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Lecturas sobre Crecimiento Económico Regional

Mario Alberto Gaviria Ríos y Hedmann Alberto Sierra Sierra
 

LOS DETERMINANTES DEL CRECIMIENTO ECONÓMICO REGIONAL

Los hechos elementales del crecimiento de la economía risaraldense.



Cuadro 1. Tasa de crecimiento promedio anual del PIB de las economías departamentales, 1980 – 2001.

Durante el período analizado la tasa media de crecimiento del PIB de Risaralda fue del 5%, lo que quiere decir que, si esa dinámica se mantiene, para duplicar su PIB el departamento requiere por lo menos 14 años. Pero ¿qué significa una tasa de crecimiento económico de ese orden de magnitud? Una forma de responder es comparar ese comportamiento con el de sus similares del país (cuadro 1). Como se puede observar, la mediana del conjunto de tasas anuales de crecimiento de los departamentos fue 6% y la media estuvo cercana al 6.3%, ambas tasas ligeramente superiores a la dinámica económica de Risaralda.

Bajo tales patrones de comparación, el desempeño económico de Risaralda en el período no resulta deplorable; sin embargo, cabe destacar que sólo dos economías regionales (Quindío y Boyacá) mostraron tasas de crecimiento promedio inferiores a la risaraldense, lo que evidencia que el departamento no mostró avances con relación a los demás entes territoriales departamentales.

En otros términos, el ritmo de crecimiento económico de Risaralda ha sido, en el mediano plazo, ligeramente superior a lo que podría considerarse mediocre; pero fue, al menos en gran parte de los años noventa, insuficiente para lograr que el departamento pudiera reducir su brecha frente a las economías departamentales más desarrolladas del país. Esto último se hace más evidente si considera el análisis del comportamiento del producto per cápita, el cual es un indicador más completo de crecimiento económico.

Cuadro 2. Tasa de crecimiento promedio anual del PIB per cápita de las economías departamentales, 1990 – 2001.

En el cuadro 2 se observa que Santa Fe de Bogotá, Caquetá y Risaralda tuvieron un retroceso entre 1990 y 2001 en la evolución de su producto per cápita. En todos los casos, ese deterioro se produce entre 1999 y 2001; por lo que si se considera el crecimiento per cápita entre 1990 y 1998 , que fue en promedio del 0.78% para Risaralda, este sigue siendo inferior a los valores de la media y la mediana de la muestra que en dicho caso son 1.3% y 0.97% en forma respectiva.

En todo caso, una tasa de crecimiento per cápita promedio de 0.78% significa que, si ella se mantiene y teniendo como referencia el producto per cápita en 1998 de un millón y medio de pesos de 1994, serán necesarios algo menos de 45 años para lograr un incremento del 50% en dicho producto per cápita; lo cual es muy superior a la diferencia media de edades entre una generación de personas y la siguiente.

Por todo lo anterior y porque la desaceleración del ritmo de crecimiento económico en Risaralda parece ser un fenómeno prolongado, que se agudiza en los años recientes , resulta necesario avanzar en la discusión de los asuntos referidos a los motores del crecimiento. Una primera aproximación al tema de los determinantes del crecimiento económico puede hacerse a través del análisis gráfico.
Gráfico 1 Risaralda, crecimiento del PIB y participación del sector agropecuario en la estructura del PIB.

Fuente: DANE, cuentas regionales.

Una primera relación que resulta interesante observar es la que se pueda presentar entre la tasa de crecimiento real de la economía risaraldense y la participación del sector agropecuario en ella. En el gráfico 1 parece que no se constata de manera clara para el departamento la previsión tradicional en la teoría del crecimiento, según la cual una manifestación del avance en el mismo es la presencia de una perdida de importancia del sector agropecuario.

Partiendo de las leyes de crecimiento de Kaldor (Ocegueda Hernández, 2003), no se puede esperar encontrar en el sector agropecuario un motor del crecimiento, esto al menos por dos razones. De un lado, el sector en referencia no tiene un alto efecto multiplicador, debido a las bajas elasticidades ingreso de la demanda de sus productos. De otro lado, son reducidas las economías de aprendizaje, que se pueden derivar de una limitada división del trabajo, y de economías de escala dinámicas fruto de la incorporación de progreso técnico y la mecanización de las actividades productivas.

Según lo anterior, debería observarse una relación inversa en el diagrama de dispersión construido para el crecimiento del PIB departamental y la participación del sector agropecuario en dicho producto. Sin embargo, a pesar de que la transformación productiva se ha dado, ampliándose la participación de las actividades terciarias y perdiendo importancia las actividades primarias (al interior de las cuales en 1980 se generaba el 24% del producto departamental y en el 2001 sólo se alcanza a generar el 9% del mismo); ello ha obedecido más a una contracción de sectores como el agrícola, especialmente durante la década de los noventa (reducción del área cultivada ), que a la misma expansión de las actividades de transformación y servicios como es previsto por la teoría del crecimiento.

Gráfico 2. Risaralda, crecimiento del PIB y participación de la industria manufacturera en la estructura del PIB.

De otro lado, como se planteó en apartes anteriores, el análisis Kaldoriano del crecimiento económico establece que la tasa de crecimiento de una economía tiende a relacionarse de manera positiva con la expansión de su sector de manufacturas y considera a este último un motor de crecimiento. Esto porque, contrario al sector agropecuario, el sector productor de manufacturas si posee un alto efecto multiplicador, observa fuertes encadenamientos hacia atrás y hacia delante, y a su interior pueden derivarse grandes economías de aprendizaje, por los avances en la división del trabajo y la incorporación de cambio técnico.

Aunque no es del todo claro, en coherencia con lo que se espera desde el punto de vista teórico, en el gráfico 2 se observa una leve relación directa entre la evolución de la participación de la industria manufacturera en el PIB departamental y el crecimiento de este agregado económico. Al parecer, entonces, resulta plausible aseverar que la perdida de importancia de la industria manufacturera en la década de los noventa en el contexto económico regional (Anexo B), ha incidido de alguna manera en el bajo crecimiento observado por la economía de Risaralda en los últimos años.

Gráfico 3 Risaralda, crecimiento del PIB y participación del comercio y los servicios en la estructura del PIB.


Finalmente, una característica ya mencionada tiene que ver con la transformación productiva de la economía risaraldense, donde es claro un proceso de terciarización con especial expansión del transporte, las comunicaciones, y los servicios personales. Este proceso se manifiesta en la proporción creciente de producto departamental que se está generando en dichas actividades terciarias de comercio y servicios, 26% en 1980 y 44% en el 2001, tendencia que se acentúo en la década de los noventa (ver Anexo B). Sin embargo, según el gráfico 3, esa transformación parece no haber incidido en la dinámica del crecimiento económico del departamento.   


 


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