En Medio de los Alfonsos, se Hizo Portugal
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URUGUAY UN DESTINO INCIERTO


Jorge Otero Menéndez

 

 

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En Medio de los Alfonsos, se Hizo Portugal

Alfonso Henriques se llamaba, como ya consignamos, este muchacho de apenas veintiún años, con mucha iniciativa y escasos escrúpulos, cosa que lo hacía un hombre a la altura, por lo pronto, de aquellos y estos tiempos

Luego de vencer a moros y cristiano-castellanos, fue proclamado rey (en realidad lo demandó) por los caballeros portucalenses que ansiaban participar en los beneficios de los enfrentamientos que se daban en los reinos de la península.

No es lo mismo hacerlo como vasallos de un condado que elegidos súbditos de un nuevo reino. Y conquistan incluso Lisboa.

Para ello, Alfonso Henriques debió derrotar las fuerzas gallegas que respondían a su madre, Teresa, y al conde Pedro Froilán de Travas. Lo hizo en la batalla de San Mamede ocurrida en 1128 y gracias a que estaba advertido de la estrategia de la ayuda que sus enemigos recibían de Santiago El Mayor, declaró el día anterior al del enfrentamiento que se le había aparecido el propio Cristo Crucificado. La idea, tal vez, le fue suministrada por su mujer, Mafalda. Pero no por eso la desechó. Afortunadamente para él.

Este triunfo se considera el inicio del reino independiente de Portugal, aunque el reconocimiento formal sea posterior. Como sucede muy seguido en la historia, las formas van detrás de los hechos; en ocasiones atropellando los unos a las otras. Un problema en la decoración sistémica, como quien dice. Lo cierto es que el reinado de Alfonso Henriques es el más largo de la monarquía portuguesa.

Los caballeros portucalenses entonces vencieron a los gallegos y no hubo participación alguna de ningún plebeyo. Así correspondía en esos años de la Edad Media,. La democratización de los ejércitos – la apertura política en dicho sector si se expresa en términos actuales - empezó por la necesidad de tener a la gente común como carne de cañón de los conflictos, y no a los nobles. Es decir, cuando estos últimos se apegaron más a sus intereses que a la defensa directa de los mismos. Posición que permaneció incambiada hasta nuestros días. El origen estuvo, sin embargo, en la Antigüedad. Luego, como muchas otras cosas, fue olvidada la experiencia[i].

Muchos remontan a aquellos tiempos inaugurales las precauciones lusitanas[ii] contra los castellanos. Sea correcta o no esa versión, lo cierto es que hasta hace no mucho los riograndenses nos llamaban a nosotros “castellanos”. Cosas de la tradición oral, asociadas al hablar de los cercanos, reconocidos, por ello, como diferentes. 

No se crea que Alfonso Henriques (casi todos los reyes cristianos de la región se llamaban Alfonso, pero ninguno también Henriques, que llevó este último nombre por su padre y el primero por su abuelo) limitó su accionar a los aspectos legales o a la suerte de las armas de su forzada herencia, en ese 1139, para hacer del lugar un reino de este mundo - aunque siempre con la infaltable ayuda divina que era la única legitimidad invocable entonces. De ningún modo. Para afianzar los lazos de unión entre sus súbditos se montó en la reforma gregoriana aceptada por su padre, el cual lo hizo para congraciarse aún más con Alfonso VI, su suegro, y dio mayor destaque aún a las diócesis de su dominio, convertidas en sedes metropolitanas. Pontificias, claro. Repárese en esta circunstancia porque varios siglos después recibirá Brasil la gracia de ser sede del primer cardenal sudamericano.

Y es con Alfonso Henriques que el sacerdote inglés Gilberto, quien lo había acompañado en la conquista de Lisboa, primera etapa en la frustrada cruzada a los Santos Lugares, es el primer obispo de la futura capital portuguesa.

Las disposiciones referidas fueron importantes en el desarrollo del reino portugués. Mientras España se desvivió por servir mejor al Dios cristiano que la propia Roma, a Lisboa le bastaba con hacerlo del mismo modo que la Iglesia y, en ocasiones, con hasta algo más de prudencia. Lo cual no resultaba difícil dadas las características de algunos de los vicarios de Cristo.

Por lo pronto se declara en 1143, por su cuenta y con la esperanza de compartir el riesgo, vasallo exclusivamente del papa cuando Inocencio II (1130-1143) era el obispo de Roma. Unos años antes (en 1137) le había jurado obediencia a Alfonso VII, luego que éste lo derrotara. Circunstancia que todos advirtieron se trataba de una simple jugada para despegarse de su primo con alquilada legitimidad. Debió por ello organizar diversos enfrentamientos con los moros y vencerlos. Logra así cierta credibilidad en ofrecido vasallaje que se convirtió en una especie de “leasing” con Roma. Esa situación finalizó en 1179 cuando es reconocido rey por el papa Alejandro III.

[i]Cuando la independencia de América los regimientos de Pardos y Morenos, fueron un ejemplo. De los negros e indios que ayudaron a San Martín en Rancagua y tantas veces a Bolívar, ni hablamos. En los EE.UU sin duda fue peor. Desde el comienzo estaban los negros junto a “los Padres Fundadores” y debieron sufrir, siglos después, el asesinato de Martin Luther King para que les reconocieran algunos derechos civiles.... Y en Vietnam los ejércitos de los EE.UU. estaban integradas por negros y latinoamericanos en las vanguardias de los frentes diurnos de batalla y formaban la retención de los habituales enfrentamientos nocturnos  

[ii] Se les denomina así por originarse en el lugar que la Roma Imperial llamó Lusitania, casi en el comienzo de nuestra Era.

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