Casi Cuatro Después, el Antes
BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

 

URUGUAY UN DESTINO INCIERTO


Jorge Otero Menéndez

 

 

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Casi Cuatro Después, el Antes

Al respecto, ya culminado su mandato presidencial, expone ante el país, el 8 de diciembre de 1872, las razones que inspiraron su gestión: “Mi primer acto fue comprometerme a gobernar con mi partido, y no podía hacer otra cosa en aquellos momentos ya que así se había practicado casi siempre por las dos facciones que en la República se disputan el poder, y máxime cuando acababa de frustrarse una revolución sangrienta, fatal para ambos lados, que habían escoltado el rencor y las pasiones políticas. Mas formé el propósito de gobernar con equidad y justicia para todos, y tengo la conciencia de no haber agraviado el derecho en nadie...”[1]  

El general Lorenzo Batlle había construido una densa biografía en la que el espacio del talento parecía, en ocasiones, casi completamente invadido por la constancia, la disciplina y la buena fe. Una vida es, de atenernos a Dilthey[2] - el filósofo alemán que hiciera una definición de la misma contemporáneamente a éste gobierno y desde su razón histórica - una “misteriosa trama de azar, destino y carácter”. Ortega[3], tiempo después y por camino paralelo (la razón vital) señalaba al respecto:” Podemos reducir los componentes de toda vida humana a tres grandes factores: vocación, circunstancia y azar”[i].

En el caso de Lorenzo Batlle podemos decir, en lo que a hace al menos a su gestión presidencial, que ninguno de los elementos consignados le fue favorable. 

Cuando es asesinado el general Venancio Flores un período de progreso venía desarrollándose.

 Durante el lapso 1865-1868 se aprobaron los Códigos de Comercio y Civil, la primera Ley de Bancos y el estudio de nuestra conexión telegráfica con Río de Janeiro acompañando el proyecto de cable submarino entre esa ciudad y el viejo Continente. Se reestructuró el Poder Judicial creándose el Superior Tribunal de Justicia. Se concedió la explotación de la primera línea de ferrocarril y la primera de tranvía, comenzó el alambrado de los campos y fueron reempedradas las calles de Montevideo. Recibió un fuerte impulso al alumbrado público a gas, cuyo uso había sido prácticamente abandonado años antes pero sus dueños lo revitalizaron montando una nueva usina de quema de carbón, que ubicaron en las afueras de la ciudad, como les había sido intimado[ii] a hacer. Se estimuló la utilización de las playas de Montevideo (que hasta ese momento no eran aprovechadas con fines de placer, por la ausencia de comodidades para los bañistas). Se instaló el telégrafo con Buenos Aires, se concretó el primer edificio de Correos, el de la Bolsa de Comercio, se dispuso la estatua a la paz[4] de la plaza de Cagancha y tuvo un sensible estímulo la construcción edilicia. Fue aceptado el plan diseñado por Enrique Fynn para la extracción de agua potable del Río Santa Lucía para abastecimiento de Montevideo, con el fin de superar la continua falta de la misma que sufría la población de la ciudad.

Tales eran las necesidades en esta última materia que, consultado el general José Garibaldi respecto a cómo debería ser el monumento que conmemorara la batalla de San Antonio[iii] en la que éste obtuviera la victoria, señaló: con una fuente de agua[iv] instalada en la plaza Matriz, para bien de sus habitantes[v]. Estos, por esa fecha, gozaban de una próspera tranquilidad. El único inconveniente que se presentaba en el horizonte era la expansión económica del sector de los fuertes comerciantes, los cuales volverían a confundir sus intereses particulares con el de todos. Lo cual lo pagaría caro el país. Es la primera piedra que trata de evitar pero no tiene más remedio que enfrentar sin poder vencerla, el general Lorenzo Batlle.

[1] El Día. 14 de octubre de 1979. Fascículo I. 

[2] Guillermo Dilthey (1833-1911). Obras Completas. 

[3] José Ortega y Gasset (1883-1955). Velázquez. Revista de Occidente. Colección El Arquero. 1959 

[4] Refiere la estatua a la paz acordada en el Tratado del 20 de febrero de 1865 en la Villa de la Unión.  

[i] Al respecto de lo dicho a este respecto, conviene tener presente la recomendación a su hijo de la descendiente de un famoso médico y profesor que dedicó su vida a la atención gratuita de los pobres de Montevideo – fundamentalmente cuando la epidemia de fiebre amarilla - sin recibir nunca ninguna ayuda del sector público (eran los tiempos del abominable Gabriel Pereira) y cuando el encumbramiento de Varela, Latorre y posteriormente la del galeno Francisco Vidal (como se sabe, la especialidad de éste, además de su servilismo ante las dictaduras, fue la de huir de la ciudad cada vez que se presentaba una enfermedad contagiosa)

“Suerte te dé Dios, hijo, que el saber, aquí, poco vale”, expresaba la citada señora, confirmando con su observación, sin saberlo, el dicho de Mark Twain: “Todo lo que cualquiera necesita en esta vida es ignorancia y confianza, y entonces tiene el éxito asegurado”. 

[ii] El barón de Mauá pasa luego a explotar el servicio, extendiéndolos a lo que hoy son barrios de Montevideo. 

[iii] El 8 de febrero de 1846, en las inmediaciones del arroyo San Antonio, departamento de Salto, el coronel José Garibaldi (1807-1882) al frente de la Legión Italiana, derrota una fuerza enemiga muy superior en número. Por esta batalla, Garibaldi es ascendido a general. Posteriormente es designado jefe de todas las fuerzas del llamado Gobierno de la Defensa. Los méritos para dicha designación se apoyaban en su desempeño en las batallas de Tres Cruces, Cerro, Pantanoso, en las toma de Colonia, Martín García, Gualeguaychú y Salto, y la exitosa defensa de la isla de las Ratas de los ataques de la escuadra rosista del vocacional suicida almirante Brown. Desde entonces la isla pasó a llamarse Libertad.

La famosa Legión Italiana de Montevideo – integrada por hombres de diversa nacionalidad – tenía una bandera de fondo negro que significaba el luto por la situación que vivía Italia y un volcán de color rosado en erupción – representada ésta por unos filetes rojos que salían de la boca de aquél – lo que simbolizaba el espíritu y la resolución italiana contra el estado de cosas en la Península. El uniforme de los legionarios se distinguía por camisas rojas. Originalmente las mismas fueron confeccionadas con diversas partidas de telas para trajes de trabajadores de los saladeros. De ahí que el color haya variado entre el rojo carmesí, el magenta y el colorado.

En la residencia en Montevideo del “héroe de los dos mundos” se encuentra actualmente la Casa de garibaldi. En ella se ha logrado un imposible: una insuperablemente pésima ubicación de objetos, errores en los materiales expuestos y ninguna clara referencia histórica del personaje que parecería querer ser recordado. 

[iv] El deseo se concretó en la fuente construida por Juan Ferrari (1836-1918), escultor italiano. La plaza no se denominó nunca oficialmente como Matriz. Su primer nombre fue Plaza Mayor y posteriormente Plaza Constitución, en reconocimiento a la Constitución española de 1812. La fuente se inauguró el 18 de julio de 1871, conjuntamente con el servicio de agua potable, por el presidente Lorenzo Batlle. 

[v] El reconocimiento a Garibaldi se manifestó, entre otros homenajes, en la denominación de diversas vías de tránsito, algunas de las cuales vieron luego rectificados su nombre, como Guayaquí en Pocitos, llamada antes José Garibaldi. Eran los vecinos que en diversos pueblos y ciudades manifestaban espontáneamente su admiración y agradecimiento al jefe de la Legión Italiana.

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