Sandra Ríos
El  saber ambiental nace de una nueva ética y una nueva epistemología, donde se  funden conocimientos, se proyectan valores y se internalizan saberes. Para  aprender a aprender la complejidad ambiental es necesario desaprender de los  conocimientos consabidos. El saber ambiental es un cuestionamiento sobre las  condiciones ecológicas de la sustentabilidad y las bases sociales de la  democracia y la justicia; es una construcción y comunicación de saberes que  pone en tela de juicio las estrategias de poder y los efectos de dominación que  se generan a través de las formas de detención, apropiación y transmisión de  conocimientos. (Leff, 2000)
  La hermenéutica del saber ambiental se  establece como un campo de significaciones que hacen proliferar los sentidos  del ambiente y proyectan la complejidad hacia la construcción de un mundo  abierto a la diferencia y la alteridad. Ello conlleva una ética democrática,  donde la equidad está marcada por la diversidad, la construcción de la persona  y el individuo en el encuentro con la complejidad y su posicionamiento frente  al Otro. Es un proceso autorreflexivo y emancipatorio que se construye desde el  ser en el que uno aprehende el mundo, en la intersubjetividad que implica el  aprender a aprender con los otros, en el diálogo de saberes en un contexto de  interculturalidad en el que se define la particularidad de cada situación  ambiental.