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LA POLÍTICA SOCIAL EN MÉXICO 1988– 1994: EL PROGRAMA NACIONAL DE SOLIDARIDAD
Guillermo Ontiveros Ruíz

 

LOS PROGRAMAS DEL PRONASOL

 

PROGRAMAS ESPECIALES

 

3.1 Programas sociales

 

3.1.1 Correos y telégrafos

 

Era un programa conjunto entre el Servicio Postal Mexicano y el PRONASOL con el objetivo de ampliar la cobertura del servicio postal hacia las comunidades que no cumplían con el requisito de contar con una población mayor a quinientos habitantes. Por otro lado Teléfonos de México (TELMEX) adquirió el compromiso de ampliar sustantivamente la red de telefonía rural y de colocar teléfonos públicos en colonias populares.

 

3.1.2 Programa paisano

 

Era un programa que mediante el reforzamiento de la legislación y la difusión de sus derechos, buscaba dar un trato digno a los mexicanos migrantes que regresaban de los Estados Unidos a México. Se dio una difusión en ambos países a través de la radio, la televisión, los consulados, en los centros de trabajo, estaciones aduanales, estaciones de autobuses y aeropuertos, además se instalaron módulos de información que estuvieron atendidos por pasantes del servicio social y personal del PRONASOL, la Secretaría de la Contraloría y la Secretaría de Turismo.

 

3.1.3 Solidaridad penitenciaria

 

Tuvo como objetivo mejorar las condiciones de vida de los reclusos en las cárceles mexicanas a través de dos vertientes, a saber:

 

a)      Apoyó a la excarcelación de individuos que, teniendo derecho a ella, no la han obtenido por su baja capacidad económica, falta de asesoría legal adecuada, abandono familiar o de su núcleo, desconocimiento del idioma castellano o pasividad de la autoridad.

 

b)      La dignificación penitenciaria por Solidaridad, apoyando la rehabilitación de las instalaciones y el medio físico en que habitan los presos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

3.1.4 Programa de jornaleros agrícolas migrantes

 

Los jornaleros agrícolas son trabajadores de los lugares más pobres de México, que migran en busca de una mejor situación económica. Se pueden clasificar de acuerdo a los siguientes criterios:

 

v       Por la posesión de los recursos fundamentales del agro: se trata de un grupo de campesinos sin tierra, ejidatarios o minifundistas de las regiones áridas o deprimidas del campo, que se ven obligados a vender cíclicamente su mano de obra.

 

v       Por su movilidad laboral[1]: se dividen en migrantes algunos de los cuales regresan a sus casas al terminar su contrato o migran a otros lugares en busca del mismo, por su parte los emigrados se asientan en los campos de cultivos donde trabajan y finalmente están los nativos del lugar.

 

v       Por su forma de contratación: se dividen como trabajador de planta que es aquel que cuenta con todas las prestaciones de ley, labora bajo un contrato de trabajo y tiene derecho a la seguridad social. Por el otro lado se encuentra el eventual que puede ser temporal o expuesto a las oscilaciones del mercado de trabajo, así que no cuenta con empleo asegurado durante toda la temporada.

 

v       Por sexo y edad: se dividen en hombres y mujeres[2], así como en niños[3] y adultos.

 

v       Por su origen étnico: de las etnias mixteca, zapoteca y triqui. Tienen la particularidad de que son dóciles, disciplinados y cumplidos, además por su monolingüismo diferente al español los empleadores evitan otorgarles sus derechos laborales y sociales.

 

Con las condiciones antes descritas el programa buscó la concertación con los propietarios de los campos agrícolas y con los jornaleros para emprender acciones que mejoraran sus condiciones de alojamiento, salud, así como de hábitos alimentarios e higiene personal. También se estableció una coordinación con el IMSS y la SEP para la prestación de servicios de salud y educativos adecuados al paso transitorio de los trabajadores y sus familias.

 

3.1.5 Mujeres en solidaridad –incluye al programa mujer indígena–

 

Se implementó para atender a la población femenina de zonas rurales y del área urbana popular con mayor índice de marginación, usando la metodología de la planeación participativa.

 

A partir de asambleas comunitarias se formaron los Comités de Mujeres en Solidaridad que trabajaban en un proceso de autodiagnóstico, donde reflexionaban acerca de su problemática concreta, –es decir, de su trabajo cotidiano y de sus condiciones de vida– definen el eje del problema y proponen soluciones viables mediante proyectos productivos y de bienestar social. Los proyectos podían ser:

 

v       Proyectos de cuota de mantenimiento

 

v       Proyectos con recuperación.

 

v       Proyectos con recuperación y cuota de Solidaridad.

 

Para sostener el trabajo de cada comité se creo un fondo comunitario, con recursos de Solidaridad, que para algunos proyectos se reforzaba con cuotas de mantenimiento aportadas por la comunidad. Para las acciones productivas se siguió el sistema de recuperación de un préstamo inicial, cuyo pago se dejaba en el fondo como capital de trabajo. 


 

[1] Por la movilidad surgió lo que se conoce como “enganche” que funciona de la siguiente manera: “los enganchadores acuden con autobuses a los lugares donde saben encontrarán trabajadores; ahí ofrecen tanto la transportación al lugar de trabajo como los sueldos, condiciones de vida y prestaciones, que a menudo no corresponden con la realidad. Inicialmente, es un miembro varón de la familia  campesina quien sale de su lugar de origen en busca de empleo. Dependiendo de la cantidad encontrada y de los resultados económicos obtenidos, irá animando a otro miembro de la familia a acompañarlo, y en poco tiempo, la familia entera migrará”. Véase SÁNCHEZ MUÑOHIERRO, Lourdes, “Los jornaleros hortícolas: San Quintín y Culiacán” en Economía Informa, No 216, abril de 1993.

[2] Para las mujeres jornaleras su trabajo se divide entre las labores domésticas y las labores del campo agrícola. Su jornada comienza a las 3 de la madrugada al preparar los alimentos de los integrantes de la familia que van a trabajar y termina después de su jornada agrícola nuevamente con las labores del hogar. Generalmente no gozan de seguridad social,  se ven obligadas a laborar hasta el último día de su embarazo y los centros de salud no se encuentran cerca de su lugar de trabajo. En el caso de las mujeres solteras con hijos no deseados, la situación es más difícil aún, pues cuando enferma un hijo tienen que retirarse de trabajar con el riesgo de perder el empleo. Algunas veces el primogénito se presenta a suplir a la madre en el trabajo mientras ésta regresa.

[3] Los niños acuden a los campos de cultivo acompañados de sus padres o hermanos mayores para ayudar a incrementar el ingreso familiar; su incorporación al trabajo se da generalmente entre los 5 y 8 años, aunque a partir de los 9 se les considera jornaleros formalmente y su contratación dependerá de su capacidad física, siendo posibles verlos laborar con las mismas cargas que los adultos. La edad productiva de los jornaleros va de los 5 a los 40 años, aunque se ha visto que puede alargarse hasta los 50 años. Después de esto, prematuramente envejecidos, los jornaleros se convierten en una carga para sus familias o viven de la mendicidad.

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Web eumed.net

 

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