preocupaciones de Lavalleja
BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

 

URUGUAY UN DESTINO INCIERTO


Jorge Otero Menéndez

 

 

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Mucho Antes de Todo Esto

Con anterioridad de más de un siglo, Lavalleja (1784-1853) – que nunca llegó a ser, ni tampoco se lo debe haber propuesto, un solvente hombre de pensamiento – manifestaba preocupaciones disímiles con respecto a la Argentina, pero análogas en lo que refiere al Brasil, llevado, tal vez, por una cuidada resignación surgida de victoriosas frustraciones.

Escribe al respecto nuestro declarado Libertador por el último gobierno de facto: ”Comprendo que la Banda Oriental podría mantenerse, por sí sola, como un estado libre; pero, mi amigo, no puedo concebir por qué la república (se refiere a las Provincias Unidas)  se esfuerza por separar de su liga una provincia que puede considerarse la más importante de todas. (El subrayado es nuestro, el azoramiento o el eventual lamento es de él) Sea como fuere – agrega - , si la paz es obtenida por ese medio y los tratados no son perjudiciales a esta provincia sino que, por el contrario, le asignan un digno lugar, soy de la opinión que la independencia será una ventaja para nosotros. Lo que deseo es que el emperador del Brasil nos dé una garantía de que no nos declarará la guerra, por cualquier fútil pretexto, obligándonos a luchar solos”. Muy correcta previsión si se toma en cuenta el propio juramento de Pedro I ante su Parlamento de no permitir nuestra independencia, formulado no tanto tiempo atrás.

A poco Lavalleja debería quedar tranquilo si tomamos en cuenta los intereses de su amigo y financiador Pedro Trápani (1783-1837), socio de ingleses en la industria saladeril y, en particular, allegado, por el mismo motivo a lord Ponsomby (1771-1855).

Recordemos que Brasil no sólo era importante deudor del Reino Unido sino que su mercado representaba el tercero en importancia para las exportaciones británicas. Aun cuando el propio Ponsomby no es considerado “el más talentoso diplomático inglés que actuó en el Río de la Plata”.

Pensaba, tal vez, el historiador que formuló la observación[i] en el elogiado por lord Byron, el sexto vizconde de Strangford, Percy Clinton Sydney Smythe (1780-1855), quien fue designado Par del Reino Unido como baron Penshurst, habiendo sido embajador en Lisboa (donde además tradujo las poesías de Camoes), Río, Estocolmo y San Petesburgo entre otros destinos.

Lavalleja no podía ignorar lo que pensaba ese jefe de Misión británico.

Fue Strangford quien escribió en 1812: “El Capitán Heywood me informa (respecto a los porteños) que su ignorancia y orgullo son insoportables, y les conduce a cometer diariamente cosas absurdas. En prueba de este aserto, basta mencionar que Paso, el actual jefe de Gobierno, ha manifestado con frecuencia al Capitán Heywood y a otros ‘que Gran Bretaña no podría proseguir la guerra en la Península si se viera privada de las ventajas derivadas del comercio con Buenos Ayres, que ha sido permitido en forma tan liberal por el Gobierno de esta ciudad’. Y V.E. notará en la carta de la Junta indicios evidentes de la creencia abrigada por ese cuerpo de que el comercio con Buenos Ayres es considerado por Gran Bretaña como de la mayor importancia”.[ii]

Como tampoco Strangford dejó de anotar a su ministro, un mes y medio antes de lo anteriormente citado ny que consignamos en la introducción a éste trabajo: "Ha ocurrido últimamente otro de estos cambios repentinos y completos que tan a menudo han acaecido en la forma de gobierno en Buenos Ayres, y en un solo día fueron depuestos todos los miembros de la Junta. Se me asegura que se experimentan, en general, en Buenos Ayres los inconvenientes de un régimen tan precario y poco apropiado para inspirar confianza....”[iii],

¿Cómo es posible que nosotros no hayamos advertido algo que fuera, por lo menos, ligeramente análogo a lo señalado por el diplomático británico hace casi doscientos años? De haberlo hecho habríamos percibido que es imposible construir un buscado y posteriormente elogiado condicionamiento de nuestro desarrollo económico, con un socio de estas características.

[i] Tulio Halperín Donghi, en Brasil- Argentina: A Visão do Outro. FUNAG. Brasilia. 2000. 

[ii] Carta de Strangford a Castlereagh, Río de Janeiro, diciembre 24 de 1812. Britain and the independence of Latin America, 1812-1830; select documents from the Foreign Office Archives. Edited by C. K. Webster. Instituto Ibero-Americano de Gran Bretaña. 1938. 

[iii] Op. Cit. Carta de fecha 10 de noviembre de 1812.

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