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La crisis financiera de 1994-1995 y el TLCAN a diez años

Josué Emmanuel Fernández Torres
 

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CONCLUSIONES

El Tratado de Libre Comercio de América del Norte ha sido uno de los temas más debatidos y comentados en la historia reciente de los Estados Unidos y México. Una de las mayores dificultades al evaluar el TLC, ha sido que, tanto en los Estados Unidos como en México, se miraron con exagerado optimismo en 1993 los beneficios que éste traería consigo. Esto se debió a una reacción defensiva a las críticas de los grupos proteccionistas u opositores del Tratado que se organizaron en ese entonces para desacreditarlo.

Los efectos de la crisis mexicana fueron devastadores para su economía y afectaron los resultados esperados a corto plazo del TLC. Por una parte, la crisis del peso no está relacionada con el Tratado, sino que más bien fue un proceso interno y, en parte, gracias al Tratado, se pudo superar más rápidamente que si éste no hubiese existido. Por otra parte, sí influyó en la manera en que México manejó esta crisis comparado con crisis anteriores. El país optó por seguir una política macroeconómica restrictiva para corregir su balanza de pagos en lugar de restringir las importaciones.

En resumen, se puede concluir que si bien para los Estados Unidos, debido a la diferencia en el nivel económico (su economía es 23 veces más grande que la de México), los efectos del TLC han sido modestos, a nivel político han sido importantes. Parte del público estadounidense lo percibe como poco beneficioso ya que durante el debate para su aprobación, se perdió de vista lo que se puede esperar de un Tratado como este. Los opositores han continuado su campaña desfavorable y sostienen que, entre otros efectos, contrariamente a lo que se había prometido en 1993, el Tratado más parece haber contribuido a deprimir los salarios de los tres países y debilitar el poder de negociación de los trabajadores, además de no haber frenado las presiones migratorias hacia los Estados Unidos.

El Tratado no puede mirarse a corto plazo. Es preciso dar contenido a los mecanismos de ejecución y vigilancia establecidos en él. Indudablemente se registra un aumento en el comercio entre los países, pero no está claro su efecto en el empleo, dado que hasta ahora no se han producido cambios importantes en la composición de las exportaciones.

El TLCAN tiene altas repercusiones sobre los diferentes sectores productivos de la nación, lo cual trae beneficios para algunos, pero afecta seriamente a otros.

El sector automotor es el rubro más importante del TLC y en el que la integración aumenta con mayor rapidez. En el proceso de liberalización del sector automotor, Estados Unidos se benefició por la reducción arancelaria y de cuotas, ya que antes del acuerdo los aranceles y restricciones cuantitativas eran mayores en México y gran parte de las exportaciones mexicanas ya entraban libres de aranceles en virtud del Sistema Generalizado de Preferencias.

Es menester tener presente que el TLC debe verse como un medio para crecer y no como un fin. De no mejorarse la tecnología, innovarse y actualizarse el sistema productivo, México bien podría perder ventajas de mercado. Al examinar el sector textil, se destaca el caso de la China, que aun siendo un participante tardío y no gozar de los beneficios de ser miembro del Tratado, ha logrado penetrar y crecer con gran rapidez en el mercado norteamericano. También es importante examinar el rol de las transnacionales a fin de establecer cuál o cuáles son los países que se están beneficiando del aumento del comercio e inversiones.

Ninguna de las dos partes desea que se suprima la frontera sino que buscan la integración del mercado e inversión, sin ir más allá. Ambas partes coinciden en que el TLC es necesario debido a la ya creciente integración que tenían los dos mercados, a que comparten una amplia frontera, y a los problemas migratorios entre ambos países. Precisamente, en la zona fronteriza de los dos países es donde se han concentrado hasta ahora los efectos del TLC, convirtiéndola en una de las zonas más dinámicas del mundo. Allí, no sólo ha aumentado la inversión estadounidense sino la asiática y europea, lo que ha contribuido a cambiar la estructura productiva mexicana, a generar empleo y aumentar el comercio bilateral.

Si bien el Tratado es una oportunidad para México, la economía sólo podrá robustecerse si se acelera la redistribución del ingreso, se mejora la educación y se mantienen condiciones favorables mediante la estabilidad macroeconómica y financiera.

Por razones históricas, sociales, y geográficas, México y Estados Unidos son socios naturales. A medida que la economía mexicana se recupera muchos grupos en este país prefieren consolidar y salvar el Tratado ante todo. En los Estados Unidos, también hay cierto grado de convencimiento de que se debe avanzar con cautela y profundizar el Tratado, examinar más de cerca los resultados, antes de hacer extensiva a otros países la adhesión a él.

 


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