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El potencial de sostenibilidad de los asentamientos humanos

Josep Antequera

 

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CAPÍTULO 3

LA EVOLUCIÓN URBANA



     3.3. El inicio del urbanismo, la creación de la ciudad


El tránsito al modelo urbano es complejo de conocer. Los fenómenos combinados de la transición a la agricultura, el crecimiento de las sociedades sedentarias, la aparición de las ciudades y la especialización artesana y el ascenso de poderosas elites religiosas y políticas, se citan a menudo bajo el término “Revolución Neolítica”... La escala temporal sobre la que tuvieron lugar estos cambios fue larga al menos de cuatro o cinco mil años. .


a). La ciudad como un sistema diferenciado en un marco territorial.
El sedentarismo y la protociudad, se producen casi a la vez en tres zona del mundo . Esta organización paralela en diversas regiones planetarias de concentraciones humanas en grandes asentamientos, nos demuestra que la tendencia a la agregación de individuos en concentraciones espaciales es una tendencia generalizada de la especie, como sistema adaptativo y de defensa ante el entorno.

Esta concentración incrementó la capacidad de transformación del entorno de los núcleos urbanos. En Uruk (Mesopotamia – 4500 a d c) se construyeron enormes templos (incluyendo uno de 68 metros de longitud, 61 metros de anchura y 12 de altura) y se construyeron regularmente. Esto habría requerido la organización de grandes cantidades de mano de obra e ilustra el grado de control que ya ejercían las principales organizaciones religiosas. Hacia el 3500 antes de J.C., Uruk ya era un centro ceremonial importante con sólo unos pocos asentamientos de reducidas dimensiones en la región circundante.


Fecha
(a.d.C.) Sureste de Asia
Mesopotamia China Centroamérica
9000 Domesticación de la oveja
8500 Primeros asentamientos semipermanentes
8000 Cultivo de trigo duro, cebada y otros
7500 Aparición de pueblos de Jericó,...
6500 Domesticación del cerdo
6000 Domesticación del vacuno en Europa
Alfareria Cultivo del mijo Cultivo del tomate, pimienta, calabaza
5500 Inicio de la irrigación en Khuzistan Aparición de las primeras aldeas en la zona del río Amarillo
5000 Primeros asentamientos en Mesopotamia Arroz cultivado primeras aldeas del Yangtse Cultivo del maiz
4500 Construcción de templos en gran escala en Sumeria
Uso de la rueda
3000 Grandes ciudades
Sociedad estratificada
2500 Imperio Akadiano en Sumeria
2000 Primeras ciudades sociedad estratificada Primera variedades del maíz de alta producción
1000 Primeras aldeas y primeros centros ceremoniales
500 Aparición de una gran ciudad en Teotihuacan

Tabla 3.1. La evolución incipiente de las ciudades en las diferentes zonas del globo. (Extraído de Ponting C.)

Quinientos años después la población de Uruk había crecido rápidamente a unas 50.000 personas, y el número de asentamientos de la zona se había reducido de 146 a 24 en lo que parece haber sido un proceso de control político y reasentamiento forzoso en la principal urbe de la zona . En la concentración se amplifica el impacto, se modifican los ecosistemas naturales para generar espacios cultivables, se canaliza el agua de los ríos para la irrigación y se organiza el reparto y almacenamiento del excedente y con todo ello la tecnología de la organización social y su control. La rivalidad entre ciudades requirió fortificaciones, líderes y ejércitos. El mantenimiento de estos asentamientos generó clases sociales con privilegios diferentes y las necesidades de organización requirieron sistemas de almacenamiento de la información, como las tablillas del templo de Eanna en Uruk hace 3500 a. C.

Un elemento clave para la sostenibilidad de los asentamientos humanos con gran concentración es la aparición de la especialización comercial de algunos individuos que se convierten en factores clave para la sustentación de las nuevas urbes. El comercio permitió la sostenibilidad de las ciudades y lo sigue haciendo en la actualidad, la globalización es su consecuencia más extrema. En vez de mover hombres y animales de un lugar a otro (nomadismo), se pueden mover los productos naturales. Esta solución es la más cómoda, si se dispone de energía ( y tecnología) para el transporte. De este modo es posible la formación de grandes aglomeraciones urbanas, que resultan más cómodas para la distribución de alimento a las personas que no trabajan en el campo y son la fuente del poder político . (Ver capítulo 5).

El mercado se constituye pues como uno de los puntos de conexión fundamental entre la ciudad y su entorno. Como los otros componentes primeros de la ciudad el mercado puede existir como una entidad separada. Lo que le da al mercado un lugar permanente en la ciudad es la existencia de una población bastante grande que ofrezca una vida satisfactoria a mercaderes con relaciones distantes y costosos artículos de consumo y con una productividad local suficiente que permita que el excedente de productos urbanos sea vendido al público en general .

Este elemento asociado al comercio y al mercado que es el transporte y sus infraestructuras de comunicación será un elemento básico para la constricción también de los ecosistemas naturales y su modificación. Con estos elementos conectores, el primigenio mercado interior de la ciudad que fue el almacén asociado al templo donde se distribuía la comida, pasó a convertirse en el punto neurálgico de la ciudad, encuentro entre ciudadanos, mercaderes, productores, el auténtico espacio de relación comunal. Fue esta posibilidad de encuentro y mestizaje lo que daría a las ciudades el carácter cosmopolita. Mumford caracteriza a la ciudad como receptáculo, a la vez que es un lugar en el que se concentra la información de una manera exosomática o sea fuera de las memorias individuales, en contraposición a la aldea.


b). La relación con el entorno
Ponting ilustra la presión ambiental de estos asentamientos sobre el entorno, debido al incremento de la sedentarización y al aumento de población. Plantea que la agricultura conlleva el clareo de los ecosistemas naturales para crear un hábitat artificial, donde se puedan cultivar las especies vegetales deseadas y facilitar la procreación de los animales útiles al ser humano. Esto genera cambios en el ecosistema y en el suelo que sufre una mayor exposición a los elementos naturales como el viento y la lluvia, ocasionando índices mayores de erosión y trastornos en el ciclo de reciclaje de nutrientes. El riego excesivo puede llegar a anegar lo suelos y el incremento de minerales como la sal vertidos a él, con dosis fuertes de evaporación del agua, puede llegar a salinizar a éstos . Según el autor los paisajes mediterráneos actuales de olivos, viñedos, arbustos bajos y hierbas aromáticas es un producto de aquellos desarrollos. Espacios anteriormente ocupados por bosques de árboles de hoja perenne y caducifolios, como robles, hayas, pinos y cedros que fueron diezmados por el aclareo de las tierras, la tala para conseguir madera, para generar espacios agrícolas y un apacentamiento excesivo de ganado ovino y vacuno, especialmente del caprino que devoraban los tallos jóvenes y impedían a los árboles regenerarse. Todo ello incrementó la erosión del suelo, que arruinó la tierra agrícola y el cieno arrastrado por los grandes ríos generó grandes deltas y marismas en las desembocaduras de los ríos .

El mantenimiento de una cada vez mayor fuerza social dedicada a la organización y a la defensa, requirió de mayor producción agrícola (trigo y cebada), la cual supuso mayor irrigación del suelo, lo que generó cada vez mas una mayor salinización de éste. Este incremento de la salinización obligó a usar la especie mas adaptada a este medio (cebada) lo que supuso un mayor consumo de los mismos nutrientes en el suelo y por ello un menor rendimiento de las cosechas en el tiempo, lo que hizo que la capacidad de autosustento de la ciudad se debilitara y con ello se debilitaran sus fuerzas de protección y ésta estuviera expuesta en mayor medida al acoso de fuerzas de ciudades rivales y por ello a su destrucción. La producción de las cosechas ( en la ciudad de Ur) cayó un 42% entre el 2400 y el 2100 antes de J.C., y un 65% hacia el 1700 a.d.C. Hay documentos que datan del 2000 a. d. C. que hablan que la tierra se volvió blanca, una clara referencia al drástico impacto de la salinización .

c) Las relaciones sociales
La simbiosis a veces impuesta entre cazadores y comunidades sedentarias, apunta Mumford, puede considerarse como el origen de la ciudad. La psicología ambiciosa del cazador combinada, a veces a la fuerza, con la psicología de la estabilidad y la seguridad del aldeano, darían origen a las primeras ciudades. Es fácil pensar que las aldeas protegidas por el cazador florecieran mejor que aquellas cuyas cosechas podían ser pisoteadas por manadas salvajes... Pero la misma prosperidad y la misma paz de la aldea neolítica puede haber llevado a sus protectores a cambiar el papel de perros guardianes por el de lobos, exigiendo – por así decirlo – “pago por la protección”, en una operación comercial cada vez mas unilateral .

Por otro lado el sentimiento de la creación del propio alimento con la agricultura, dará un sentido de propiedad a éste , frente a una actitud diferente de los grupos recolectores, para los que la comida es algo que está allí creado por la Naturaleza. “El sudor en la frente” del agricultor pudo crear una diferencia psico-sociológica ante los modelos de pensamiento más “contemplativos” del cazador–recolector, que llevarán a introducir el germen de la diferenciación social, todo ello combinado con la aparición del excedente de la cosecha y del deseo de apropiación de éste.

Hay que hacer notar que dicha evolución es aún coherente con la del sistema nervioso, a nivel de organización suplementaria. En el seno del nuevo organismo social, el hipotálamo agresivo queda representado entonces, por el cazador, puesto que, debido al desarrollo de la agricultura la agresividad instintiva y proveedora del alimento ya no tenía razón de ser. El campesino, y bien pronto el artesano, se encuentran, en cambio en la vanguardia de la evolución del flamante organismo social. Son análogos al sistema límbico, al cerebro de los viejos mamíferos, capaz de aprendizaje y memoria, y sigue siendo a través de la simbiosis de estas dos funciones, instinto y aprendizaje, como nace la sociedad nueva .

Esto podríamos decir que genera una diferenciación importante interespecie, que se complementa con un desarrollo neurocerebral también diferenciado. La psicología del cazador, con un hipotálamo agresivo más predominante, pero a la vez con una visión de la naturaleza como fuente de recursos y de provisión de alimentos y la psicología del agricultor, que requiere de mayor capacidad de aprendizaje y conocimiento sobre el medio, mayores constricciones del comportamiento propio y del ecosistema (gestión de las cosechas), y con un desarrollo cerebral en que los mecanismos de la agresividad son sustituidos por funciones neurocerebrales más complejas; y a la vez aparece la sensación de dominio de los sistemas naturales para su propio beneficio. Estos dos esquemas de comportamiento al mezclarse entre si, generan la variabilidad individual necesaria para que aparezcan las complejidades urbanas posteriores (Ver Capítulo 4).

Los ideales de grandeza y poder de la psicología del cazador frente a los hábitos repetitivos del agricultor y el pastor y la necesidad común de mantener seguro el excedente, pudieron generar el marco social adecuado para la emergencia de las grandes urbes, castas y ejércitos. Y los ideales de los más poderosos irradiados sobre la mayoría condujeron así a la organización estructural y al impacto ambiental de la cultura humana.

En resumen la evolución del Paleolítico al Neolítico se ha realizado, por lo que parece, no bajo el aspecto de una mutación aleatoria, sino de una simbiosis. La simbiosis de una forma nueva de hombre, el agricultor, con una más antigua, el cazador, partiendo de una fórmula tribal donde cada elemento era polivalente y no especializado para dar origen a una organización social jerarquizada, en la que cada elemento es más interdependiente de los demás puesto que es más especializado, y donde los incipientes lazos económicos y políticos tienen, por primera vez, una importancia y una alienación mayor que los de la sangre . Con lo cual se incrementan las restricciones comportamentales de los individuos, con la aparición de la especialización funcional de la sociedad, que permiten el desarrollo y la complejidad de las grandes ciudades antiguas.

Ponting aduce al respecto que tanto en las ciudades de Mesopotamia y Egipto desde el año 3000 a.d.C., como cientos de años después en el Valle del Indo, un milenio más tarde en China y dos milenios después en América se establecieron sociedades militaristas gobernadas por élites religiosas y políticas con poderes de control inmensos sobre sus poblaciones donde la gran mayoría de los habitantes siguieron siendo campesinos, trabajadores sin tierra o esclavos, y sujetos a la expropiación masiva de su producción , al trabajo forzado y al riesgo de guerras sumamente destructivas .

En esta evolución se pasa de asentamientos dispersos a concentraciones mayores, lo que incrementa la capacidad autogenerativa de información en los núcleos urbanos y la complejidad de las relaciones sociales y su variabilidad. Esto hace que el sistema se vea obligado a incrementar su estructuración como respuesta a la entropía que genera dicha variabilidad, lo que tiende a incrementar la división del trabajo, incrementando a la vez la constricción sobre las libertades individuales. El incremento del factor religioso en la organización y el ascenso en la jerarquía social de dichos individuos especializados, asociados a los aparatos represivos del sistema, ponen de manifiesto las potencialidades ejercidas en la colectividad por las estructuras informacionales que explican la relación del ser humano con el entorno y sientan las bases de la diferenciación cultural entre los pueblos. Y como estos “constructos intelectuales” que requieren un desarrollo cerebral más evolucionado se convierten en elementos con gran poder restrictivo del comportamiento individual y facilitan la gran estructuración social que requieren los nuevos asentamientos humanos, a la vez que restringen el comportamiento normal de los ecosistemas naturales (impacto ambiental).

Esta transición de las aldeas más sostenibles a modelos de concentración urbana de gran insostenibilidad, coincide siguiendo a Mumford, con la masculinización de la organización social de la ciudad ante el matriarcado aldeano. La fuerza de la mujer residió en sus ardides y conjuros peculiares, en los misterios de la menstruación, la cópula, el alumbramiento, en las artes de la vida. Ahora la fuerza del hombre consiste en proezas de agresión y fuerza, en demostrar su capacidad para matar y su propio desdén de la muerte; en superar obstáculos e imponer su voluntad a otros hombres destruyéndolos si se resisten .

d) El desarrollo tecnológico
Esta variabilidad organizacional genera la aparición del tercer elemento crucial de la capacidad constrictiva ecosistémica de la especie humana que es la tecnología. En cualquier comunidad, y en cualquier época, es probable que la tecnología sea utilizada en parte para atender las necesidades económicas y materiales. Pero asimismo sirve en parte a los ideales de la gente de esa comunidad, y sirve también en parte para ampliar el poderío militar y social de quienes están a cargo de sus asuntos.

En este período de evolución la ciudad incorpora elementos de variabilidad que ya no proceden tan solo de su interior. Al conectarse dichos núcleos urbanos, mediante las infraestructuras de transporte, permite que el factor de variabilidad provenga de los otros núcleos de conexión externos al sistema lo que incrementa la producción de información en los sistemas urbanos.

Cameron comenta que los logros tecnológicos en esta época no fueron muy grandes, pero sí los económicos, ya que las expediciones que se organizaron confines comerciales o de conquista difundieron elementos tecnológicos y aportaron nuevos recursos. La formulación explícita de las leyes civiles, aun cuando se dictaran en interés del soberano o de la clase dirigente, contribuyó a suavizar el funcionamiento de la economía y la sociedad y con ello el crecimiento del comercio, la especialización regional y la división del trabajo .

Esto genera la aparición del concepto de “valor” como principio clasificador de los elementos naturales y del trabajo. A la vez que el comercio extiende un conjunto de interacciones entre diferentes núcleos espaciales urbanos que posibilitan el transporte y la distribución de mercancías de un lugar a otro y genera una nueva cultura de relación entre los seres humanos basada en estos nuevos principios. El comercio y el valor de las mercancías se configura como un nuevo elemento constrictor de la variabilidad del comportamiento humano.

La navegación por el Mediterráneo se conoce desde el año 3000 a.d.C. con la expansión comercial fenicia. Los fenicios fueron el primer pueblo especializado en el comercio y la navegación , llegando al Mediterráneo provenientes del Golfo Pérsico o del mar Rojo lo que plantea que posiblemente actuaran como intermediarios entre Sumer y el Alto Egipcio a través del Índico, monopolizando el comercio marítimo durante muchos años, transportando mercancías como el cobre de Chipre y los legendarios cedros del Líbano, también desarrollaron procesos productivos que les servían para comerciar como era su famoso tinte púrpura. Su actividad comercial les llevó a desarrollar el alfabeto que sustituyó a la escritura cuneiforme y a los jeroglíficos y establecieron colonias a lo largo de la costa del Norte de África y del Mediterráneo occidental .


 


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