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El potencial de sostenibilidad de los asentamientos humanos

Josep Antequera

 

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CAPÍTULO 3

LA EVOLUCIÓN URBANA



     3.6. La localización medieval


La Edad Media volvió a recuperar el protagonismo de lo local, con la vida monástica y el señorío feudal como elementos de conocimiento y control de la sociedad. Más adelante el colonialismo volvería a iniciar ese ciclo de expansión de la humanidad y el resurgir del fenómeno globalizador que domina actualmente el mundo.

a). De la localidad medieval a la protociudad moderna


La caída del Imperio Romano supone un “volver a empezar” de la estructuración urbana en las sociedades antiguas. En esta fase las tribus bárbaras continuaron sembrando la destrucción, y surgieron y desaparecieron pequeños reinos muy inestables. El reino de los francos entre el Loira y el Rin, fue el centro del inicio de la Europa Medieval, basado en relaciones inestables entre los diferentes nobles que lo componían. A partir del siglo VII, los francos y los visigodos de España fueron invadidos por tribus procedentes del Norte de África que en el año 732 llegaron al centro de Francia. Aunque fueron expulsados al otro lado de los Pirineos, todo el Mediterráneo se convirtió en un lago musulmán. En el mismo siglo los vikingos salieron en masa de Escandinavia, dominaron las Islas Británicas, conquistaron Normandia y llegaron hasta París y se adentraron en el Mediterráneo. En el siglo IX muchas tribus magiares se encaminaron hacia Europa atravesando los Cárpatos y atacaron y saquearon el norte de Italia, el sur de Alemania y el este de Francia, imponiendo tributos a sus habitantes antes de instalarse en la llanura húngara de una manera estable.

Para hacer frente a estas amenazas los reyes francos idearon un sistema de relaciones sociales, política y militares que se conoce como feudalismo, cuyo origen organizacional se basaba en el “manor”. Ésta estructura procede de la evolución de las grandes fincas romanas en estructuras autosuficientes y con sistemas represivos que ligaban a los campesinos a la tierra. Con el impacto de las diferentes invasiones surgieron los señores feudales como jerarquía diferencial de éstas estructuras, la cuales se extendieron por toda Europa, primero en el Norte de Francia, sur de los Países Bajos y oeste de Alemania y en el Valle del Po al norte de Italia; y más tarde a Inglaterra mediante la conquista normanda, a las zonas de España y Portugal reconquistadas, a Dinamarca y a la Europa Central y Oriental.

El manor medio consistía en un conjunto de tierras y edificios y personas; la tierra estaba estructurada en cultivos, pastos, prados, monte, bosque y tierra baldía; la cual se dividía en función de su propiedad según las que pertenecían al señor, las tierras de los campesinos y la tierra común. Las tierras del señor contenían los cultivos, la casa del señor a menudo fortificada, los graneros, los establos, la forja, los jardines y los huertos y viñedos. Las tierras de los campesinos se situaban alrededor de la cas del señor y del pueblo, y se dividían en pequeñas parcelas. El resto de la tierra era de propiedad comunal, pero con privilegios ejercidos por parte del señor feudal. Los campesinos vivían en pueblos apretados a los pies de las murallas de la casa del señor. Los pueblos se ubicaban cerca de arroyos que proporcionaban agua, movían el molino y a veces el fuelle del herrero. También contenían una pequeña iglesia que completaba el panorama del pueblo. En este marco social los señores proporcionaban protección y mantenían el orden (peleaban), los clérigos cuidaban del bienestar espiritual de la sociedad (rezaban) y los campesinos trabajaban para mantener a los dos órdenes superiores (trabajaban); cada clase tenía su propia organización interna en la que aparecían jerarquía de poder interno. La clase dirigente tenía el rey en la cúspide seguida por los nobles y los caballeros entre las cuales se distribuían las propiedades de los manors. El clero se dividía entre las órdenes monásticas más aisladas socialmente y viviendo en comunidades y el clero secular (obispos y sacerdotes) que participaban mucho mas en la visa social y las dos organizaciones disponían de propiedades exclusivas. La clase trabajadora también estaba dividida entre hombres libres y siervos, estando éstos ligados a la tierra .

La supervivencia de este tipo de sociedad, y la función protectora la genera la muralla y la ciudad amurallada. El recinto amurallado no solo dio protección contra la invasión exterior. Desempeñó una nueva función política, pues resultó ser un arma de doble filo. Invirtiendo el precedente de la ciudad antigua, podía utilizarse la muralla para mantener la libertad en el interior. Mumford sostiene que el resurgimiento de la ciudad protegida fue lo que contribuyó a la reapertura de las rutas regionales e internacionales del comercio y llevó a la circulación europea de los excedentes de artículos de consumo .

La concentración de diversidad humana y capital social que constituyeron las protociudades medievales fue lo que hizo que esta forma de organización se expandiera por toda Europa, y en especial el norte italiano. En el resto del continente el desarrollo urbano empezó más tarde y fue menos intenso que en el norte de Italia. Las villas y ciudades crecieron – en los Países Bajos, en la cuenca del Rhin, por el norte de Francia, en Provenza y Cataluña; incluso en las zonas despobladas de Alemania y el este de Europa se planificaron nuevas ciudades -, pero salvo pocas excepciones no alcanzaron ni el tamaño ni la concentración de las del norte de Italia. Y sobre todo, ni remotamente consiguieron de sus príncipes el mismo grado de autonomía e independencia. A finales del siglo XIII, cuando Milán contaba con una población de 200.000 habitantes, Venecia, Florencia y Génova superaban los 100.000 cada una de ellas y algunas otras ciudades de Italia fluctuaban entre los 20.000 y 50.000 habitantes... París, que combinaba las funciones de capital territorial, sede de una gran corte, ciudad comercial e industrial y centro universitario, podría haber contado con el mismo número de habitantes que Milán y, sin embargo, apenas superaba los 80.000, según algunos. En 1377, la población de Londres era tan solo de 30.000 ó 40.000 personas, las mismas que tenía Colonia, la mayor ciudad de Alemania con diferencia .

Durante la Edad Media el objeto más alto en la ciudad era la aguja de la torre de la iglesia que apuntaba hacia el cielo y dominaba todos los edificios menores, símbolo del poder de la iglesia que dominaba sus esperanzas y temores . Este espacio se organizaba según un sentido religioso de la existencia y se concebía separado del tiempo. Hasta que entre los siglos XIV y XVII, el espacio como jerarquía de valores fue sustituido por el espacio como sistema de magnitudes. Este ordenamiento cuantitativo de la percepción fue popularizado por las técnicas artísticas de la perspectiva. El espacio medido del cuadro reforzó el tiempo medido por el reloj. Dentro de esta red ideal de espacio y tiempo tienen lugar todos los acontecimientos...el situar una cosa espacial y temporalmente llegó a ser esencial para su comprensión...La nueva actitud hacia el tiempo y el espacio infectó el taller y la oficina, el ejército y la ciudad. El ritmo se hizo más rápido; las magnitudes mayores. Mentalmente la cultura moderna se lanzó al espacio y se entregó al movimiento...En la medición del tiempo, en el comercio, en la lucha, los hombres contaron números, y finalmente al extenderse la costumbre, sólo los números contaron .

b) La relación con el entorno
Durante la Edad Media el mundo externo no había tenido poder sobre la mente. Los hechos naturales eran insignificantes comparados con el orden y la intención divina. Cualquiera que fuera el significado que tuvieran los detalles de la vida diaria eran como accesorios y trajes y ensayos de teatro para el drama de la peregrinación del Hombre a través de la eternidad...El sueño medieval al disolverse reveló el mundo de la naturaleza, como una niebla que al levantarse deja ver las rocas y los árboles. La naturaleza existía para ser explorada, invadida, conquistada y finalmente entendida. Desgraciadamente, en esta nueva transformación, persistió el hábito medieval de separar el alma del hombre de la vida del mundo material aunque se había debilitado la teología que lo apoyaba . La tala de los bosques fue el gran impacto ambiental de ésta época.

El viento, el agua y la madera se combinaron para constituir la base de aún otro importante desarrollo técnico, la fabricación y funcionamiento de embarcaciones y buques. Pero los barcos no servían solo para facilitar el transporte internacional y comerciar con el otro lado del océano y a lo largo de los continentes: los barcos también servían para el transporte regional y local. Las dos ciudades predominantes , una al principio y otra al final de este período fueron Venecia y Ámsterdam, ambas construidas sobre pilotes, ambas servidas por una red de canales .


c) Las relaciones sociales y la evolución tecnológica
El esquema social global pasa de un gran tejido organizacional extenso controlado por un núcleo central poderoso (Imperio Romano), a pequeños núcleos que deben diferenciarse del ambiente hostil exterior mediante una membrana separadora que constituye la ciudad amurallada. En él, el centro de poder y control (señor feudal) se halla en su interior con una autonomía sobre los elementos que la componen (siervos), casi total. La nueva cultura religiosa (factor estructurador que se traslada por todo el sistema y permeabiliza todos núcleos urbanos aislados) se convierte en el elemento básico de generación de variabilidad del sistema. Y a la vez la especialización funcional de los individuos se convierte en un elemento que da estabilidad al sistema y dicha funcionalidad se traslada de padres a hijos, con pocas excepciones, y es mantenida por la constitución de gremios profesionales.

En estos espacios protegidos pudo generarse la evolución de la cultura, la tecnología y la creatividad mediante la interrelación de las diversas clases sociales. En la ciudad medieval, estos poderes, los espirituales y los temporales con sus órdenes profesionales, el guerrero, el mercader, el sacerdote, el monje, el erudito, el artesano y el tendero, llegaron a una especie de equilibrio. Ese equilibrio siguió siendo delicado e inestable . La estabilidad de dichos núcleos permitió el crecimiento intensivo de algunos de ellos.

La capacidad tecnológica de las urbes de esta época tenía una gran relación con las fuerzas de la naturaleza. La fuente energética animal fue el caballo, con el descubrimiento de la herradura (siglo IX) y el arnés (s XII) como piezas claves para incrementar la potencia humana sobre el medio. El molino de agua ( s II), fue otro elemento crucial, no se usaba sólo para moler el grano o elevar agua: proporcionaba energía para hacer pasta de papel con trapos (1290)...hacía funcionar los martillos y las máquinas de cortar de una herrería (1320), serraba madera...golpeaba el cuero de las tenerías, proporcionaba energía para hilar la seda, se usaba en los batanes para enfortir los paños y hacía girar las pulidoras de los armeros. El molino de viento (1105) fue otro elemento importante de la utilización de la naturaleza, que facilitó junto con el agua la planificación agrícola.

La madera formó la base material estructural de ese período. Todas las formas complicadas de albañilería dependían de la labor del carpintero. En cuanto a las herramientas y utensilios corrientes de la época lo normal era que fuesen de madera...La madera servía al granjero y al obrero textil. En todas las operaciones de la industria la madera desempeñó una parte fuera de toda proporción comparada con los metales, las operaciones mineras exigían vigas para apuntalamientos, carros de madera transportaban el mineral, y planchas de madera llevaban la carga sobre la superficie desigual de la mina .

Pero lo más importante de todo fue el papel desempeñado por el cristal o el vidrio en este tiempo. A través del cristal se concibieron nuevos mundos, se hicieron accesibles y se desvelaron gracias al telescopio y el microscopio. El desarrollo del vidrio cambió el aspecto de la vida del hogar. El tener luz en la vivienda o en el invernadero sin estar sometido al frío, a la lluvia o a la nieve, fue la gran contribución a la regularidad de la vida doméstica y la rutina de los negocios. Los cristales no sólo abrieron los ojos del pueblo sino sus mentes, ver era creer. Si la nueva astronomía era inconcebible sin él, y si la bacteriología hubiera sido imposible, es casi tan cierto que la química se hubiera visto seriamente perjudicada sin este desarrollo. El cristal transparente deja entrar la luz, el polvo bailando en los rayos del sol y la suciedad en el rincón. Así por lo que es y por lo que hace el cristal es favorable a la higiene. El cristal tuvo un efecto profundo sobre el desarrollo de la personalidad; en realidad ayudó a alterar el concepto mismo del yo .

El dominio y la interacción de estas técnicas hizo posible los inventos que abrirían las puertas a la mecanización de la fase posterior. Los principales inventos hicieron nacer algo que hasta entonces no existía: relojes mecánicos, el telescopio, papel barato, la impresión, la prensa de imprimir, la brújula, el método científico, invenciones que eran medios para otras invenciones, conocimiento que constituía el núcleo de un conocimiento en expansión .

De ese desorden primitivo y caótico de la naturaleza medieval surgió el orden de lo humano para facilitar la comprensión y el control de las cosas. La naturaleza deja de ser inescrutable, sujeta a incursiones demoníacas de otro mundo, la verdadera esencia de la naturaleza se descubrió como secuencias ordenadas y por tanto predecibles. Fue sobre el modelo de este orden físico externo sobre el que los hombres empezaron a reorganizar sus mentes y sus actividades prácticas, esto llevó adelante y hasta cada esfera, los preceptos y las prácticas empíricas de la burguesía financiera .

El reloj no la máquina de vapor, es la máquina clave predecesora de la moderna edad industrial y el monasterio fue la sede de una vida regular y (el reloj) es un producto inevitable de esta vida. Si el reloj mecánico no apareció hasta que las ciudades del siglo XIII exigieron una rutina metódica, el hábito del orden y de la regulación formal de la sucesión del tiempo se habían convertido en una segunda naturaleza en el monasterio . El reloj como hemos dicho antes facilitó esa ordenación, pero la difusión cultural y la trascendencia del conocimiento lo permitió la imprenta.(1440). La imprenta fue desde el principio un completo logro mecánico. No sólo eso, fue el modelo para todos los futuros instrumentos de reproducción, pues la hoja impresa antes que el uniforme militar, fue el primer producto totalmente estandarizado, manufacturado en serie, y los mismos tipos móviles fueron el primer ejemplo de piezas del todo estandarizadas e intercambiables . Y con la imprenta el importante papel del papel como elemento de difusión de la información y de estructurador de la sociedad: nació un mundo de papel, y el poner en el papel una cosa se convirtió en la primera etapa del pensamiento y de la acción . Y la estructuración de la sociedad con organizaciones nuevas como la universidad y la fábrica, permitieron la transformación de las estructuras gremiales cooperativas y artesanales en estructuras monopolísticas (capitalistas) y mecanizadas (división del trabajo).

El animismo como esencia espiritual de todas las cosas, la concepción del Universo como la máquina creada por Dios, la magia como práctica transformadora de la realidad según la voluntad del ser, y más aún el control del hombre sobre el hombre fueron los envoltorios sociales con los que esta tecnificación de la sociedad tuvo que interrelacionarse, transformar y ser transformada a su vez. La invención tomó el lugar de la representación de la imagen y del ritual; la experiencia tomó el lugar de la contemplación; la demostración, el lugar de la lógica deductiva y de la autoridad . En ese cambio los principios católicos preponderantes, como el ensalzamiento de la pobreza tuvieron que mutar también.

En la Edad Media sólo una institución fue capaz de ir más allá de este mezquino provincialismo y de éstos esfuerzos monopolistas: la Iglesia Universal. A partir del siglo XIII, la Iglesia, si no perdió inmediatamente en cuanto autoridad espiritual, ganó en el dominio terrenal; y este es el modo más seguro para minar la autoridad espiritual. Los ricos dignatarios de la Iglesia, cuyo magnífico boato dejaba en la sombra a los príncipes seculares, también eclipsaba a su propio Príncipe, burlándose de aquel que cuyo reino no es de este mundo . Si el orden religioso internacional de la Cristiandad era incapaz de conservar el régimen medieval mediante una renovación desde adentro; el protestantismo, que descansaba sobre una base nacional y se manifestaba en una Iglesia sostenida por el Estado, sería aún menos capaz de satisfacer las necesidades de los ciudadanos .

El servicio particular del protestantismo fue el de unir las finanzas a la vida religiosa y convertir el ascetismo apoyado por la religión en una empresa para la concentración en bienes terrenos y progreso del mundo . Pero en ese proceso de alejamiento entre lo celestial y lo terrenal la ciencia fue ganándole el terreno a la religión, que se resistía a abandonar el poder atrincherada tras la sangre de los herejes, pero poco a poco la mecánica se convirtió en la nueva religión y dio al mundo un nuevo Mesías: la máquina .


d) El desarrollo de la burguesía y del capitalismo
El valor de las cosas y su medida fue otro de los elementos claves de esta transformación social. El cambio de una economía de trueque a una de dinero con una estructura de crédito internacional y una referencia constante a los símbolos abstractos de la riqueza como sólo números. Y en esa simbolización dineraria de los objetos, la economía de la adquisición, tendió a sustituir a la economía de las necesidades directas y a reemplazar los valores vitales de los objetos por valores dinerarios. Lo mismo que todas las diferencias cualitativas entre las mercancías se borran con el dinero, así el dinero, nivelador radical borra todas las distinciones. Pero el mismo dinero es una mercancía, un objeto externo, capaz de convertirse en propiedad particular de un individuo . La búsqueda del poder por medio de abstracciones. Una abstracción reforzaba a la otra. El tiempo era dinero: el dinero era poder: el poder exigía fomento del comercio y de la producción: la producción iba desviada de los canales de uso directo a aquellos de comercio lejano, hacia la adquisición de mayores beneficios. Entre todas las formas de riqueza sólo el dinero no tiene límites.

En esta sucesiva creación histórica de abstracciones de dominio, se entretejieron los conceptos de tiempo, espacio y valor que fundamentaron las relaciones de poder actuales y la rápida evolución de la tecnociencia. Con el tiempo, los hombres se encontraron más a gusto con las abstracciones que con las mercancías que representaban. La contribución del capitalismo al cuadro del mundo mecánico consistió en pensar en términos de peso y número, el hacer de la cantidad no sólo una indicación del valor sino el criterio del valor. De esta manera las abstracciones del capitalismo precedieron las abstracciones de la ciencia moderna. ¿Fue una casualidad que los fundadores y los patrocinadores de la Royal Society – en verdad algunos de los primeros experimentadores en ciencias físicas - fueran los mercaderes de la City? .

De esta manera el poder social se fue desplazando desde los señores feudales con su dominio sobre la tierra, a los capitalistas, los nuevos inventos mecánicos se prestaron para su explotación por la clases mercantiles. Es extremadamente dudoso que las máquinas se hubieran inventado tan rápidamente y hubieran penetrado con tanta fuerza sin el incentivo adicional del beneficio. El capitalismo utilizó la máquina no para fomentar el bienestar social sino para incrementar el beneficio particular. Esta cuantificación del mundo impuesta por los poderes sociales tuvo que arrasar con valores que no podían cuantificarse y con estructuras sociales que se apoyaban en estos valores.

El utilitarista deseaba poner toda la distancia posible entre su propia sociedad de individuos libres fabricantes de dinero y los ideales de una vida feudal y colectiva. Esos ideales, con sus tradiciones, lealtades, sentimientos constituían un freno a la introducción de cambio y de mejoramiento mecánicos. Los sentimientos que giran en torno de una casa antigua podrían encontrarse en el camino de la apertura de una mina que corriera por debajo de aquella, incluso si el afecto existente en el antiguo régimen patriarcal entre amo y servidor pudiera encontrarse en el camino de aquel ilustrado egoísmo que pudiera llevar a prescindir del trabajo del trabajador tan pronto como el mercado quedara inactivo. Lo que más claramente impedía una completa victoria de los ideales capitalistas y mecanicistas fue la trama de antiguas instituciones y modos de pensar. La creencia de que el honor podía ser más importante que el dinero o que el afecto amistoso y la camaradería pudieran ser un motivo tan potente en la vida como el conseguir beneficios, o que la actual salud animal pudiera ser más preciosa que las futuras adquisiciones materiales –en resumen que el hombre integral pudiera tener más interés que el éxito y poder extremos del Hombre Económico .

El renacimiento del racionalismo griego que empieza en el siglo XII, como consecuencia del renacimiento comercial, trae consigo el debilitamiento del régimen feudal. Las nuevas clases sociales que empiezan a llamarse desde entonces “los señores burgueses” o habitantes delos “Faux-bourgs”, se apoderan del poder municipal y luego se alían con la monarquía y apoyan la centralización del Estado. Al mismo tiempo empiezan a desmoronar la estructura ideológica basada sobre el concepto agustiniano del dominio absoluto de Dios y consolidan la filosofía aristotélica, la racionalidad de los instrumentos de dominio político y posibilita en esta forma la racionalidad moderna .

La existencia de un tráfico lucrativo del excedente hizo que las regiones comandadas por dichas ciudades, se especializaran en producciones características. Ya en el siglo XII la producción especializada por regiones se estaba convirtiendo en una característica del mercado de la economía medieval. El ejemplo más famoso es el de la industria vinícola gascona, con su centro de operaciones situado en Burdeos. Sin embargo, la industria flamenca de la lana dependía en gran medida de los suministros de materia prima de Inglaterra, y las tierras del Báltico fueron adquiriendo una importancia creciente como fuente de cereales para la alimentación de los Países Bajos, densamente urbanizados. Al sur, los portugueses, franceses e ingleses llevaban al norte sal y vino y regresaban con cargamentos de pescado seco y salado.
 


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