¿Buscas otro libro?
Buscalo aquí:
Amazon Logo





 

 

Pulse aquí para acceder al índice general del libro.

Pulse aquí para bajarse el libro completo en formato DOC comprimido ZIP (95 páginas, 237 Kb)

AGUA QUE NO HAS DE BEBER...
60 respuestas al Plan Hidrológico Nacional


José María Franquet Bernis

 

 

PRIMERA PARTE: EL AGUA

7. ¿El agua se acaba? ¿Gestionamos bien el agua?

Estas son dos preguntas diferenciadas. Intentaremos contestarlas por separado.

En cuanto a la primera y, por simple lógica, la necesidad y la demanda de agua a nivel mundial se ha multiplicado por seis desde principios de siglo pasado. Decimos por lógica porque la población mundial ha aumentado considerablemente, sobre todo en los países pobres, en el siglo que acaba de finalizar. Las perspectivas para el actual no son tampoco muy halagüeñas teniendo en cuenta que a mediados del 2000 éramos 12.000 millones de habitantes. Si consideramos ahora que el continente asiático concentra al 60% de la población y que sólo tiene el 36% por ciento de la provisión mundial de agua, tenemos ahí un grave problema de los muchos a los que, en un futuro no muy lejano, deberemos enfrentarnos.

Por otra parte, no todos los países disponen de la misma cantidad de agua lo cual, en el futuro, podría ser una fuente sistemática de conflictos. Ya en el mes de enero de 1992, durante la Conferencia Internacional sobre el Agua y el Medio Ambiente en Dublín -conferencia en la que participaron 114 países, 38 organizaciones no gubernamentales, 14 organismos internacionales y 28 organizaciones de las Naciones Unidas-, se llegó a la conclusión de que el agua dulce era no sólo un recurso finito, sino además vulnerable.

En cuanto a la segunda pregunta, la respuesta es decididamente no. No gestionamos bien el agua. En primer lugar gran parte del agua que extraemos de fuentes superficiales o subterráneas para satisfacer las variadas actividades humanas se desperdicia o se emplea de manera ineficaz e ineficiente. Si tomamos, como ejemplo, el agua extraída para el riego, podemos afirmar que un elevado tanto por ciento de la misma se pierde bien por evaporación en los depósitos o bien filtrándose por los canales de los sistemas de distribución; tampoco la eficiencia del riego (porcentaje del mismo realmente absorbido por la planta) resulta ejemplar, yéndose aunque lentamente a la implantación, en la medida de lo posible, de los sistemas localizados de media y alta frecuencia (microaspersión, exudación y goteo).

También se producen importantísimas pérdidas en los sistemas de abastecimiento de agua de las diversas poblaciones humanas. Pérdidas que, en los países desarrollados, pueden llegar hasta el 25% de la totalidad del agua extraída. En los países en desarrollo, la misma cifra es aún más escalofriante, el doble. O sea un 50% del total.

Si bien nosotros, como ciudadanos de un país del primer mundo, no somos responsables de estas lindezas, sí lo somos en un aspecto del que no nos damos cuenta. Si en vez de bañarnos cada día sencillamente nos ducháramos, el consumo de agua bajaría de 200 litros diarios a sólo 20 litros. Y eso sin tener en cuenta los factores contaminantes que -¡menuda paradoja!- ocasionamos con un baño diario, factores que serán tratados en otra pregunta. En definitiva, 180 litros diarios no dejan de suponer un buen ahorro. Si hiciéramos lo mismo con la energía, también ahorraríamos agua ya que, como todos sabemos, ésta es imprescindible para las centrales hidroeléctricas, térmicas y nucleares.


Google
 
Web eumed.net

 

Volver al índice de AGUA QUE NO HAS DE BEBER...  

Volver a "Libros Gratis de Economía"

Volver a la "Enciclopedia y Biblioteca de Economía EMVI"