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Introducción

 


(25/11/04) Wal-Mart se pliega al Partido.
Wal-Mart, la primera cadena de distribución comercial del mundo, permitirá la creación de sindicatos en su filial china, tal y como señaló ayer en un escueto comunicado. La noticia no tendría mayor interés si no fuera porque este grupo con sede en Bentonville (Arkansas) es conocido por impedir la sindicación a sus 1,2 millones de empleados, ya sea en Estados Unidos o en Europa, así como por su escaso respeto hacia los derechos laborales.

“Nos manifestamos en total conformidad con la ley china sobre los sindicatos, que estipula que su formación es una actuación voluntaria de nuestras filiales”, se lee en un comunicado. La decisión de la compañía propiedad de la familia Walton llega después de que los medios de comunicación próximos al Partido Comunista Chino hubieran criticado abiertamente a diversas multinacionales estadounidenses (entre las cuales Dell, Kodak y la propia Wal-Mart) por prácticas antisindicales. La firmeza de la campaña ha obligado a Wal-Mart a volver sobre sus principios. Pero sólo en China y en un sindicato único (el ACFTU).

Las razones de la decisión obedecen a la inminente apertura del mercado chino a las grandes cadenas de distribución occidentales según lo estipulado en los protocolos de acceso a la Organización Mundial del Comercio (OMC). Wal-Mart compite con la francesa Carrefour y la alemana Metro. Los estadounidenses planean utilizar 15 de las 58 licencias de aperturas concedidas por el Gobierno chino.
China es, nadie lo duda, el mayor mercado del mundo y esos 15 establecimientos parecen una pequeña gota de agua en el océano Wal-Mart, que consta de 5.500 tiendas en diez países. Sin embargo, el mercado chino tiene una envergadura de negocio de 553.000 millones de dólares, básicamente en las grandes ciudades, donde vive una tercera parte de los 1.300 millones de habitantes.

La central de la empresa en Bentonville no ha dicho nada respecto a los derechos sindicales de sus actuales 1,2 millones de empleados. La política de esta gran cadena de distribución con respecto a la sindicación de sus trabajadores quedó patente cuando los carniceros de Jacksonville (Texas) planearon en el 2000 la creación de un sindicato. Wal-Mart reaccionó de inmediato: cerró la carnicería y la sustituyó por estantes de carne preparada procedente de otros estados y dispersó a los carniceros recolocándolos en otros departamentos.

Por qué comienzo relatando un suceso acontecido en China en la Introducción de un ensayo que trata sobre Europa?

A finales de la década de los noventa se nos quiso hacer creer que la culpa del escaso crecimiento en Europa era del euro, demasiado fuerte frente al dólar. Después se nos dijo que el pacto de estabilidad impedía el crecimiento. Más recientemente, que la deslocalización hacia los nuevos emergentes con menores costes era una amenaza a la prosperidad. Ahora, de nuevo, la fortaleza del euro frente al dólar nos impide crecer. La economía europea –con las excepciones de algunos países- no marcha bien. Los males económicos son conocidos. Desgraciadamente, hay problemas peores que no se mencionan, como la falta de visión a largo plazo y de liderazgo en la construcción de la Europa del futuro, o de su papel en el mundo.
Hemos de convencernos que el problema del paciente europeo no está en el euro –hoy caro, ayer barato-, ni en la emergencia de nuevos competidores de costes bajos.
Que la diferencia de costes de fabricación no es un factor decisivo nos lo recuerda México, país con costes aún bajos, integrado en la economía norteamericana gracias al TLC pero que, para sorpresa de muchos, sufre también la deslocalización.
Qué distingue a México de un país como China?
La diferencia real entre México y China es que en este último país existe confianza en el futuro, están convencidos de que pueden conseguir lo que se proponen (la noticia anterior es, sólo, un ejemplo), y todo el mundo se moviliza para hacerlo realidad. Mientras, México pierde empleo y China lo gana. En este aspecto, Europa se parece a México. El problema de fondo en Europa es que no tenemos claro cuál puede ser nuestro futuro y nadie lucha por él. Esto nos separa de EEUU, país que desborda optimismo, incluso en los momentos más complejos. Y nos aleja también de países con ambición, como China o India.

Europa tiene un déficit de inversión y de esfuerzo necesarios para construir el futuro. Nos hemos resignado a pensar que ya no podemos atraer inversión extranjera porque somos caros y, desgraciadamente, tampoco conseguimos que la inversión doméstica despegue. Los mercados parecen saturados. Y, sin embargo, el mundo sigue avanzando y otros países están descubriendo y diseñando los productos que aquí compraremos dentro de pocos años. La posición de Europa después de la Segunda Guerra Mundial era peor que la actual, pero hubo una movilización colectiva para mejorar.
Necesitamos que quienes tienen posiciones de liderazgo en nuestra sociedad dejen de ver los males en los demás, reconozcan que tenemos problemas en casa, y alienten a todos –yendo por delante- a actuar con rapidez. El declive sólo es inevitable para quién no lucha.

El concepto de “libertad duradera” sólo podría haber sido soñado por el Pentágono. Pero si la UE se dedicase a este tipo de tareas, ese podría ser el título ideal para describir su expansión hacia Europa central (que espero, y deseo, que continúe).
Los estadounidenses dejan caer bombas desde 30.000 pies de altura. Europa puede, y debe, seguir un método más sutil.
La Unión Europea se basa en los valores de respeto a la dignidad humana, a la libertad, a la democracia, a la igualdad, a la ley y a los derechos humanos. No es cierto (todo lo contrario) que la Constitución Europea se mete en aguas pantanosas al absorber por completo la carta de los derechos fundamentales, que abarca el derecho de manifestación, la seguridad social y la vivienda.
Son derechos de este tipo los que distinguen a Europa de Estados Unidos. Si el tema causa cierta inquietud en Gran Bretaña puede salirse de la Unión Europea e incorporarse al ALCA, donde su papel de mayordomo puede no requerir tantas sutilezas. En su momento, la ex primera ministra británica Margaret Thatcher calificó a la carta de la UE sobre los Derechos Humanos Fundamentales como “socialista” y se negó a firmarla.

La Unión Europea ha despegado y está volando rumbo al este, sin tener muy claro cuándo o dónde va a aterrizar. El 1 de mayo llegó a las fronteras con la antigua Unión Soviética. Después incluirá los Balcanes, en 2007, y en teoría, podría aterrizar en Turquía en diez años. Pero este podría no ser el final. Hay quien incluso ve a Rusia como futuro miembro.
¿Cómo sería una Europa ampliada?
¿Quo vadis, Europa?
Puede la Unión Europea modificar su deslizamiento hacia un liberalismo acrítico, que asume la globalización como el único escenario posible a pesar de la inseguridad social que crea?


Por ahora, la única respuesta parece ser la siguiente: Bélgica es el cuarto país en el que se materializa el debate del alargamiento de la jornada laboral sin compensación salarial, tras Alemania, Francia y Holanda. Se trata del cuarto país europeo en el que alguna empresa introduce modificaciones en el tiempo de trabajo a cambio de no deslocalizar y asegurar el empleo. Alemania, Holanda y Francia han sido pioneros en este planteamiento durante los últimos meses y ahora le ha tocado el turno a Bélgica, donde se empezó a discutir en una fábrica siderúrgica de la región de Lieja.
La noticia saltó cuando en septiembre los 850 empleados de la planta del grupo tecnológico alemán Siemens cerca de Amberes, en el norte de Bélgica, aceptaron finalmente un acuerdo para trabajar una hora más semanal (de 37 a 38) sin compensación salarial pero que les garantiza conservar su empleo. Después de varios meses de negociaciones, un 87% de los trabajadores aprobaron un conjunto de medidas propuesto por la dirección para reforzar la competitividad de la fábrica, especializada en investigación y desarrollo. El acuerdo, con validez de dos años, prevé trabajar una hora suplementaria a cambio de una garantía de empleo, según indicó la portavoz de la empresa, al diario francófono La Dernière Heure.
“Ahora hay muchas probabilidades de mantener la investigación en Bélgica”, dijo, subrayando que “los ingenieros belgas deben ser competitivos, en relación con los otros países de Europa.

El miedo sólo empequeñece y debilita. El miedo es reduccionista y castrador. El miedo atonta y acobarda en una perpetua profecía autocumplida. El miedo es pavoroso para todos, menos para quienes lo convierten en negocio o mercancía.

Cuál es el “modelo” económico que se intenta imponer en Europa (y por lo que se observa, se está imponiendo)?
El del “conservadurismo compasivo”?
Qué es el conservadurismo compasivo? Eliminar a 500.000 niños de los programas escolares, como en EEUU? Eliminar a 365.000 niños de la asistencia sanitaria, como en EEUU?
El bache entre ricos y pobres en EEUU se ha duplicado en los últimos treinta años y ya es comparable al de los años previos a la Gran Depresión. El 5% de la población tiene en sus manos el 60% de la riqueza…
La Administración Bush ha saboteado desde dentro la Agencia de Medio Ambiente (EPA), ha “retocado” decenas de normas para servir los intereses de la industria y ha dado un paso atrás de 30 años en los niveles de protección. La Casa Blanca llegó a censurar el término “calentamiento global” en los informes de la EPA. Más de 60 científicos, incluidos varios Premios Nóbel, dirigieron una carta abierta al presidente pidiéndole que “deje de distorsionar la ciencia con fines políticos”…

El “modelo” renano vive. Por mucho que le desagrade a los Grandes Bonetes (Dahrendorf, Giddens, Donges, Sinn, Hartz,…). Una economía de mercado que sujeta el éxito económico a la causa de la justicia social.
Es necesario hacer reformas. Aunque la gente desconfía del término reforma, porque para la mayoría significa reducciones en los beneficios y niveles de vida. De cualquier manera, construir un Estado de Bienestar adaptado a las nuevas condiciones económicas es una tarea que se debe emprender.
Se tratará de un Estado de Bienestar basado en un nuevo equilibrio entre la solidaridad y el esfuerzo individual.

Tal vez, este ensayo sólo sea una Carta a los Reyes Magos.
Si así fuera, al menos, sería -siempre- mejor que una Carta a Papá Noel.