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El potencial de sostenibilidad de los asentamientos humanos

Josep Antequera

 

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CAPÍTULO 5
ESTRUCTURAS SOCIALES URBANAS



         

5.6. Sociedad local versus entorno global


Manuel Castells, distingue de éste proceso de globalización, la configuración a nivel planetario de dos espacios diferenciados, el espacio de los flujos y el espacio de los lugares.
El espacio de los flujos incluye lugares, pero éstos no existen por sí mismos en tal espacio. Son nodos de una red. Las actividades fundamentales en nuestras sociedades, tales como los mercados financieros, la gestión de alto nivel, la producción multiregional y multinacional de bienes y servicios, los medios de comunicación y la ciencia y la tecnología operan en/mediante el espacio de los flujos. En otras palabras, el espacio de los flujos, que se inició como el espacio de poder y de las funciones dominantes, está extendiendo su influencia a la totalidad de las actividades humanas.

El espacio de los lugares, basado en la contigüidad territorial, sigue existiendo. De hecho, constituye el espacio fundamental de la experiencia personal y la identidad cultural para la mayor parte de la gente. Si la experiencia de la gente está fragmentada en lugares culturalmente específicos y la funciones del poder, la producción, la salud, la innovación y la comunicación escapan en un código diferente, formado en torno a la virtualidad real del espacio de los flujos, ya no hay transmisiones simbólicas en la experiencia urbana .

Por estas razones podríamos decir que a nivel local, hay una interacción entre dos modelos de capital social diferentes:

Un “capital social multinacional”, que proviene del proceso de globalización generado por el interés económico de las grandes empresas productoras de bienes y servicios, asociadas a las multinacionales de los medios de comunicación que generan el modelo de capital social, que algunos autores han denominado “pensamiento único”. Este tipo de capital social tiene la voluntad de predisponer al entorno local para asumir sus inversiones y sus productos, que supuestamente tienen que garantizar el incremento del capital económico de dichas entidades y generar en el espacio local lo que ha venido a llamarse “desarrollo” y elemento que lo sustenta: “el consumo”.

Un “capital social local” producto de la historia y la cultura del lugar, y transmitido a través de generaciones, que se produce por la evolución del sistema social en el proceso continuo de adaptación al entorno (ver capítulo I). Este capital social local está presente en el patrimonio histórico, en las formas de hacer de las gentes, en el lenguaje local y sus particularidades, en las fiestas tradicionales, en los productos autóctonos y en todas las singularidades que aquel espacio y sus gentes, entendidos como un sistema diferenciado y identitario, han configurado a través del tiempo y de la historia.

Este capital social local asediado por los flujos que soportan el capital social de la globalización, se enfrenta a un proceso de “selección natural”, en los que los algoritmos comprimidos (ver capítulo 4) que conforman a cada uno, compiten por asentarse en las conciencias de las gentes y por generar los propios hábitos de conducta y estilos de vida que favorezcan a uno u otro capital .

El producto resultante de la interacción entre los dos modelos de capital social incrementará o reducirá la complejidad de los espacios urbanos y sus modelos de organización. En el caso de los modelos urbanísticos, por ejemplo, Naredo expone como el proceso urbanizador actual unifica los tipos constructivos, reduciendo variedad en los nuevos barrios creados, apreciándose similitudes urbanísticas en los diversos barrios y ciudades construidas en diversas poblaciones, tendiéndose a implantar un único modelo constructivo:el que podríamos llamar “estilo universal”, que dota a los edificios de un esqueleto de vigas y pilares (de hierro y hormigón) independiente de los muros, por contraposición a la arquitectura vernácula (que construía los edificios como un todo indisoluble, utilizando los materiales del entorno) y con una mayor singularidad local.

Son innumerables los ejemplos de pérdida de diversidad local en los procesos de globalización, sacrificándose ésta por una mayor eficiencia productiva y fundamentalmente por una mayor eficiéncia comercial y especuladora.

En el próximo capítulo analizaremos el sistema urbano desde el punto de vista de la sostenibilidad, tanto ambiental, social como económica y la diferencia de la ciudad con los ecosistemas naturales, para entrever cuales son los factores que pueden hacer del espacio local un entorno con un nivel mayor de sostenibilidad.
 


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