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AGUA QUE NO HAS DE BEBER...
60 respuestas al Plan Hidrológico Nacional


José María Franquet Bernis

 

 

PRIMERA PARTE: EL AGUA

6. ¿Qué hay que tener en cuenta para estudiar la evolución de los caudales de un río?

Es necesario hacer la consideración de que los valores que toma la variable aleatoria estadística "caudal del río" -correspondientes al fenómeno cuantitativo cuyo desarrollo en el tiempo es objeto de nuestro estudio- son fruto de la conjunción de numerosos factores que actúan simultáneamente. Todas estas fuerzas heterogéneas y de muy diversos tipos las podemos clasificar o agrupar en cuatro grandes componentes o movimientos característicos y que será necesario tener muy en cuenta en posteriores estudios sobre estos temas. A saber:

a) Tendencia secular: Es el movimiento pausado o regular latente en una serie durante un período de tiempo suficientemente largo, o sea, una dirección predominante. Se trata del comportamiento "medio", por decirlo de esta manera, de la serie en el tiempo. Intuitivamente, la tendencia de una serie cronológica caracteriza la pauta gradual y estable de sus modificaciones, atribuidas a la acción de fuerzas persistentes que afectan al crecimiento o la mengua de los caudales y que ejercen su influencia con más o menos lentitud. En las figuras correspondientes, se trata de la línea recta o curva trazada a lo largo de toda la serie y que nos muestra la tendencia lineal o no de dicha serie temporal.

b) Variaciones estacionales y periódicas: Muchas variables, y en nuestro caso el caudal de agua descendente por el río Ebro, están influidas por las estaciones o meses del año, dando lugar a movimientos de tipo cíclico, dentro de un mismo período anual. Y así, vemos como, sistemáticamente, en los meses de verano el caudal de agua baja, mientras que a partir del mes de octubre se incrementa considerablemente.

c) Variaciones cíclicas: Nos referimos aquí a las oscilaciones, de larga duración, en un entorno de la recta de tendencia, producidas, por ejemplo, por períodos de sequía plurianuales. Se definen, a veces, como la variación que resta en una serie histórica tras eliminar las variaciones de tendencia, estacionales y accidentales. El tema, en realidad, es mucho más complejo, pero en el análisis clásico tal proceso de eliminación constituye la manera usual de medir la variación cíclica. Estos "ciclos" (así denominados a veces) pueden ser o no periódicos, es decir, pueden seguir o no los mismos caminos después de intervalos de tiempos iguales. Para que estas variaciones puedan ser observadas, es necesario que el período que comprende la serie temporal analizada sea suficientemente amplio e incluya un elevado número de años.

d) Variaciones accidentales: Son un tipo de movimientos, irregulares o azarosos, que registran las series temporales como consecuencia de las circunstancias esporádicas o eventuales (inundaciones, averías en los embalses reguladores...). Estas variaciones se reducen, entonces, a movimientos pasajeros en la trayectoria histórica de la serie. Aunque se supone, normalmente, que las citadas circunstancias atípicas producen variaciones que sólo duran un determinado espacio de tiempo, lo cierto es que pueden ser tan intensas que originen un nuevo ciclo u otros movimientos. La mayoría de las veces, las variaciones irregulares debidas a la ocurrencia de acontecimientos especiales se pueden reconocer e identificar fácilmente con los fenómenos que las causaron (por ejemplo, grandes lluvias); entonces, los datos que reflejan su impacto se pueden simplemente eliminar con anterioridad a la medición de los otros componentes de la serie cronológica. En cuanto a los tipos de fluctuaciones aleatorias por esencia, poco hay que decir, excepto que tienden a compensarse a largo plazo.

Evidentemente, para hacer predicciones acertadas con cierto grado de verosimilitud, no solamente es necesario que la expresión analítica de la función matemática de tendencia presente un suficiente grado de ajuste a las observaciones obtenidas del comportamiento pretérito del fenómeno en estudio, sino que, además, es conveniente la limitación de la prognosis a un futuro próximo, al objeto de asegurar que las diversas circunstancias que han generado las cuantificaciones históricas del fenómeno seguirán prevaleciendo en el momento al que se refiere la predicción.


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