¿Buscas otro libro?
Buscalo aquí:
Amazon Logo





 

 

Pulse aquí para acceder al índice general del libro.

Pulse aquí para bajarse el libro completo en formato DOC (110 páginas, 1Mb)

¿Por qué los ricos son más ricos en los países pobres?


José María Franquet Bernis

 

 

El futuro de estas instituciones

 

Veamos que la hipótesis clásica consistente en privilegiar los beneficios, con la esperanza de que podrán ser reinvertidos, choca frontalmente en el Tercer Mundo con el hecho incontrovertible de que una parte considerable de estos beneficios simplemente no son reinvertidos. Sin embargo, el Banco Mundial (BM), el Fondo Monetario Internacional (FMI) e incluso los denominados “bancos regionales”, como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), siguen sosteniendo prioritariamente los proyectos privados, aplicándoles siempre los estrictos criterios de rentabilidad del mercado. De una manera general, por tanto, la banca mundial ha acentuado fuertemente, estos últimos años, su discurso liberal. Pues bien, creemos sinceramente que este proyecto es un gran error, porque hay que comprender que en un gran número de países subdesarrollados, dado que el sector privado nacional es rudimentario, la palabra “privado” tiende a considerarse ipso facto como sinónimo de “extranjero”.

Hay que tener en cuenta, por otra parte, que el BM, como otras instituciones internacionales, débese a los diferentes gobiernos. Las críticas, pues, a sus pautas de comportamiento deberían ser dirigidas no sólo al organigrama interno del propio Banco, sino también a sus Estados miembros. La primera de ellas quizás fuera que el BM parte de una paradoja o contradicción de base: funciona como un banco comercial y tiene como objetivo prioritario el acabar con la pobreza en el mundo. Las soluciones a este dilema están fuera del propio banco, en la estructura financiera internacional y en la manera cómo se resuelve el problema planteado, que el Banco intentó dar respuesta aunque de forma errónea: mediante la financiación del desarrollo.

 Sucede que el BM no se crea para canalizar fondos públicos en forma de donaciones o subvenciones a fondo perdido a los países pobres, sino que realiza funciones de intermediario entre el mercado privado y los países en desarrollo. La institución, pues, como banco, toma prestado el dinero y lo adjudica en forma de créditos, con lo que provoca todavía mayor endeudamiento en el prestatario, estando más interesado en el rescate de los créditos concedidos que en la mejora de los sistemas financieros de dichos países, razón por la que sólo se consigue la perpetuación de la problemática original. El gran reto pendiente -huyendo de este modismo de origen anglosajón que se viene utilizando, invariablemente, frente a un proceso de consecuencias desconocidas para los propios promotores- de la reforma del Banco está, a nuestro juicio, en cómo se puede conseguir que exista una transferencia positiva de capital desde los países ricos a los pobres, y no que se produzca el simulacro o espejismo de ayuda que acabamos de describir.

Lo que tiene lugar, hoy por hoy, es una especie de beneficiencia pública a escala internacional. Los gobiernos de los Estados miembros dan lo que quieren a quien quieren, cuando y cómo les conviene. El principio básico del proceso estriba en la voluntariedad de la ayuda al desarrollo. Por ello, no sería desaforado el establecimiento de reglas imperativas que fijen contribuciones obligatorias en función de ciertos parámetros o criterios objetivos de pobreza. Con excesiva frecuencia, los donantes prestan el dinero no necesariamente a los países que más los necesitan, sino a aquellos en los que tienen mayores intereses políticos o económicos.

Las políticas propuestas por el BM, el FMI y la OMC tienen costes sociales elevados, lo cual favorece el crecimiento de las desigualdades sociales a escala mundial y en muchos países, tal como documenta el prof. Vicenç Navarro en su libro titulado “Globalización económica, poder político y Estado de bienestar”, existiendo una relación clara entre la desregulación de los capitales financieros y mercados laborales y la disminución del gasto público y social, lo que explica las movilizaciones sociales producidas en todo el mundo en contra de tales instituciones.

Probablemente, las funciones para las que fueron creadas las instituciones financieras multilaterales, en la actualidad, han perdido una buena parte de su sentido original, lo que pone bajo sospecha su obsolescencia para hacer frente a los retos de la sociedad mundial actual. En el caso del FMI, por ejemplo, ha desaparecido el objetivo básico de garantizar el ajuste de la balanza de pagos en el sistema vigente de patrón-oro y de cambios fijos ajustables. En relación al BM, la finalidad de facilitar financiación a los países pobres que no tengan acceso a los mercados internacionales, bajo la premisa de la falta de financiación privada en un marco de control del capital, carece de sentido porque parte de una hipótesis comprobadamente falsa [1].


 

[1] Vide  J. PERRAMON “Les disfuncions...


Google
 
Web eumed.net

  Volver al índice de ¿Por qué los ricos son más ricos en los países pobres?

Volver a "Libros Gratis de Economía"

Volver a la "Enciclopedia y Biblioteca de Economía EMVI"