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Contextos del desarrollo regional en México


Dr. Jorge Isauro Rionda Ramírez (CV)

 

4. MICROECONOMÍA: OBJETOS Y SUJETOS DEL DESARROLLO LOCAL, LAS MICRO Y PEQUEÑAS EMPRESAS



En el inicio del tercer milenio, los micronegocios y empresas familiares son un tema de especial interés en las nuevas economías posmodernas, tanto del capitalismo central como del periférico. Mientras que anteriores trabajos de investigación hablaban del proceso de concentración y centralización del capital, que supone la extinción paulatina de este tipo de microempresas, las nuevas economías basadas en la producción flexible abren nuevas interrogantes y cuestiones de interés respecto a la vigencia, permanencia y sustento de las pequeñas factorías que se integran al nuevo esquema mundial de desarrollo con una articulación de base, que las hace proveedoras y realizadoras de procesos muy especializados en el marco general de este tipo de economía.

Al parecer la realidad económica mundial cuestiona en gran medida las tendencias esperadas en años anteriores. Las microempresas proliferan, nacen y mueren, pero se siguen reproduciendo en una dimensión que dejan en claro que está lejos el día en que este tipo de negocios pierda vigor y vigencia. Al parecer el nuevo esquema de producción flexible las alberga como parte de una estrategia de producción sobre especializada y soportada en procesos de producción de maquilación al grado de especialización y dimensión productiva que abre nuevos mercados, articulaciones industriales y posibilidades económicas a estos micronegocios.

Así el nuevo esquema de producción compartida articula al capitalismo periférico en sus procesos de micromaquilación productiva en áreas de producción sobre especializada y básica al esquema general, donde las micro y pequeñas empresas se articulan a las grandes y medianas empresas como proveedoras y realizadoras de procesos de complementación o de trabajo sobre especializado, manufacturado e intensivo en mano de obra, no obstante con baja escala de producción. La complementariedad de procesos de producción alternos, flexibles, sobreespecializados de estos micronegocios les abren nuevas y abundantes oportunidades de participación y mercado. Es por ello que las microempresas encuentran en el esquema general de producción flexible alternativas de crecimiento y supervivencia empresarial.

En el esquema de producción flexible, las empresas buscan como estrategia la segmentación de sus procesos productivos para no absorber todos los costos y adquirir mayor eficiencia productiva. Como lo sostienen Mungaray y otros autores (et. al.; abril, 2005), “… las unidades económicas menores buscan encadenar su proceso productivo con las grandes, ambas con el objetivo de disminuir la incertidumbre, mantenerse en el mercado y maximizar los beneficios…” De esta manera, las grandes empresas que logran fuertes niveles de monopolización de sus mercados trasmiten a las empresas menores concadenadas a ellas, las ventajas que tiene un mercado cautivo. Las empresas menores ven en esta articulación con factorías mayores la ventaja del monopolio, sin que ellas directamente sean las empresas monopolizantes.

El presente trabajo de exposición parte de los hallazgos de otros investigadores para dar sustento a la hipótesis que trata de establecer que el sustento de las microempresas y empresas familiares en cuanto su alta proliferación y permanencia en el mundo empresarial, necesariamente tiene que ver con la lógica de la producción flexible que les posibilita para una mayor articulación al esquema general como maquiladoras de procesos sobre especializados, así como complementarias y alternativas, y abre nuevos mercados a sus posibilidades reproductivas.

El objetivo principal de este trabajo es saber conjugar los hallazgos recientes de investigadores diversos para de manera coherente y consistente se de soporte al supuesto del párrafo anterior.

La metodología empleada es deductiva, trata de establecer la lógica, esto es, el sentido y los nexos existentes entre los distintos y principales hallazgos de investigación más recientes al respecto, para concretar un planteamiento de la permanencia y prominencia de las microempresas en el nuevo esquema de producción flexible a nivel mundial, como fundamentación coherente y consistente.

El caso revisado es el de México , para ello se revisan asimismo, los hallazgos más recientes que investigadores en México al respecto del tema. Para esto, el caso mexicano es vivencial y tipificable en general y en gran medida de lo que sucede en América Latina, sin subestima de las singularidades que puede haber de una economía a otra.

Es importante hacer mención por cuestiones metodológicas que las definiciones del tamaño de las empresas en este trabajo usadas son las que se aplican para el caso de México por la Secretaría de Economía, cuyo parámetro es le número de empleados contratados. Esto es importante por que de país a país las definiciones cambian en base a sus propias realidades y necesidades de crecimiento económico, tal como lo señala al principio de su artículo Ramírez (abril, 2005).

Por último, no obstante en el discurso oficial de 1988 a la actualidad, las pequeñas y microempresas son mención importante de los programas de gobierno, como parte estratégica del desarrollo, no existe a la actualidad políticas más sectoriales y locales de promoción de este tipo de industrias.

El Programa de Desarrollo Empresarial 2001 – 2006, cita como estratégico el fomento y fortalecimiento de las pequeñas y microempresas, así como su articulación con el capital internacional como nacional, no obstante no dice en específico el cómo lograrlo en un nivel sectorial y rama de actividad, carece de un enfoque de desarrollo regional y local, territorializado, aterrizado, ni toca el tema de apoyos financieros viables, eficaces y factibles para este tipo de negocios (Hernández y Rabelo; abril, 2005), así como las reformas institucionales que vengan a formalizar las relaciones industriales, como dar seguridad y garantías al sinnúmero de transacciones económicas que se dan entre éstas con las grandes y medianas empresas del país como foráneas, ni toca las cuestiones regulatorias propias a la inversión tanto pública, privada como extranjera respecto a las mismas.

RELEVANCIA EN EL DESARROLLO LOCAL Y REGIONAL

En el capitalismo, el carácter periférico va a dejar su estigma de incipiente y de subdesarrollo para comprenderse como complementario y alterno. Las microempresas y empresas familiares surgen ante este nuevo esquema como parte complementaria y alternativa del desarrollo empresarial de las naciones. Se articulan a los procesos de producción de otras empresas de mayor tamaño de forma altamente flexible , versátil y con alta movilidad. Su vigencia no obstante siempre es de corto o mediano plazo según la violencia de los cambios en los esquemas generales de producción flexible. No obstante, nacen y mueren, proliferan en todos los ámbitos y son quizá la expresión que más denota la flexibilidad del propio esquema posmoderno.

Intensivas en procesos de trabajo, de baja capitalización, son en gran forma las principales causantes de empleo. De ahí nace el interés público por su fomento y regulación. Las microempresas en una nación en vías de desarrollo son las principales receptoras de mano de obra y generadoras de empleo, dan sustento a la mayoría de familias y hogares de una localidad, y por lo mismo son las factorías que tienden a resolver y expresar los problemas locales.

La relevancia de este tipo de empresas en la generación del empleo se ve en la gráfica siguiente donde es claro como viene en aumento este sector.

Participación de empresas con hasta 250 trabajadores
en el empleo total registrado en e IMSS:

Asimismo, es evidente que comparado con el entorno empresarial las empresas con hasta 250 trabajadores observan menor vulnerabilidad que el resto.

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EMPLEO REGISTRADO EN EL IMSS


El desarrollo económico nacional o regional no tiene cabida si no concibe la realidad microempresarial en su relación con lo local. En si el fomento al desarrollo debe partir de las necesidades locales de los micronegocios. La necesaria atención, fomento y regulación de este tipo de factorías es la base de toda política pública de desarrollo local o regional.
En observancia de la siguiente gráfica concluye la misma fuente Banamex (mayo, 2005), que con base a la "Encuesta Nacional de Micronegocios" entre establecimientos en donde laboran hasta 16 personas (incluido el propietario). Una de las variables consideradas es la antigüedad de los negocios, que se ilustra en la gráfica… para las encuestas correspondientes a los años de 1992, 1996 y 2002. La conclusión que se desprende es que, más que disminuir, en la microempresa la edad media ha aumentado; la antigüedad típica en las tres observaciones consideradas es la misma (de 6 a 10 años), pero la proporción del total que se encuentra en este rango pasa de 18% en 1992 a 25% en el 2002. De hecho, 57% de todos los negocios encuestados se ubican en los cuatro rangos de mayor antigüedad en el 2002 (i.e. tienen como mínimo 6 años de operación) contra 44% en 1992. La tendencia claramente apunta a micronegocios que duran más tiempo operando…”.
ESTRUCTURA DE LOS MICRONEGOCIOS POR ANTIGUEDAD

Agrega además que ”… la estructura - por numero de personas que laboran - de los micronegocios que en las encuestas del INEGI se registran con una antigüedad de 6 años o más. En 1992 por ejemplo, el 61% de estos negocios estaban constituidos por una sola persona mientras que para 2002, esa proporción aumenta a 74%. Es decir, tres cuartas partes de la totalidad de los micronegocios en el 2002 son de facto empresas de un solo individuo, hecho que es consistente con la anormalmente baja contribución de la pequeña empresa al empleo total en México observada en nuestros comparativos internacionales para las manufacturas…”. (véase la gráfica que presenta).

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MICRONEGOCIOS CON SEIS O MÁS AÑOS DE ANTIGÜEDAD


Pasando a otro tema, existe en este sentido una dicotomía empresarial dentro del nuevo esquema general de producción flexible (Mungaray y Ramírez, abril 2005): la existencia de grandes negocios bien articulados al capitalismo central y a los intereses del gran capital transnacional, que implementa las más recientes innovaciones tecnológicas, así como expresa la más alta capitalización productiva, incluso a escalas transnacionales, y esta altamente vinculada al desarrollo de tecnologías de la información, a la información privilegiada y su posicionamiento en el comercio internacional le da un rol de alta relevancia en sus mercados. Mismas empresas que conviven con microempresas que se vinculan y articulan a estas en procesos de maquilación, complementación y alternativos a los esquemas de producción flexibles de las primeras. Micronegocios en subsunción de las grandes y medianas empresas y sustento base de las mismas como propia estrategia de producción flexible del esquema general.

Los micronegocios en este sentido son la expresión de la flexibilidad productiva deseada, y su nexo con el esquema está en la gran versatilidad, movilidad y adaptación a las necesidades de desarrollo de las grandes factorías.

Interesante resulta que el esquema de producción manufacturero de tipo artesanal encuentra grandes posibilidades de vinculación y articulación a las medianas y grandes empresas que buscan en los micronegocios el sustento de la flexibilidad productiva: la maquilación. Dos tipos de empresas totalmente asimétricas y dialécticamente antagónicas, diametralmente opuestas, las grandes empresas sustentan la producción flexible en el desarrollo y proliferación de loas microempresas.

La flexibilidad del esquema posmoderno recae en los micronegocios, los micronegocios de hecho, en sus grandes posibilidades de adaptación a las necesidades de las medianas y grandes empresas, posibilitan de hecho la flexibilidad deseada, por lo que sufren la consecuencia, asimismo, de las ventajas y desventajas que esto les implica, especialmente que son micronegocios cuya vida viene a abreviarse en la efímera vigencia de los procesos continuamente trastocados por los cambios tecnológicos y organizaciones de las empresas a quienes se vinculan.

En México las micro y pequeñas empresas son el sustento del 40% de la población (Mungaray y Ramírez, op. cit.). Por lo mismo, no se puede dejar de lado el interés que este tipo de factorías significan para el desarrollo de la nación. Asimismo, son estratégicas por su peso social en la estructura industrial, fortalecen los mercados nacionales y regionales, y necesariamente el espectro industrial por la población que albergan las empresas por su tamaño, son la razón de la actual distribución social del ingreso del país.

Al respecto cita Huber a Mungaray y Ramírez (abril, 2005; 301): “…los incrementos del valor de la producción y el número de los pequeños negocios se correlacionan de manera estrecha con mayores niveles de empleo, lo que permite una mejor distribución del ingreso y mayor desarrollo social . Dichos empleos acrecientan y vigorizan la demanda interna y aumentan las oportunidades de negocio y empleo.”

Debe quedar claro que el reto de la economía mexicana en el contexto de la integración económica es un articulación al proceso de producción mundial de manera ventajosa y competitiva. Es por lo mismo que la estrategia económica de México no puede partir de la simple promoción de las exportaciones como de la Inversión Extranjera, sino del fomento y respaldo de los micronegocios para que logren fuertes y viables articulaciones con el aparato productivo internacional, aportando ventajas competitivas como parte de una red internacional de relaciones industriales sustentada desde lo local, como parte de una aglomeración industrial.

Citan Mungaray, (et. al.; abril, 2005). Que “En el escenario económico de México, en el cuál aumentó el índice de pobreza y el nivel de desempleo en el decenio de los noventa ha surgido un gran número de microempresas familiares con el objeto de lograr la independencia laboral o como una opción para conseguir y mantener un empleo que asegure los ingresos para cubrir las necesidades…”. Es entonces que la creación de micronegocios familiares se presenta ante la nación mexicana como una estrategia de supervivencia económica y laboral, en una economía altamente vulnerable y sometida a fuertes crisis y profundas recesiones, donde las ventajas son claras por su independencia y versatilidad de adaptarse a los cambios del esquema.

EFECTO DE LA APERTURA ECONÓMICA EN MÉXICO

Dentro del esquema de producción flexible, la transnacionalización del propio esquema es inherente e inminente a su lógica reproductiva. La integración de ventajas de producción de otras geografías implica la necesaria articulación de capital y trabajo de otras naciones a su entorno empresarial. La búsqueda de insumos, procesos, relaciones industriales, calidad y servicios que otorguen ventajas competitivas a las grandes empresas en el ámbito internacional trae consigo el necesario desplazamiento de muchos de los procesos de producción a nuevas geografías mundiales. De ahí el concepto de producción compartida.

La relocalización territorial de los negocios a un ámbito internacional, a nivel nacional implica la desarticulación de los aparatos productivos de los países, a cambio de una mayor articulación transnacional (Huber; abril, 2005). Sus expresiones macroeconómicas son los desajustes en los balances componentes de la balanza de pagos a razón del cambio de dimensión y composición de las canastas de exportaciones e importaciones, así como de los flujos de capital, especialmente en materia de inversión extranjera directa, tanto en las naciones propias del capitalismo central como periférico.

El efecto de la integración económica a nivel internacional para las grandes empresas transnacionales es la sensible caída de los costos unitarios de producción y consecuente aumento de las ganancias, asimismo como la aceleración del proceso de concentración y centralización del capital transnacional.

Contrario a lo sustentado por Huber (op. cit.), quien sostiene que “… las micro y las pequeñas empresas que operan con tecnología tradicional y productividad y eficiencia bajas, quedaron marginadas de dichos beneficios y de su incorporación a la grandes cadenas productivas…” las microempresas encuentran en este proceso nuevos esquemas de articulación empresarial, como nuevos mercados. La obsolescencia prematura del capital ante la violencia de los cambios tecnológicos que trata de contrarrestar la tendencia de la tasa general de ganancia, es sostenida para las grandes empresas por las micro y pequeñas empresas que absorben estas tecnologías, y con ello el costo que implica el desuso de capital por tal obsolescencia. No se olvide por otra parte que como parte de la flexibilidad productiva, la tecnología viene a adquirir su carácter polivalente. La tecnología obsoleta se desusa en las cúspides empresariales para ser absorbida por las bases inmediatas (medianas empresas, posteriormente pequeñas empresas), de la pirámide de la articulación empresarial.

Por otro lado sostiene el mismo autor que: “La importancia de las pequeñas empresa como generadoras de empleo radica en que sus procesos productivos son intensivos en trabajo y que a partir de éste se pueden generar innovaciones tanto en los bienes como en la organización…” (Huber, op. cit.).

En este sentido, tal como lo sostiene Huber (op. cit), las principales ramas de actividad económica en México lo siguen siendo los bienes tradicionales, manufacturas realizadas por pequeñas empresas principalmente. De ahí la importancia que representa la pequeña y micro empresa en México como generadora no solo de empleo y valor agregado, sino también de divisas.

Por lo mismo, se puede sostener que la apertura económica en México, a partir de los años 80, vienen a acelerar el proceso de industrialización urbana iniciada desde lo 50 en el país, donde el papel de las microempresas e vital para comprender este dinamismo, y que dicha apertura no supone el quiebre, marginamiento y abandono de este tipo de factorías sino que una nueva forma de vinculación, articulación a empresas como mercados internacionales, donde las posibilidades de cooperación e integración se multiplican en el seno de la lógica de articulación empresarial del esquema de producción flexible.

En México se estima la existencia de más de 3 millones de unidades empresariales de las que, nos señala Ramírez (op. cit.), 99.7% son Medianas, pequeñas y micrempresas: 95.7% son microempresas, 3.1% pequeñas y 0.9% medianas, que por definición ocupan de 1 a 500 trabajadores. Mismas que producen el 42% del PIB y el 64% del empleo del país. La definición de pequeña empresa para México es aquella que contrata como máximo 250 personas, quedan implicadas las microempresas en este rubro.

Otra fuente (Banamex), brinda para el lapso de 1993 – 1998 los comparativos de México con el resto de latino América en el cuadro que sigue donde se ve que la participación de la pequeña empresa en el empleo formal, México es el de menor valor. Esto se explica según la misma fuente porque el sector manufacturero del país tiene una mayor vocación exportadora particularmente en quehaceres como la metalmecánica, fincado en una mayor explotación de economías de escala, donde opera una mayor capitalización respecto a la mano de obra utilizada (mayor composición orgánica del capital), efecto del mayor grado de articulación de estas empresas a economías foráneas de mayor envergadura, cuyo capital operacional y tecnológico implican para las pequeñas empresas la implementación de esquemas de mejores esquemas de organización e innovación empresarial.

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LA PEQUEÑA EMPRESA EN MÉXICO: COMPARATIVOS CON LATINOAMÉRICA



Si consideramos las empresas que contratan hasta 250 trabajadores que comprende no solo las manufactureras sino las que se orientan al comercio y a los servicios la contribución es más alta, de 77%. No obstante se tiene que su participación relativa en el PIB es mucho menor, esto debido a que la polarización de la industria mexicana es más fuerte por la participación de la inversión extranjera directa que se expresa en la localización dentro del país de industrias de muy alta capitalización, las mismas que son las que más contribuyen al producto nacional. Naciones como Panamá o Perú no expresan tan alta polarización industrial, y sus grandes empresas no albergan los grandes montos de capitalización debido a la participación extranjera, como es el caso de México.

La pequeña empresa mexicana tampoco expresa la implementación de esquemas productivos más eficientes, como conjunto, sin contradecir que aquellas factorías vinculadas al capital corporativo transnacional observa mejores tasas de rendimiento y eficiencia, no obstante, aún la mayor parte de este tipo de factorías no se vincula a sectores más modernos y opera con esquemas tradicionales poco eficientes lo que marca una grave asimetría entre las pequeñas empresas, donde abiertamente se ve que la ventaja de vincularse como estrategia empresarial a otras empresas mayores articuladas al capital transnacional.

Afirma Ramírez (op. cit), que una expresión importante del efecto de la apertura económica en México es la polarización territorial y sectorial de los beneficios. Los sectores de la economía mexicana más vinculados a los mercados y producción de las grandes empresas transnacionales son por ende quienes mayores beneficios encuentran en la apertura económica, por lo mismo, es necesario la institucionalización de las redes de vinculación y articulación de las pequeñas y microempresas a los grandes corporativos transnacionales, lo que vendría en una sinergia empresarial del aparato productivo nacional respecto al capital internacional.

Las estrategias para tal fin consisten en alianzas productivas, agrupamientos industriales, las cadenas productivas, el desarrollo de proveedores, las empresas integradoras y los parques industriales (Ramírez; abril, 2005). No obstante la polarización y la dualidad del desarrollo industrial en México son cada vez significativas y se ven acelerados por el efecto de la apertura económica.

La estrategia de crecimiento industrial debe partir de la base a la cúspide del entramado empresarial, y no al revés, puesto que el fortalecimiento de las base viene en un mejor sustento de desarrollos ulteriores que parten o derivan de ello. Para ello es imprescindible que el mercado bursátil observe la generación del crédito a la microindustria, por lo que implica la necesaria reforma respecto a la incorporación de esta dimensión empresarial, tal como lo sostiene Ramírez (op. cit.).

Debe recordarse que el objetivo de las microempresas, sobre todo las familiares no es la acumulación de capital, sino la subsistencia de las personas que las integran (Mungaray, et. al.; op. cit.). Demuestran Mungaray y otros autores que el principio de maximización de las utilidades se procura de forma esporádica, para el caso de las microempresas, en el corto plazo, y más bien se sustituye por el de la maximización de la producción, según un estudio realizado en un grupo de microempresas localizadas en colonias marginadas de los municipios de Baja California. Esto es lógico dentro del esquema de producción artesanal, de empresas que son tan pequeñas y cuyos mercados son variantes, esporádicos y vulnerables, la eficiencia no radica en el logro de las máximas utilidades sino en la máxima realización de ventas en el corto o incluso inmediato plazo.

Asimismo, para el caso de economías incipientes del capitalismo periférico como es el caso de México, aún considerándosele como nación de reciente industrialización, tal como lo sostienen Hernández y Rabelo (op. cit.), “… la microempresa necesita un impulso institucional que promueva el aprendizaje, la innovación y la formación de redes que incentiven la calidad y la cooperación entre ellas y las más grandes, lo cual puede lograrse mediante una política industrial regional…”.

Por otra parte, sostienen estos autores que el problema fundamental de las pequeñas y microempresas no es en sí su tamaño sino su aislamiento. Por lo que se hace necesario que existan programas que les vinculen en cuanto sus posibilidades de adaptación y flexibilidad productiva ante el nuevo entorno empresarial, abriendo vías de articulación con grupos empresariales de mayor tamaño que las articulen a sus procesos productivos.

Un caso vivencial de la ventaja que tiene la incorporación de nuevas factorías foráneas (inversión extranjera directa), respecto a su efecto de concadenamiento,articulación y sinergia empresarial es el de la localización de industrias automovilísticas en México, como es el caso de la Toyota en la ciudad de Tijuana, Baja California (Pascencia; abril, 2005), la VW en la ciudad de Puebla, la Nisan en Aguascalientes y la GMC en la ciudad de Silao, Guanajuato. No obstante contrastan algunas experiencias locales de la localización de la inversión extranjera directa, por caso, el de la industria productora de televisores en la ciudad de Tijuana, puesto que su relevancia mundial actual es tal que de cada 10 televisores en el mundo, 8 se han ensamblado en Tijuana, no obstante este tipo de industria solo utiliza un 5% de componentes locales, lo que nos habla que no necesariamente la inclusión de nuevas factorías al entorno empresarial local necesariamente trae consigo el concadenamiento y la articulación industrial. Es necesario por ello contar con políticas institucionales que prevean y procuren el mayor nexo posible entre el capital local, materializado en gran cantidad de pequeñas y micro empresas, con el capital foráneo, que para el caso se materializa en un gran conglomerado industrial manufacturero maquilador.
El estudio antes citado de Banamex (mayo, 2005) llega a una muy interesante conclusión la cual se cita: “…En síntesis, la panorámica que emerge de nuestra pesquisa sobre la pequeña empresa Mexicana desafía a nuestras visiones más convencionales y al hacerlo, nos ayuda a formarnos una idea más objetiva sobre el tipo de retos que enfrenta. Nos muestra un sector cuya relevancia esta más asociada a los quehaceres terciarios que a las manufacturas, que sigue vigente tanto por su participación en el total de empresas cuanto por su mayor esperanza de vida en lo individual, y cuyo principal flanco débil es el crecimiento orgánico; es decir, empresas que sobreviven pero no se desarrollan…”.
Adiciona además que: “…Lo que nuestro examen sobre la pequeña empresa en México sugiere es que el tema no es uno de sobrevivencia sino de expansión; hay muchas pequeñas empresas, con mayor permanencia en el mercado pero en una situación desafortunada de estancamiento, de mera subsistencia. Es aquí en donde debemos enfocar nuestros esfuerzos…”
Es entonces que parte del respaldo que se debe procurar a este tipo de empresas es la innovación como fundamento para su adhesión a los nuevos esquemas de producción flexible, para ello es necesario que accedan a información privilegiada y a tecnologías vanguardistas.
 

 


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