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¿Por qué los ricos son más ricos en los países pobres?


José María Franquet Bernis

 

 

La falacia de la “solidaridad internacional”

 

Por desgracia, el tiempo y la praxis largamente experimentada del comercio internacional se han encargado de demostrar que la libertad de circulación de las mercancías, llevada a sus últimas consecuencias, no ha servido -en ningún caso- para proporcionar beneficios relativos a los países menos desarrollados, sino más bien al contrario: se ha venido acentuando, como es bien sabido, la diferencia entre los países ricos y los países pobres, derivándose hacia una preocupante situación en la que se han hecho todavía más acusadas las diferencias de renta y de riqueza entre los pueblos del orbe. El gran argumento consistente en el fomento -a través del comercio- de la solidaridad hacia los países menos favorecidos, se derrumba estrepitosamente al comprobar los resultados obtenidos. De este modo, según las últimas apreciaciones estadísticas internacionales, son ahora más ricos los ricos de los países pobres (unas cuantas grandes multinacionales en ellos establecidas que, con costes de producción bajísimos, exportan a los países del primer mundo, beneficiándose ellas solamente) y más pobres los pobres de los países ricos (básicamente los agricultores y pequeños industriales, que ven sometidas sus producciones a la competencia desleal de las de otros países con normativas medioambientales, explotación de la mujer, trabajo infantil y cargas fiscales y sociales bajísimas o incluso inexistentes).

Y así, veamos que [1], en relación a la pretendida reducción de la pobreza en el mundo, la situación actual señala un claro retroceso: mientras que la renta per capita se sitúa cerca de los 25.000 dólares anuales, en 49 de los países menos avanzados (más de 34 de ellos pertenecientes al continente africano) apenas se alcanzan los 900 dólares y sólo reciben el 5% de las inversiones directas mundiales.

La apertura de los mercados, mediante mecanismos de desregulación y eliminación de aranceles, también ha traído consecuencias muy contradictorias. Por un lado, es cierto que se abren las puertas para que los productos de los países pobres puedan venderse en los países ricos; pero aunque las puertas estén abiertas, la competencia es tan feroz y las desigualdades de condiciones para competir tan grandes que, en la práctica, en la última década muchos países pobres perdieron mucho terreno en el comercio internacional. El grueso de los países pobres, siguiendo “sabios” consejos de organismos internacionales y más o menos sutiles presiones diplomáticas, abrió sus mercados eliminando barreras de importación y bajando aranceles para estimular el libre comercio, lo que constituye la piedra angular del nuevo modelo de economía global. Sin embargo, una mirada somera a algunos datos recientes muestra que, para los países en desarrollo, este proceso significó una pérdida de oportunidades económicas del orden de 500 mil millones de dólares anuales, o sea, diez veces más de lo que recibieron en ayuda exterior.

El significado inmediato de esto es que, como resultado de tantos mercados abiertos, los países más ricos se hicieron todavía más ricos. Hoy el 20% de la gente más rica del mundo recibe por lo menos 150 veces más el ingreso del 20% más pobre del mundo. Los índices de Gini y de Lorenz, a escala mundial, ofrecen una desigualdad insultante y creciente en la distribución de la renta y de la riqueza. Está claro que la apertura comercial sólo ha beneficiado a los que estaban en capacidad de competir y exportar. En América Latina, por ejemplo, la apertura significó un deterioro en la balanza comercial para el conjunto de los países y la ruina para alguno de ellos, como Argentina. Por primera vez al cabo de una década, la balanza comercial de estos últimos años arrojó saldos negativos, con un déficit superior a los 10.000 millones de dólares para el conjunto de los países de la región. Este desfase hubiera sido aún mayor de no haber tenido Brasil un superávit de 15.700 millones de dólares [2].


 

[1] Vide Ch. BUHOUR, Le commerce...

 

[2] Vide M. RIVERA, Los movimientos...


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Web eumed.net

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