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El Retorno del Dinar de Oro

' Umar Ibrahim Vadillo

Crédito para sustituir al dinero

Los perdedores

 

"No hay modo de que un aumento general y permanente de los precios, o en otras palabras, la depreciación de la moneda, pueda beneficiar a alguien, salvo a costa de otros. La sustitución del papel por el dinero metálico es un logro nacional; cualquier aumento importante del papel más allá de este no es más que una forma de robo" (John Stuart Mill).

Una emisión de documentos es un logro evidente para los emisores, quienes, hasta que los documentos son presentados al pago, obtienen el uso de ellos como si fueran verdadero capital. A medida que el dinero creado es agregado al dinero de la comunidad, todos los que tienen dinero pierden, por medio de la depreciación de su valor; el equivalente exacto de lo que los libradores ganan. Un impuesto es virtualmente gravado sobre ellos para beneficio del librador. Algunas ganancias son hechas por los productores y distribuidores que, por medio de la emisión incrementada, son beneficiados por créditos. La suya sin embargo no es una ganancia adicional sino una porción de lo que es cosechado por el librador a costa de todos los poseedores de dinero.

Pero además del beneficio cosechado por los libradores, o por otros a través de ellos (sus clientes), a costa del público en general, existe otra ganancia obtenida por una clase más amplia: aquellos sujetos al pago de obligaciones pecuniarias fijas (como los salarios). Todas esas personas son liberadas, por medio de la depreciación del dinero, de una porción del peso de sus deudas y otros compromisos; en otras palabras, parte de la propiedad de sus acreedores les es transferida gratuitamente. Visto de un modo superficial, podría imaginarse que esto es una ventaja para la industria, puesto que las clases productivas son generalmente tomadoras de crédito, y generalmente tienen grandes deudas con prestamistas y proveedores y obligaciones fijas para con sus trabajadores, más los impuestos. Es sólo así que un aumento general de los precios puede ser fuente de beneficio para productores y distribuidores, disminuyendo la presión sobre sus costos fijos. Y esto podría ser contabilizado como ventaja, si la integridad y buena fe no fuera de importancia para el mundo y en particular para la industria y el comercio.

Una falacia corriente en la cual los defensores del dinero no canjeable buscan apoyo es que un incremento del dinero circulante acelera la industria. Esta idea fue propuesta por Hume, en su 'Ensayo sobre el dinero', y ha tenido muchos devotos partidarios desde entonces: "Dicen que un aumento de los precios producido por un incremento del dinero circulante estimula a todo productor hasta sus máximos esfuerzos, y lleva todo el capital y el trabajo del país hacia el pleno empleo; y que esto sucede invariablemente en todos los períodos de aumento de precios, cuando el aumento lo es en escala suficientemente grande". Esta afirmación está basada en la esperanza de obtener más productos en general, más riqueza real a cambio del fruto del trabajo, y no meramente más trozos de papel. Esta esperanza, sin embargo, debe de haber sido desengañada, según los propios términos de la suposición, ya que desde entonces, mientras se suponía que todos los precios iban a aumentar igualitariamente, nadie fue realmente mejor pagado por sus bienes que antes.

Puesto que los precios no aumentan simultáneamente todos a la vez, habrá otra serie de ganadores que cosecharán su beneficio siendo los primeros compradores antes del aumento de los precios. Parece obvio sin embargo que por cada persona que gana así más de lo usual, existe algún otro que gana menos. El perdedor será el vendedor de los productos que tardan en aumentar, que en la hipótesis liquida sus bienes al precio antiguo con compradores que ya se han beneficiado por el nuevo. Este vendedor ha obtenido por su producto sólo la cantidad acostumbrada de dinero, mientras que hay ya algunas cosas que ese dinero no comprará en la cantidad que antes lo hacía. Si entonces el vendedor sabe lo que está ocurriendo, aumentará sus precios, y luego el comprador no obtendrá la ganancia, lo cual se supone estimulará su industria.

Si, por otra parte, el dinero en circulación no pudiera ser incrementado a voluntad por encima del producto total del país, los precios generales serían objeto de una disminución relativa. Esta situación de precios más bajos no causaría empero pérdida al productor porque, aunque recibirá menos dinero, el importe será reducido en todos los gastos, sean productivos o personales, exactamente tanto como la mayor cantidad ganada antes. La diferencia real será en la mayor incidencia en los pagos fijos en dinero para aquellos que deben pagarlos, típicamente los empleadores, pero habrá un extra para los trabajadores que reciben un salario fijo.

Otro conjunto de perdedores son los extranjeros poseedores de dinero en devaluación. Si los comerciantes y productores extranjeros son tentados a cambiar su oro o mercancía por una cantidad de billetes mayor a la que de otro habrían esperado, al cubrir la insolvencia de los emisores se transforman en soportes pasivos del esquema que beneficia a los emisores a costa de los poseedores de papel moneda.


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