debe partir de los regímenes de producción que definen su papel económico.  Para ello se debe primero esclarecer en un periodo histórico, por decir el siglo XX e inicios del XXI, el carácter y las características de los tres regímenes económicos que para este periodo se identifican: el régimen de producción artesanal, el régimen de producción rígida y el régimen de producción flexible. Con la finalidad de vincular el carácter de lo institucional con el propio carácter del régimen productivo que regula, así como poder comprender cómo el Estado hace reformas institucionales en el grado que el régimen vigente de producción cambia y exige la adecuación de la norma a la innovación organizativa y tecnológica, como el alcance de la misma.

Por otra parte, el ciclo económico y especialmente los lapsos que comprenden las crisis sistémicas son un tema de especial interés que hace una demarcación entre la yuxtaposición de un viejo régimen con respecto a otro más nuevo, y la consecuente adaptación institucional del ESTADO en su papel económico.

De esto se deriva que las crisis son sistémicas en cuanto el rompimiento que puede existir entre los regímenes de producción y los respectivos de regulación, que son expresiones de regeneración. Pero las crisis que causa la contradicción que se de entre los sostenible relativo a lo sustentable, son crisis de ruptura, lo que lleva a gran violencia social y la caída del ESTADO.

El siglo XX abre en la economía occidental el ámbito de la producción organizada. El surgimiento de factorías cada vez con mayor sofisticamiento en cuanto la producción como en la dimensión de la mano de obra reclutada, implican la necesaria búsqueda de una organización más eficiente que realice productos más competitivos.

Se tiene el surgimiento de teóricos de la administración que  buscaron vías científicas para lograr la mejora en eficiencia de las plantas productivas. Estos encabezaron lo que ahora se le conoce como administración científica. Corriente que encabezó la escuela norteamericana, sin subestimar a la inglesa que desde la revolución industrial muestra una seria preocupación por la mejora de la producción con la creación inventiva de nuevas máquinas, telares, vapor, y otras invenciones que redituaron en un esquema de producción más competitivo y en un producto de mejor calidad. 

Las factorías de esta centuria crecieron con base a su eficiencia en los mercados de sus productos. De ser empresas pequeñas, propiamente microtalleres normalmente de carácter familiar, albergaron según crecían en el mercado de sus productos, más trabajadores para ir ampliando su escala productiva, en procesos donde dominaba la mano de obra como principal factor de la producción, esto es intensivos en trabajo.

Se tiene entonces que desde inicios del capitalismo mercantilista, los obrajes que crecieron a pequeños talleres de manufacturas, intensivos en capital y con una producción tan modesta que era de tipo local, y de pequeña escala, se trataba entonces de tomadores de precios en mercados donde la competencia mucho se acercaba ser pura y perfecta. Este esquema o régimen de producción es el llamado artesanal.

En mercados casi perfectos, la ética del Estado era necesariamente no intervencionista, dejar hacer y dejar pasar era el cliché del liberalismo económico que nace desde el siglo XVIII. El papel de Estado en el entorno económico es aquí llamado régimen de regulación.


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