ECONOMÍA DE LA EMPRESA: ideas clave
Jorge Isauro Rionda Ramírez
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SESIÓN 10: Fundamento económico de las contribuciones
La temática relativa al papel económico del Estado, así como el
tema del Estado como objeto económico resulta de vital
importancia para los administradores del sector público.
Existen 4 grandes corrientes científicas que abordan al Estado
en cuanto sus funciones:
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De una a otra corriente lo interesante es que
grado de intervención estatal. Al parecer durante la historia
económica especialmente a partir del siglo XVIII, las posturas
ideológicas respecto al papel del Estado en la economía varían
con base al tipo de régimen de producción imperante en el
momento.
De la revolución industrial a fines del siglo XIX, el régimen de
producción era dominantemente artesanal, donde los mercados de
tipo local eran altamente concurridos y las empresas tan
pequeñas que tomaban el precio del mercado. Durante este tiempo
donde la competencia se asemejaba en mucho a la pura y perfecta,
los precios eran producto del mercado que no podían controlar
los empresarios, ni las empresas tienen una dimensión como para
poder controlar sus mercados.
Por lo mismo, el liberalismo bajo el eslogan laissez faire,
laissez passer, indicaban una nula participación y regulación
del Estado en las empresas como en el mercado.
En cambio, conforme el capitalismo transita de su fase mercantil
a industrial y se formulan los monopolios, esta ética de
administración pública se vuelve obsoleta. Los monopolios
controlan sus precios y sus mercados, por lo que el desabasto es
presente y considerable en los mercados, y con ello, se tiene un
crecimiento de la pobreza no por causas laborales, sino por la
redistribución regresiva del ingreso social a efecto del aumento
de los precios: quienes pagan los precios transfieren sus
ingresos a quienes los cobran y que además los inflan.
Por ello, el surgimiento de una nueva fórmula de organización
privada del trabajo y la producción conocida como fordismo o
modernismo a inicios del siglo XX, es causa de que el Estado
cambie en cuanto objeto económico como de su papel.
Durante el keynesianismo la proliferación de monopolios en todos
los ámbitos económicos supone y justifica una mayor
participación y regulación del Estado. Trata de transferir
recursos de los segmentos de la población con mayor ingreso a
aquellos estratos más humildes, compensando la desigualdad
social y tratando de contrarrestar la redistribución regresiva
del ingreso nacional.
Las cargas tributarias aumentan especialmente para la clase
burguesa, y las regulaciones se vuelven mucho más privativas y
estrictas. Los subsidios y subvenciones al trabajo son una de
las principales herramientas del gobierno para garantizar abasto
y bienestar social.
El Estado del bienestar es un Estado benefactor en todos los
sentidos. Sostienen Hayek que el Estado moderno acompaña desde
su nacimiento hasta su muerte a las personas. El sector público
cada vez es más representativo.
En el caso del marxismo, los regímenes socialistas, también
llamados de planificación central ven la contradicción entre el
capital y el trabajo inconciliable. Es tan caótico el
capitalismo que pugnan por una intervención de tipo totalitaria
por parte del Estado en la economía. Surge entonces la dictadura
del proletariado donde se nulifica la iniciativa privada por el
interés colectivo y se impone en razón de la justicia social un
régimen dictatorial: el sistema no es perfecto más sin embargo
si lo es perfectible.
Según maduran y se vuelven más fuertes los monopolios
trascienden de lo nacional a lo trasnacional, y en un momento
llegan a influir a los Estados nacionales en sus programas
económicos, que en la fase posmoderna adquieren la capacidad no
de influir sino incluso de enajenarse al Estado mismo.
El Estado del pueblo, por el pueblo y para el pueblo ahora lo es
del pueblo, por que se sustenta en sus impuestos pero ahora
sirve para la burguesía y hace por la burguesía.
La burguesía en el control no solo de sus mercados sino del
propio Estado, ahora se sirve de él para sus intereses. El
Estado enajenado por la burguesía ahora repliega sus fuerzas
reguladoras y compensadoras de la desigualdad social y deja de
intervenir en los mercados y en las empresas. Es entonces que
nace la ética neoliberal donde se sugiere un Estado mínimo.
El Estado inicia su desmantelamiento a través de las
privatizaciones que son adquiridas por las cúspides burguesas.
El federalismo de hecho, más que la búsqueda de fortalecer las
autonomías locales, más bien responde al propio desmantelamiento
del Estado.
Esta es la fase actual del capitalismo, basada en el régimen de
producción flexible propiamente llamado posfordista o
posmoderna. Los Estados a nivel mundial son adquiridos
paulatinamente por medios bursátiles globalizados por la
burguesía internacional.
En esta estructura de gobierno el federalismo fiscal consiste no
solo en la capacidad de captación como de ejecución del gasto
público que los distintos niveles de gobierno tienen, sino en la
adecuación de la administración pública en todo nivel a las
realidades y necesidades más locales, para que finalmente sea
más eficiente la logística del Estado a las empresas y al
capital de mantera territorial y aterrizada.
Las personas físicas y morales contribuyen a los ingresos del
gobierno con sus pagos de impuestos por lo que perciben, lo que
gastan, lo que tienen y su consumo de servicios, así como otros
tales como permisos, concesiones, aprovechamientos y multas.
La burguesía desmantela al Estado y le confiere al orden
institucional aquellas características acordes a sus intereses
en cuanto a la reproducción capitalista. Por otra parte el
Estado se vuelve como monopolio de la violencia, en el garrote a
los trabajadores.
La recaudación fiscal deja de ser progresiva para pasar a ser
regresiva y de hecho, los impuestos a las empresas, por la
inelasticidad de las ofertas de los monopolios, se cargan hacia
delante, esto es, acaban por ser pagados por los consumidores
vía precios. Los subsidios y subvenciones se reorientan de
atender al trabajo para ahora fortalecer el capital.
Los impuestos sobre ingresos y propiedades poco a poco van
disminuyendo como principal fuente de ingresos fiscales, y
paulatinamente son los impuestos al consumo y los servicios los
que más aportan al erario público.
El nuevo federalismo sustenta por características las
siguientes:
Se fortalece la capacidad de gestión de los niveles de gobierno.
Se les da mayor autonomía y mayor capacidad de autogestión.
Los programas de gobierno responden más a las realidades
locales.
Tiene una estructura de tipo republicano, representativa y
democrática.
En este sentido el nuevo federalismo es una nueva forma de
organización de gobierno y de las relaciones
intergubernamentales, tomando en cuenta la unidad y diversidad
de un país, en lo económico, político, cultural o religioso.
Esto en respuesta al nuevo precepto de que el Estado debe
procurar aparte de la sostenibilidad del sistema, su
sustentabilidad.
Las funciones del Estado neoliberal son las siguientes:
Ser juez que emite leyes.
Ser policía que supervisa el apego al orden.
Ser soldado que ve por el resguardo de la nación.
Ver por la eficiencia económica.
Regular las externalidades de la producción.
Establecer leyes en materia de competencia económica.
Procurar el crecimiento sostenible de las empresas.
Procurar la sustentabilidad del sistema capitalista.
Es durante la década de los 80 que esta nueva visión del Estado
se concibe por los llamados teóricos de la oferta que consideran
que el gobierno debe hacer por la eficiencia empresarial, el
aumento de la productividad y la calidad y la creación de nuevos
mercados, como del crecimiento industrial.
Los teóricos de la oferta son en sí antítesis del keynesianismo
que sustentaba el crecimiento desde el lado de la demanda
agregada, especialmente por medio del gasto público y las
exportaciones. Los principales teóricos de esta tesis son P.
Samuelson, Hayek, Rose y Milton Friedman, y otros más como A.
Lewis. Sus trabajos albergaron los programas económicos de las
administraciones de Ronald Reagan en los Estados Unidos de
América, y de Margaret Tatcher en el Reino Unido.
Sostiene Samuelson que el federalismo es un sistema que
relaciona a otras entidades políticas distintas que forman parte
de un sistema global sin que pierdan su integridad política y
donde se distribuye el poder entre un gobierno central y los
estados miembros y constitutivos con el fin de proteger la
existencia y autonomía de cada uno.
Lo que confiere a las administraciones locales capacidad de
resolver los problemas de reproducción del capital a nivel
local, en interés de las burguesías cuyos intereses son
georeferenciadas por las potencialidades locales.
En el caso de México el federalismo establece dos órdenes de
gobierno: el federal y el Estatal, que son autónomos y tienen
sus propias constituciones políticas. Así el federalismo fiscal
refleja los costos y los beneficios de la descentralización en
los distintos niveles de gobierno, en los modelos de la
administración pública, en los mecanismos de vigilancia y
control del gobierno y en general, en la toma de decisiones.
Un tema especial entre los teóricos de la oferta es la teoría de
la elección pública. Donde los procesos políticos democráticos
delinean el carácter y características de la recaudación, su
distribución en las entidades de la federación, y las
responsabilidades en la provisión de servicios públicos a la
población tales como la educación, la salud, la justicia, la
asistencia social, la previsión social, infraestructura, por
citar los principales.
El federalismo rebasa al centralismo fortaleciendo sus
relaciones con los Estados y los Municipios por medio de
garantizarles su autonomía, independencia y tratarles en calidad
de homólogo, correspondencia. Así se evita que existan intereses
de las burguesías centrales impuestos a las burguesías
periféricas en contra de sus propios intereses.
En la recaudación fiscal los impuestos que gravan más a los
segmentos de la población con mayor ingreso, respecto a los más
humildes se les nombra como progresivos. Contrario, los que son
más gravosos a los humildes proporcionalmente que a los ricos se
les nombra como regresivos. Un impuesto que grava
proporcionalmente igual a todo estrato según su nivel de riqueza
se le dice neutro, aunque la neutralidad de un impuesto también
se refiere que no conceda ventajas de una empresa o empresas
respecto a otras que se ven desfavorecidas por la aplicación
tributaria.
En este sentido los impuesto sobre la renta y la propiedad son
directos y progresivos, mientras que los impuestos al consumo,
ventas, multas, aprovechamientos y los pagos de servicios son
regresivos.
A la fecha los impuestos a las percepciones son los que más
contribuyen en los ingresos del gobierno, no obstante los
impuestos indirectos lentamente toman mayor relevancia como
parte de la propia ética neoliberal donde las contribuciones se
cargan más sobre consumo y ventas.
Ahora las haciendas municipales recaudan la mayor parte de sus
impuestos por medio de los impuestos sobre las ventas. A nivel
federal el impuesto que mas crece es el de seguridad social a
través del impuesto sobre las nominas.
La incidencia de los impuestos necesariamente se carga
lentamente y proporcionalmente al trabajo que al capital.
En el neoliberalismo el principio de que las contribuciones sean
de tipo progresivo es sustituido por el de la eficiencia a
través del principio de Ramsey que dice que la eficiencia
aumenta si se gravan las actividades que son relativamente más
inelásticas respecto a los precios.
Entonces a nivel fiscal, la estrategia de la burguesía en cargar
hacia delante los impuestos se encubre bajo la tesis de la
procuración de la eficiencia, dejando atrás el tema de l
carácter progresivo o regresivo de los impuestos. Así de manera
proporcional de manera directa o indirecta, las contribuciones
provienen del trabajo y se orientan como gasto al capital.