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El potencial de sostenibilidad de los asentamientos humanos

Josep Antequera

 

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CAPÍTULO 5
ESTRUCTURAS SOCIALES URBANAS



         

5.4. El capital social local

El espacio urbano al reunir un número importante de personas y organizaciones, incrementa la posibilidad de relaciones entre ellas y genera estructuras sociales, redes de comunicación e intercambio y posibilidades de realización a los individuos. Este entramado organizativo, se conoce con el nombre de capital social.

El Banco Mundial define este concepto afirmando que el capital social se refiere a las instituciones, relaciones y normas que determinan la calidad y la cantidad de interacciones sociales de una sociedad. El capital social puede ser definido como un conjunto de asociaciones horizontales entre la gente, consistente en redes sociales y en normas compartidas que tienen un efecto en la productividad de la comunidad y en el bienestar social .

Esto nos llevaría a concebir el capital social en dos sentidos:

a) El capital social como explicación del funcionamiento de las redes sociales y las organizaciones, los mercados, y los sistemas políticos.
b) El capital social como elemento ligado al rendimiento económico, político y social a través de los roles que juegan las instituciones, los marcos legales y los gobiernos existentes.

Según Coleman citado por Kliskberg , el capital social se manifiesta tanto en el plano individual como colectivo. En el primero tiene que ver con el grado de integración social de un individuo, su red de contactos sociales, implica relaciones, expectativas de reciprocidad, contactos confiables. Mejora la efectividad privada, pero también es un bien colectivo.

Kliksberg sigue analizando diferentes definiciones del concepto, en la que destacamos la de Newton, que analiza el capital social como un fenómeno subjetivo, compuesto de valores y actitudes que influencian como las personas se relacionan entre sí. Incluye confianza, normas de reciprocidad, actitudes y valores que ayudan a las personas a trascender relaciones conflictivas y competitivas para conformar relaciones de colaboración y ayuda mutua .

Por lo tanto, vemos como el capital social podría considerarse como un producto emergente de las relaciones entre los individuos, que desemboca en un conjunto de instituciones sociales, políticas y económicas, que a la vez actúan retroalimentando dicha confianza y posibilidades individuales.


Fig 5.3. El capital social como producto emergente de las relaciones individuales y las estructuras sociales, y su retroalimentación permanente que configuran la complejidad de una sociedad. (Elaboración propia).

Por ello entendemos que tanto los individuos sociales como las instituciones presentes en una sociedad puede ser elementos capaces de generación de capital social. Estas interacciones podrían configurar lo que entenderíamos por redes sociales.

Las redes sociales generan estructuras materiales – edificios, carreteras, tecnologías, etc.- que se convierten en elementos estructurales de la red y producen bienes y artefactos materiales que son intercambiados entre los nodos de ésta... Por un lado la red genera nuevas imágenes mentales, nuevos pensamientos y nuevos significados; por otro, coordina de modo incesante el comportamiento de sus miembros. A partir de la compleja dinámica e interdependencia de esos procesos surge el sistema integrado de valores, creencias y conducta que asociamos con el fenómeno de la cultura. La red social produce también un cuerpo de conocimientos compartido - que comprende información, ideas y habilidades - que junto con sus valores y sus creencias, conforma el modo específico de vivir de esa cultura .

La red permite que entre los nodos de la misma y en su estructura general se cree una organización compleja que almacena materia, energía y información y que todo ello puede ser analizado como un capital en el tiempo, que se acumula en dicha estructura en función de su proceso evolutivo.

Por ello la red social sería la configuración material por la que circula el capital social. Esta red la formarían tanto los individuos como las instituciones presentes en el medio y los artefactos tecnológicos con que se estructura el medio social . En ella la circulación del capital social iria generando formas de hacer, soportadas en algoritmos comprimidos (ver capítulo 4) que configurarían hábitos de conducta, estilos de vida y modelos de organización social que a la vez irían nutriendo dicho capital social, en un feed back constante entre individuos y organizaciones sociales.
 


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