URUGUAY
UN DESTINO INCIERTO
Jorge Otero Menéndez
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Más Pobres, Pero Dependientes
Allí están los diversos planes brasileños y la experiencia argentina apoyada en el rápido remate de bienes públicos - acumulados durante décadas - y en el excedente comercial de su balanza con Brasil, que ahora muy probablemente se reducirá debido al nuevo tipo de cambio brasileño y pese a la buena voluntad manifestada por el gobierno actual de Brasil.
Es posible ver, asimismo, las vicisitudes del socio norteño que no termina de superar, ¿qué decimos?, no deja de ser predominantemente correa de trasmisión de los intereses particulares de su estado hegemónico que es San Pablo, cuya modernización pretende que la pague el resto del mercado de su país y los socios del Tratado de Asunción al alto costo de su ineficiencia relativa. Por algo no han sido los capitales inversores foráneos - cuya presencia por escasamente relevante para el modelo implementado ha sido considerada de "maquillaje" (dos Santos, 1998) - quienes precipitaron la varias veces anunciada crisis, sino los paulistas conjuntamente con los especulativos extranjeros.
Algunos datos pueden darnos una idea de ese tobogán en subida llamado Plan Real, antes los Cruzado, con sus diferencias, claro.
En 1992 el superávit de la balanza comercial brasileña llegó a 15.6 millones de dls. Cinco años después el resultado se revertió y el déficit fue de 8.9 millones de dls. Y en tres años la deuda pública pasó de 62 mil millones de dls. a 316.7 mil millones de dls. En 1994 las cuentas públicas mostraban un superávit del 4.2% del PIB y a mediados del año 1998, luego incluso de ajustarse para beneficio del gobierno el modo calcularse, se logró alcanzar un 8% de déficit. En 1999 la inflación mayorista creció en 45 días un 454%. Todo ello sin perjuicio de recordar las pérdidas de reservas.
El oficialismo brasileño, que tiene ya varias décadas de ejercicio del poder, ha conocido múltiples planes de estabilización sólo destinados al fracaso del conjunto nacional, ahora del ampliado: el Mercosur. Lo que siempre se evita discutir públicamente es el cuándo será la próxima crisis. El porqué, no es necesario.
No negamos que en el corto plazo se han beneficiado algunos nichos de producción, pero en el mediano tiempo existe un perjuicio notorio para el país en su conjunto con daños que resultaran muchas veces irreversibles.
Por otra parte, es de hacer notar que el resultado en todos nuestros países ha sido el mismo: aumento de la pobreza, concentración de la renta, aliento a la especulación, quiebre del espíritu productivo y aumento sin precedentes de los niveles de endeudamiento. Todo hecho en nombre de políticas denominadas responsables, de descalificación de orientaciones alternativas y de elección de indicadores que logran confundir los hechos y que no hablan sino de cosas mayoritariamente inconstatables cuando no irrelevantes para la realidad cotidiana concreta.
Un modelo, el seguido, que denominamos de "montaña rusa" - en que las costosas subidas no son nada más que el prólogo de caídas vertiginosas - en la que los cajero son casi siempre los mismo: el mundo de la especulación y el de los grandes grupos de presión, a los cuales le resulta indiferente lo que le ocurra a los pasajeros vulgares y corrientes.
Se pasaba por alto, nada menos, que difícilmente concretarán los participantes del proceso invocado una integración horizontal sin una paralela integración vertical[i]. ¿Qué significado tendrá para ellos los Fondos de Cohesión europeos?
Como se olvidó que figuran entre las condiciones esenciales de caminos de integración exitosos, la previsibilidad de las políticas públicas de las partes involucradas en dicho proceso integrador y la ampliación de sus elites[ii]. Se ha hecho lo contrario.
Es difícil de creer, se coincidirá, que si la teoría de la integración, la historia comparada, la experiencia propia y el sentido común contradicen la existencia del Mercosur – como éste ha sido concebido, me refiero -, sea la idea que lo creó la que en definitiva tenga razón. E insisten en ello. Más aún: piden su perfeccionamiento. Antes estaban persuadidos. En la actualidad, además, aparecen como convencidos. Se convirtieron por la vía de la insistencia en el error, en Involuntarios contradictorios de aquella observación acuñada por un autor del siglo XVIII escasamente conocido, Boscoe Pertwee, que Umberto Eco quería convertir en su emblema: “Hace tiempo estaba indeciso, pero ahora ya no estoy tan seguro”.
[i] Ver Karl W. Deutsch y R.W. Van Wagenen (y el equipo de estudio que dirigieron del cual fueron parte, entre otros, por S.A. Burrell, R.A. Kann. M. Lee jr,) Integración y Formación de Comunidades políticas. Intal 1966.
[ii] A los efectos de observar con mayor profundidad las condiciones de procesos de integración es particularmente indicada la obra citada arriba. Si bien el trabajo fue concluido en 1957, es decir, con anterioridad al Tratado de Roma, estos estudiosos alcanzan conclusiones todas ellas aprovechables para el tema en cuestión.
