Influencia del neoliberalismo en la dialéctica del campesinado

Irma Lorena Acosta Reveles

 

INTRODUCCIÓN

 

ENTRE LOS GRANDES PROBLEMAS NACIONALES aquellos que conciernen al medio rural, dada su diversidad y magnitud, ocupan sin lugar a dudas un lugar destacado. Las contradicciones que caracterizan al campo mexicano se han exacerbado en los últimos años, teniendo como una de sus más palpables evidencias la polarización en la estructura agraria y agrícola, donde prevalece un número creciente de unidades productivas en condiciones de subsistencia e infrasubsistencia, sometidas a un acelerado deterioro. Los datos que se reportan oficialmente no han podido ocultar las dimensiones de este fenómeno, ni su impacto en los más variados ámbitos de la vida nacional.

Dada la complejidad de los problemas, consideramos que para comprender la naturaleza de la crisis del campo mexicano es imprescindible reparar en la diversidad y particularidades de los agentes económicos que lo conforman. En este trabajo nuestro interés se sitúa en los productores de tipo campesino en México, en el lapso que va desde l982 y hasta el año 2000; nos interesa conocer y explicar cuáles han sido los efectos del proyecto económico que privilegia el sector exportador sobre estas explotaciones, caracterizadas por su particular forma de organización del trabajo.

Así, el objetivo central de este estudio consiste en acercarnos científicamente, a nivel teórico, y en el contexto histórico que nos interesa, el ser y acontecer del campesinado. Optamos por efectuar el análisis a la luz de los instrumentos conceptuales que ofrece la Economía Política en su vertiente marxista, apoyados de las aportaciones que en materia del subdesarrollo de la relación de capital, se han realizado en la Maestría de Ciencia Política de la Universidad Autónoma de Zacatecas.

En el contexto teórico que sirve de base a este análisis, el campesinado constituye uno de los estratos de la sobrepoblación ampliada, inherente a la forma en que se organiza la relación de capital en el subdesarrollo.

El eje de nuestra investigación lo constituyen las siguientes afirmaciones:

1. La unidad productiva de tipo campesino en México, tiende a acelerar su proceso de descomposición desde principios de los años ochentas en virtud del tránsito de la forma de crecimiento relativo a la forma de crecimiento absoluto; ésta última inducida desde el centro del sistema capitalista y acogida por los Estados Naciones de las regiones donde la relación de capital se presenta en su modalidad subdesarrollada.

2. La propensión al agotamiento de estas entidades está determinada por la naturaleza misma de los vínculos que se tienden con el capital en el subdesarrollo, por lo que el deterioro de sus condiciones productivas no puede ser explicado exclusivamente como el resultado de la política económica de los últimos sexenios, aunque sí encuentra en ésta una serie de factores que exacerban sus contradicciones y aceleran su proceso de descomposición.

3. Si bien la forma en que se organiza el trabajo al interior de la pequeña explotación rural campesina no se rige por vínculos salariales, esta entidad convive cotidianamente con el mercado capitalista, y es en esta dinámica que tiende a llegar a los límites de su reproducción: va agotándose la base material que le da sustento, y se ve obligada a recurrir de forma masiva a alternativas ajenas a la explotación de su predio, con tal que le sea posible –aun en el corto plazo- alimentar artificialmente un proceso productivo que si se aprecia con criterios de rentabilidad microeconómica carece de sentido.

A nivel abstracto, su acelerado desgaste se explica porque en la forma de crecimiento absoluto –vigente- el objetivo esencial de la unidad productiva de tipo campesino, que es la reproducción de sus condiciones materiales y sociales de producción, se opone de manera franca, como no ocurrió en otras fases de su trayectoria, a la ley general de acumulación del capital. Este último se impone, y en su recomposición tiende a abrirse camino, si es preciso, a costa de las formas sociales subordinadas. Terminar con las restricciones a la concentración y apropiación privada de la riqueza social y propiciar la libre circulación de los factores de la producción en aras de revitalizar el proceso de acumulación capitalista, significa para la economía campesina el despojo del medio de producción que le da sustento si es que la tierra resulta atractiva para invertir o para especular; desentenderse de los marginados del campo para solventar la instalación de capitales bajo el argumento de eliminar las distorsiones mercantiles que otrora favorecieron a los productores ineficientes, y presionar hacia la expulsión temporal o definitiva de los productores directos de su lugar de origen, desplazándolos a otros estratos de la sobrepoblación ampliada.

En México, la reorientación de la forma de crecimiento impulsada desde los primeros años de la década de los ochentas, a partir de un conjunto de políticas de ajuste estructural y estabilización económica, han contado entre sus mecanismos con una estricta disciplina del presupuesto público que sumada a una serie de instrumentos pro-liberales, ha tenido para el agro el efecto dual de:

a) Provocar, sin necesidad de reparto agrario, un proceso de campesinización, en la medida en que los pequeños productores de tipo capitalista pero ineficaces, propenden a ser marginados de un mercado en el que ya no son capaces de competir, y

b) acelerar el proceso de descomposición del campesinado, como resultado de someter a los pequeños productores rurales a una dinámica productiva y mercantil que no pueden enfrentar sin el apoyo estatal, tanto por la naturaleza de su producción como por las condiciones objetivas que la sustentan.

Puesto que la finalidad de estas unidades productivas y su organización del trabajo es cualitativamente diferente a la de las explotaciones rurales de la esfera capitalista, se empeñan en preservar -a partir de diferentes mecanismos y estrategias de reproducción- su nivel de consumo familiar y productivo en un entorno de precios de mercado que no les permite acumular, ni al menos reproducirse en condiciones constantes, y por el contrario los medios de producción, soporte material de su actividad principal, se erosionan gradualmente y tienden a contraerse, lo que no se resuelve en lo general acudiendo a actividades económicas alternativas, complementarias de su ingreso.

En este sentido, conforme avanza en su ejecución la política económica vigente se pone en evidencia que no serán las fuerzas del mercado las que incorporen al sistema a los campesinos y que en contrapartida, el clima socioeconómico y jurídico prevaleciente sí los está orillando a tomar decisiones drásticas respecto a su actividad principal y su patrimonio.

El método de exposición nos lleva de un nivel abstracto al plano histórico, para situarnos en el ámbito nacional en un recuento cronológico. El desarrollo de la temática en apartados siguientes guarda correspondencia con cada uno de los objetivos específicos de nuestra investigación:

El primer capítulo tiene el propósito de proponer un referente teórico para el análisis de la entidad campesina en el subdesarrollo capitalista, para lo cual buscamos sucesivamente reconocer su carácter marginal respecto a la forma social dominante –el capitalismo subdesarrollado-; definir el movimiento esencial de la economía campesina para sí y en su articulación íntima con su entorno, y delinear los atributos de su modo de producir y reproducirse.

En el capítulo segundo hemos recorreremos los diferentes momentos por los que esta forma social transita en su proceso de descomposición, haciendo hincapié por un lado, en la ausencia de funcionalidad económica que en lo general caracteriza a esta particular forma de organización del trabajo, y en contrapartida aludiendo a su funcionalidad política, buscando una primera aproximación a las especificidades que este proceso asume en la historia reciente de México.

En el último capítulo, a partir de una revisión de las líneas específicas de política agropecuaria en los últimos tres sexenios, buscamos conocer de cerca cuáles han sido las transformaciones a que han sido sometidas las pequeñas explotaciones agrícolas no capitalistas en el plano nacional

Para concluir formulamos una serie de reflexiones generales.

Acerca de la metodología que rige este trabajo, para el aspecto empírico nos inclinamos por la recolección, codificación y análisis de los datos que consideramos nos dan cuenta del factor material y del proceso que nos interesa en su dimensión estructural, convencidos de que más allá de los altibajos que suelen observarse en los fenómenos sociales, las tendencias terminan por imponerse como síntesis de la dinámica e interdependencia de las fuerzas sociales regidas en gran medida por el factor material. Sabemos que los indicadores a los que recurrimos no se ajustan cabalmente a las necesidades de nuestro marco teórico, pero confiamos en que aun así es posible, a través del factor estadístico, aproximarnos a las relaciones sociales objetivas.

Esta concepción ha sido también la que nos mueve reconocer al campesinado en su interacción cotidiana con las relaciones sociales dominantes; procesos que a su vez sólo pueden ser explicados como parte de un sistema económico, político y social más amplio; y aunque en este estudio hacemos abstracción de otras dimensiones de lo social, no desconocemos sus determinaciones, puesto que el dominio de la economía como ciencia sólo puede estar constituido por la sociedad toda, como organismo vivo, cuyo enfoque se sitúa en este caso en el ámbito de las relaciones de producción.


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