AGUA QUE NO HAS DE BEBER...
60 respuestas al Plan Hidrológico Nacional

José María Franquet Bernis

SEGUNDA PARTE: EL PHN Y LOS TRASVASES

31. ¿Debe, pues, equilibrarse el reparto del agua en España?

En el Anteproyecto de Ley del PHN del año 2000 se establecían los objetivos generales del mismo, que podríamos resumir del siguiente modo: Satisfacer las demandas actuales y futuras de agua mediante el aprovechamiento racional de los recursos propios de cada cuenca y el equilibrio hidráulico entre las distintas cuencas hidrográficas de España.

Se introduce en este apartado, pues, un nuevo concepto -equilibrio hidráulico- que no aparecía en la previa Ley de Aguas de 1985 y cuyo significado no es aclarado en ningún momento en el texto del ALPHN de 1993 ni tampoco en el ALPHN-2000. El Artículo 38.1 de la Ley de Aguas, en cambio, define como objetivos generales de la planificación hidrológica... conseguir la mejor satisfacción de las demandas de agua y equilibrar y armonizar el desarrollo regional y sectorial incrementando las disponibilidades del recurso, protegiendo su calidad, economizando su empleo y racionalizando sus usos en armonía con el medio ambiente y los demás recursos naturales. Es decir, se habla de equilibrio regional y sectorial, aunque en ningún caso estaba en el espíritu de la Ley de Aguas equilibrar hídricamente a nuestro país para provocar o apoyar el desarrollo equilibrado del Estado .

El pretendido “equilibrio hidráulico nacional” entre las cuencas hidrográficas peninsulares sólo es posible -se afirma- mediante la realización de “transferencias hídricas” (los trasvases) entre las mismas, pero lo que no se nos aclara en ningún punto del texto del anteproyecto de ley del PHN es el significado preciso de tan importante concepto. ¿Se pretende superar el desequilibrio hídrico haciendo recircular artificialmente el agua por los ríos? ¿Se aspira a que todos los campos de cultivo tengan la misma dotación de agua de riego? ¿Se sueña con que llueva (o nieve) lo mismo en todas partes de España? ¿Se confía, por ventura, que de todos los pozos y manantiales surja la misma cantidad de agua? ¿Se persigue que los surtidores de todas las fuentes monumentales tengan el mismo alcance? ¿Se espera conseguir que todas las industrias precisen la misma cantidad del líquido elemento y que todas las plantas potabilizadoras y estaciones depuradoras de aguas residuales funcionen las mismas horas a la semana?

En definitiva, ¿qué tipo de desequilibrio hídrico, de entre los definidos con anterioridad, se pretende superar? ¿Se desea, acaso, que todos los españoles beban igual cantidad de agua, que de todos los grifos mane idéntico chorro, que todos los jardines se empapen por igual, que todas las piscinas públicas tengan las mismas pérdidas, que todos los lagos y pantanos contengan el mismo volumen de agua o que por todos los ríos y canales españoles circule igual caudal? Sería, en fin, deseable que se definiera con exactitud lo que se pretende realizar -a tan elevado coste económico y social- cuando se plantea, como nuevo objetivo ciertamente esotérico de la planificación hidrológica, el de “equilibrar hidráulicamente el territorio español”.

	Web eumed.net

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