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EL SUBSECTOR CULTURAL EN COLOMBIA

 

PORQUE LA CULTURA CUENTA[1]

 

INTRODUCCION

 

UNESCO en la búsqueda de evidencia sobre la importancia del subsector cultura en las economías nacionales, postuló que toda industria que insertara un derecho de autor en su línea de producción para el desarrollo de productos o bienes finales, era una industria cultural.

 

Apegándose a esta definición la Comunidad Europea, Estados Unidos y el Convenio Andrés Bello, en tiempos similares, llevaron a cabo una investigación sobre la valoración de las industrias culturales. Desafortunamente las metodologías aplicadas limitaron el acceso a información específica sobre inventarios, nómina y beneficios, pero el esfuerzo permitió comprender que el subsector cultura comprendido como las industrias Editorial, Fonográfica, Cinematográfica, Audiovisuales, Televisión, Radio, Artes Escenicas, Artes Visuales, Publicidad, Prensa, Revistas y Artesanias, aporta cerca del 3% del producto mundial, es decir, que por lo menos el 3% de la economía del mundo se refiere a cultura.

 


Gráfico No. 1

 

 

 

Este gráfico nos permite observar de una manera intuitiva que aquellas naciones que son más desarrolladas que otras, presentan una mayor participación de la industria cultural en la producción nacional, esto se podría explicar porque los ciudadanos de dichas naciones ha rebasado su nivel de ingreso de sobrevivencia y se encuentran en un nivel de ingreso de confort, lo cual modifica su disposición de consumo, ya que una buena parte de sus ingresos (y de su crédito) son de libre destinación, y de alguna manera los bienes y servicios de las industrias culturales no son necesarios y bien podrían ser considerados como bienes de lujo o suntuarios.

 

Gráfico No. 2


 

 

 

 

Este gráfico nos permite apreciar que desde la óptica del ingreso – y por ende de la producción – existe una estrecha relación entre el desarrollo económico y las industrias culturales, y esto bien se podría deber a lo anteriormente se afirmaba entorno a la modificación de preferencias de consumo por el nivel de ingreso, o bien a la presencia de otros fenómenos intangibles en el mercado.

 

Para el caso de Colombia, el fenómeno del consumo de bienes y servicios culturales se ve limitado por una gran cantidad de imperfecciones del mercado como la limitaciones de interacción con otros mercados o las entradas gratis a diferentes actividades culturales.

 

La estructura del subsector cultura en Colombia ha tenido un gran dinamismo desde la Constitución de 1991, ya que la presencia del libre cambio y mercado aumento los niveles de exportación editorial en un 400% y fortaleció el mercado de la televisión. Ejemplos del dinamismo de este mercado se pueden encontrar fácilmente en Bogotá; tal es el caso de Cineco que en 1994 tenía 13 salas y actualmente proyecta producciones en más de 60.

 

Esta industria se ve incentivada con la apertura de mercados, ya que el mercado de bienes culturales – y de algunos servicios como el teatro – es igual al número de consumidores de habla hispana, que es un enorme territorio que abarca Florida, Centroamérica, Suramérica y España, gracias a que algunos artistas (en su mayoría colombianos) fomentaron la demanda por estos productos.

 

Gráfico No. 4


 

 

 

 

Si bien es cierto que la participación del subsector es importante, lo es más si se le contextualiza en la economía local. Es claro que las industrias culturales aportan más la producción cafetera básica y casi lo mismo que el sector eléctrico, por lo tanto no se debe ni mucho menos despreciar su capacidad de aceleración económica y su vocación generadora de empleo.

 

La presencia de economías de escala como la industria de medios masivos, ciertamente reduce el impacto en generación de empleo directo del sector, pero el flujo de divisas que produce por exportaciones, se convierte en un fenómeno financiero nada despreciable. También es cierto que en las artesanías y las artes escénicas, se presentan como economías constantes que son grandes generadoras de empleo, tal es el caso del 1´000.000 de artesanos censados por Artesanías de Colombia, que representan el 15% de la población ocupada de la industria manufacturera.

 


Gráfico No. 5

 

 

Es por lo tanto comprensible que la facturación más alta se encuentre en las economías de escala de baja demanda de mano de obra; pero pese a esto el CERLALC reporta que en Colombia 6.861 personas son empleadas por el sector editorial, lo que significa que cada empleado genera un productividad de US$41.000 frente a US$56 que genera un artesano.

  

 


Gráfico No. 6

 

 

Con este simple ejemplo se puede apreciar la magnitud del potencial de oportunidades del subsector cultura en Colombia. El sector editorial con una facturación de US$240 millones, exporta una tercera parte de su producción, y el video con una facturación de US$14, exporta la mitad. A simple vista, se puede afirmar que Colombia es deficitaria en cuanto al intercambio cultural del bienes y servicios culturales, pero este análisis ofrecería una visión de corto plazo: en menos de 10 años la industria editorial colombiana se cuadriplicó y tan sólo hace tres años existe la televisión privada en Colombia y ya exporta cerca de la mitad de su producción.


 

[1] Resumen Ejecutivo del Observatio del Subsector Cultura Colombia del CENEC en 2.001