¿Buscas otro libro?
Buscalo aquí:
Amazon Logo





 

El potencial de sostenibilidad de los asentamientos humanos

Josep Antequera

 

Pulse aquí para acceder al índice general del libro.

Esta página carece de formato, notas a pie, tablas, gráficos o imágenes. Para leer el libro pulse aquí y tendrá el texto completo en formato DOC comprimido ZIP (356 páginas, 5.573 Kb) 

 

 
CAPÍTULO 1

LOS SISTEMAS AUTO-ORGANIZADOS



 

1.13. Entorno y sociedad

Puede que el entorno aparezca, en este sentido, como un inmenso sistema de signos y, en cierto modo, como un discurso que se aprende a leer, a través del sistema interpretativo que facilita la cultura. Y, de hecho, para el receptor (sensorial), los objetos, los fenómenos y los sucesos del entorno son casi emisores de informaciones que el perceptor-receptor capta y clasifica, separando el ruido de la información y la decodifica y articula en forma de discurso. Pero este discurso, según Morin, no está ya escrito en el ecosistema; el ecosistema no es un lenguaje, aunque es, de hecho, un universo semiótico: el discurso nace de la cooperación y de la combinación entre ecosistema y perceptor, acompañado éste de la codificación cultural. La relación ecosistémica es muy vasta; va desde la relación metabólica hasta la relación cognoscitiva, une la relación sensorial con la relación psicológica; la relación psicológica no es mas que cognoscitiva; al igual que los arcaicos proyectaban sobre su entorno sus capacidades fantasmáticas que tomaban forma de mitos y de dioses, los modernos proyectan sobre su entorno socio-urbano-técnico una mitología ante la cual no hemos acabado todavía de maravillarnos .


Fig 1.5. El sistema perceptor decodifica las señales del entorno en función de su esquema perceptivo o sea de su modelo del mundo que es un constructo eminentemente cultural.( Elaboración propia a partir de la tesis de Morin).

Todo esto indica que el hombre es mucho más dependiente e independiente del entorno de lo que podríamos creer: o más bien, su independencia está tan ligada como su dependencia a su relación ecosistémica. Dependencia y liberación juegan un papel conformador de la estructura del individuo y del grupo en su capacidad adaptativa al medio. Así el ecosistema concierne a las múltiples dimensiones de la personalidad, desde los aspectos biosensoriales hasta los aspectos psico-mitológicos, que se transmiten éstos a través de los sistemas culturales y tradicionales de la comunidad. El ecosistema es no solamente presencia inmanente en la experiencia fenoménica, es presencia coorganizadora en la autoorganización de la personalidad (que depende también de la información genético-cultural) , tanto del individuo como del grupo en sí.

Esta relación individuo-clan-ecosistema como hemos visto es la base de la estructura de la comunidad. Y esta relación es la que tiene que reconstruirse en la actual sociedad, en la que gracias a los sistemas tecnológicos, se ha creado una cultura de falsa independencia del entorno que nos ha llevado a olvidarnos del tercer factor de la ecuación cultural: el ecosistema.

Augusto Ángel Maya critica una visión excesivamente ecológica del ser humano, ya que según los ecólogos el ser humano no parece adaptarse a las leyes que venían rigiendo los sistemas vivos y, por lo tanto, entra como una engorrosa excepción en el claro diseño de las reglas ecológicas. Ante todo, no le basta con el subsidio energético que entra en el sistema a través de la fotosíntesis. Ha incorporado a su propio sistema de poducción otras múltiples fuentes, tales como el carbón, el petróleo e incluso la misma fuerza nuclear, que está en el origen de la energía solar. A más de ello tampoco logra acomodarse con tranquilidad en un nicho trófico. A través de la actividad agraria canaliza para sí gran parte de la producción neta del ecosistema, requerida para la subsistencia de otras múltiples especies. Tampoco parece adaptado a los ciclos de la materia, que es una de las estrategias más interesantes establecidas por los sistemas vivos a lo largo de la evolución. Por ello la sociedad humana es una sociedad de desperdicios.

Esto genera una creencia en una independencia ficticia del ecosistema, reforzada con la evolución creciente del escenario del ecosistema urbano con un grado de artificialización creciente, y es considerada como una de las bases de la crisis ecológica de la sociedad actual.

Maya defiende que el hecho de que el ser humano haya sido excluido del paraíso ecosistémico, no significa que sus formas de adaptación no estén enraizadas en su constitución orgánica. El ser humano sigue siendo un ser biológico y es la misma evolución la que condujo a las formas tecnológicas de adaptación. La evolución biológica llevó por igual a la mano prensil, a la vista estereoscópica, a la articulación fonética y a ese complejo neuronal que es el neoencéfalo. Las bases de la estructura cultural se desprenden, por tanto de los resultados obtenidos por el mismo proceso evolutivo. Más aún, la cultura puede considerarse hasta cierto punto, como la continuación de dicho proceso. La estructura cultural de adaptación incluye no sólo el instrumento físico, sino al que lo hace y la manera social como lo hace. Incluye la capacidad de relacionar los diferentes momentos de la experiencia y la capacidad de codificarla en el lenguaje. El artefacto es la palabra sintetizada. Es una teoría puesta en acción. Con ello se entenderá mejor porqué la cultura es al mismo tiempo herramienta, organización social y símbolo. La cultura representa, por tanto, una compleja plataforma instrumental que va desde la herramienta, hasta la palabra o el símbolo.
 


Volver al índice de El potencial de sostenibilidad de los asentamientos humanos

Volver a "Libros Gratis de Economía"

Volver a la "Enciclopedia y Biblioteca de Economía EMVI"


Google
 
Web eumed.net