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El Retorno del Dinar de Oro

' Umar Ibrahim Vadillo

La introducción del Dinar y el Dirham

 

El oro y la plata restauran el equilibrio social. El Dinar y el Dirham pueden ser el dinero mundial de todos los hombres libres. El "dólar" ya no es en absoluto la poderosa divisa que fue. Recientes caídas en su valor en los mercados internacionales de cambio han demostrado dramáticamente la debilidad intrínseca de una moneda "sostenida" por sus altas tasas de interés, necesarias para cubrir la astronómica deuda externa y el pasmoso gasto fiscal. Los Estados Unidos, que una vez fué el mayor acreedor del mundo, se han convertido en su principal deudor, superando a Brasil, México, Argentina y Venezuela juntos. El oro puede reemplazar ahora al dólar como dinero mundial, ofreciendo una protección sin parangón respecto de cualquier otra moneda. ¿Por qué el oro?.Porque todos los signos monetarios nacionales, incluso el "poderoso" dólar, son simplemente piezas de papel. Su valor es tan fuerte, o débil, como el país que los respalda. ¿Qué papel moneda elegiría usted como refugio frente a un dolar tembloroso?

Por el contrario, el oro es un metal precioso. Su valor no depende de ninguna nación, de ninguna economía. El valor es intrínseco, y por lo tanto confiable. Lo que es más, es fácil de almacenar, fácil de transportar. Y es instantáneamente reconocido como el genuino tesoro que es, virtualmente en cualquier lugar del mundo. Siempre lo ha sido. Y siempre lo será. El cisma que divide a los defensores del oro y la plata de sus adversarios no es solamente práctico sino también filosófico. La defensa del oro y la plata está sólidamente basada en algunas consideraciones fundamentales de filosofía política que los defensores del dinero artificial no pueden ignorar.

"El dinero no es un invento del Estado", escribió Menger, "ni es el producto de un acto de legislación. Para su existencia, la sanción de la autoridad política ni siquiera es necesaria".

El dinero es el producto de la división del trabajo y de la economía de intercambio que el hombre ha establecido. Cuando los comerciantes intentaron intercambiar sus bienes y servicios por otros bienes más comerciales, los metales preciosos aparecieron como la mejor opción y se convirtieron en el dinero para la mayoría de la gente. El oro y la plata tenían valor porque satisfacían las necesidades del hombre. Contra lo que sucede con otras mercancías útiles, eran fáciles de dividir en fracciones, podían ser transportados a bajo costo y se mantenían seguros con relativa facilidad. El pequeño peso de los Dinares (4,2 gramos de oro), complementado con Dirhams (3 gramos de plata), facilita que las operaciones pequeñas se hagan con monedas de oro y plata, haciendo accesibles de este modo las monedas para el mayor número de personas. El oro, como la más estable y prestigiosa moneda del mundo, también es el medio ideal para el ahorro, porque la historia ha probado que su valor en relación con otros artículos básicos ha permanecido excepcionalmente estable a través de siglos. Una ventaja igualmente importante del oro es que es universal; es aceptado tanto en Gran Bretaña como en China; por lo tanto es perfecto para hacer pagos internacionales sin tener que depender de las impredecibles y costosas tasas de cambio de todas las otras monedas. El oro es una moneda en la que podemos confiar.

Durante cerca de 2.500 años, el dinero universal ha sido hecho de pequeñas piezas de oro y plata llamadas monedas. Sobrevivieron durante dos milenios a pesar de los numerosos intentos de varios gobiernos de manipularlos y reemplazarlos por sus propios medios de intercambio. Esta percepción de la propia naturaleza del dinero y de las características de los metales preciosos al servicio del intercambio económico nos lleva a pensar que el oro y la plata probablemente sobrevivirán otros dos mil años. De un modo u otro, el patrón oro prevalecerá por un largo tiempo después de que la presente erupción de monedas nacionales artificiales haya sido olvidada, o sólo se recuerde en los museos de numismática. La elección del dinero es una cuestión de crucial importancia. ¿Queremos un sistema donde el gobierno emita y administre el dinero por medio del proceso económico y político? ¿O preferimos que la propia decisión de la gente haga la elección? Si se la confiamos al gobierno y las instituciones financieras, deberemos estar preparados para vivir con una moneda artificial, ideal para servir a propósitos políticos. Puede ser expandido y contraído a voluntad, de acuerdo con las políticas y la conveniencia económica del momento. Pero sobre todo, puede ser inflado a placer para complementar los ingresos fiscales.

Por otra parte, si permitimos que la gente haga su libre elección, bien podría ocurrir que eligieran como medio de intercambio una gran variedad de bienes comerciales. En el pasado, a través de un proceso selectivo de algunos miles de años, eligieron los metales preciosos "oro y plata" como moneda. Probablemente elegirán lo mismo si se les da la libertad para hacerlo. Imam Málik, el gran Imam de Medina en el temprano Islam, afirmó: "El dinero es toda mercancía comúnmente aceptada como medio de intercambio". Así, a través del testimonio del más grande Imam del Islam, el Imam de Dar al Hiyrah, la posición de La Ley Islámica se coloca claramente en defensa de la libertad de elegir entre todas las mercancías antes que en la imposición de una moneda artificial.

La circulación bimetálica es una circulación natural por oposición a una artificial. No hay necesidad para un gobierno islámico de establecer la circulación bimetálica por medio de un acto legal deliberado. De hecho, la circulación bimetálica no necesita reglas o reglamentos, leyes o control oficial. Sólo necesita la libertad individual de poseer y usar monedas de oro y plata con una implícita eliminación de todos los impuestos que gravan su uso. No hay duda de que la libertad de poseer oro no significa sólo la libertad de comprarlo y venderlo para propósitos industriales, sino también la libertad de usarlo como medio de intercambio.

El uso de las monedas de oro y plata significa tener un dinero saludable. Significa que el valor del dinero es independiente del gobierno. Es verdad que no puede proveernos con el ideal inalcanzable de un dinero absolutamente estable, pero protege el sistema monetario de la influencia de gobiernos y entidades financieras, porque las reservas existentes de oro son independientes de los deseos y manipulaciones del sistema político y financiero.

Las monedas bimetálicas como dinero internacional fueron en el pasado producto de una evolución que transcurrió naturalmente sin necesidad de instituciones o tratados entre gobiernos. Nadie tuvo que ocuparse de que funcionaran como dinero internacional. Cuando las principales naciones del mundo las adoptaron como su moneda, el mundo se encontró con que tenía un dinero mundial. Es verdad que las diferentes monedas tenían diferentes nombres y pesos. Pero eso no importó mucho, puesto que todos ellos estaban hechos de oro y plata y podían intercambiarse libremente. Después de todo, una onza de oro es una onza de oro, esté acuñada en forma de soberanos o de águilas.

La circulación bimetálica unió al mundo porque los pagos entre naciones dejaron de ser un problema. Facilitó el comercio en todo el mundo y promovió con él una división del trabajo a escala mundial. Las naciones se especializaron en el comercio por el cual gozaron de grandes ventajas en el mercado internacional.

Pero sobre todo, la circulación bimetálica estimuló la exportación de capital desde los países industrializados a las áreas subdesarrolladas. Sin el temor de perder a través de la devaluación o restricción en las transferencias, los capitales europeos y musulmanes buscaron con entusiasmo oportunidades rentables en todos los continentes. Como resultado, el comercio y la industria mejoraron las condiciones de trabajo y vida en todo el mundo.

El oro no puede ser inflado imprimiéndolo en más cantidad. No puede ser devaluado por decreto del gobierno y, a diferencia del papel moneda, es un activo que no depende de la promesa de pago de nadie. La portabilidad y anonimato del oro son ambos importantes, pero el hecho más significativo es que el oro es un activo que no depenede de nadie. Todas las formas de activos en papel: certificados, acciones e incluso depósitos bancarios, son promesas de devolución de dinero prestado. Su valor depende de la confianza del inversor en que la promesa será cumplida. Como los bonos basura y el peso mexicano lo han ilustrado, y como Argentina y Uruguay acaban de recordar trágicamente, una promesa dudosa pronto pierde su valor. El oro no es así. UNA PIEZA DE ORO ES INDEPENDIENTE DEL SISTEMA FINANCIERO, y su valía está rubricada por 5.000 años de experiencia humana.

Puede que el regreso a la circulación bimetálica sea una tarea ardua y prolongada. Ya que se ha perdido a lo largo de una gradual erosión sufrida por la libertad monetaria, tal vez tendremos que reconquistarla lenta y dolorosamente, yendo contra la corriente, de nuevo, hacia la libertad. Esta es la razón por la que no buscamos una ley de reforma o ley de restauración, ni una conversión o paridad; estamos satisfechos con la sola libertad. Este es un camino corto y directo. Puede llevarnos años andar este camino y dependerá de la resistencia por parte de la ignorancia y prejuicio del público y la avaricia y sed de poder de las entidades financieras. El gobierno puede por esa razón tomarse algunos descansos en el camino, lo que ofrecerá nuevos desafíos que invitarán al esfuerzo supremo por restaurar la libertad. Puede que tome poco tiempo, sin embargo, y que a medida que las deudas nacionales vayan haciéndose más y más evidentemente impagables los países podrán decidir que no pueden permanecer en el sistema más tiempo. El sistema no sobrevivirá.


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