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El potencial de sostenibilidad de los asentamientos humanos

Josep Antequera

 

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CAPÍTULO 1

LOS SISTEMAS AUTO-ORGANIZADOS



  1.4. Determinismo y grados de libertad

El sistema abierto autoorganizador tiende a crear su propio determinismo interno, que tiende a hacerle escapar de los riesgos del ecosistema: recíprocamente, tiende a responder de forma aleatoria (a través de sus “libertades”) al determinismo del ecosistema.

Podríamos decir que a mayor variabilidad del entorno mayor será la estabilidad interna del sistema y a mayor estabilidad del entorno mayor será la variabilidad del sistema. Esto podría explicar porqué las regiones climáticas más estables (zonas ecuatoriales) generan los ecosistemas con mayor diversidad biológica .

Y el sistema también se considera como regenerativo según Morin, ya que en él se relacionan diversas características:

• El problema de la autonomía organizadora (autoorganización).
• El problema de la relación con el entorno (relación ecológica).
• El problema permanente de la desorganización interna (incremento de la entropía).
• El problema de la reorganización interna (principio autoregenerativo).

O sea su capacidad de regeneración y su estabilidad estarían definidas por la relación del sistema con el entorno, y la relación del sistema con sus subsistemas componentes.

Este proceso evolutivo de la complejidad interna de los sistemas naturales se ha llevado a cabo según una jerarquía energética, y a la mediación de las relaciones entre los sistemas y su medio . La relación dialéctica entre orden y desorden genera la complejidad del sistema. Aquello que significa crecimiento del orden en un sistema dado puede ser fuente de desordenes en otro. Las redes ecosistémicas son un ejemplo de este grado de variación del orden y el desorden; en ellas el orden se traslada de un sistema a otro de la cadena trófica al alimentar unos individuos a otros. El desorden de unos es un dispositivo generativo de orden en los otros. Desorden y generatividad son las dos caras del mismo fenómeno. En los sistemas en que se produce un intercambio de energía y materia con el medio, la perpetuidad del sistema en el tiempo es limitada por darse procesos de desorganización internos (pérdidas de energía, sin posibilidad de recuperarlas) o impactos externos que continuamente producen entropía. Esta desorganización conduce al caos, y esto hace que se produzcan nuevas formas y estructuras (evolución). Podríamos decir que la organización se traslada de unos elementos materiales a otros produciendo este baile de complejidad creciente o decreciente según los estadios de la evolución planetaria .


Fig. 1.3. Relación entre organización y desorganización de los sistemas complejos a través del tiempo.

Los sistemas autoorganizados se presuponen con una cierta elasticidad y flexibilidad internas que llegan al autoreconocimiento y a la supervivencia ante el error (adaptación evolutiva y aprendizaje). El concepto de sistema con sus connotaciones de flexibilidad y tensión internas, alcanza grados de complejidad, limitados por la estructura del espacio, el alcance de las fuerzas actuantes y la segunda ley de la termodinámica.
 


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