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Historia del comercio de México con los Estados Unidos durante los primeros 25 años de vida independiente (1821-1846)

Guillermo Ontiveros Ruíz

3.3.3 Crisis fiscal del naciente Estado

…para que se vea que aun en los países en que hay grandísima libertad, en puntos de hacienda, hay mucho rigor, porque sin hacienda, no ha pátria, libertad ni constitución. Francisco de Arillaga, Ministro de Hacienda de México, 1823.

El nacimiento de México como nación independiente significó un caos para la organización interna del país, pues lo que había sido la real hacienda novohispana se encontraba en bancarrota por los once años de lucha entre insurgentes y realistas y por los problemas financieros que desde hacía tiempo habían aquejado a la metrópoli y por lo tanto a sus dominios ultramarinos. A esto se sumaba el reconocimiento de la deuda del virreinato por parte del nuevo gobierno, el fracaso del primer imperio mexicano y la inestabilidad política de ese período.

Todo iniciaba el 4 de enero de 1823 donde “AGUSTIN, por la divina providencia y por el Congreso de la Nación, primer Emperador Constitucional de México, … á todos los que los presenten vieren y entendieren, SABED: Que la Junta Nacional, institucional del Imperio Mexicano, da a conocer el decreto del cual destaca lo siguiente” .

En este primer presupuesto de México se puede destacar que los ramos de Guerra y Marina, Hacienda y el pago para cubrir el déficit anterior y el último pago forzoso representaban el 79% del presupuesto, lo que se debía a:

 La inestabilidad política: por lo que para mantenerse en el poder era necesario destinar una gran cantidad de recursos para los cuerpos militares.

 La recaudación de impuestos: al renunciar el gobierno imperial a gravar a los habitantes con impuestos directos como el tributo, tuvo que obtener sus ingresos a través de los impuestos indirectos al comercio exterior, por lo que movilizó un gran aparato burocrático a las aduanas exteriores e interiores para recabarlos, lo que redundó en el uso de una inmensa cantidad de recursos para que llegaran los empleados a esos lugares, así como para el pago de sus sueldos.

 La bancarrota del erario: con la independencia de México y la salida de una gran cantidad de españoles y de sus capitales la situación del erario se volvió caótica al ir aumentando los gastos por la cantidad que se tenía que destinar a las milicias y disminuir las fuentes de donde obtener los recursos.

Así a la caída del primer imperio y la instalación de la república federal en 1824 y querer “analisar los recursos que tenemos… es preciso tender una ojeada sobre el laberintoso caos de nuestra administracion y sobre los medios de reformarla” . No sólo existía un déficit en las finanzas debido a que “Alguno de los ramos que antes eran productivos ya no existen por haberse derogado como opuestos al sistema liberal, otros de los que en tiempos anteriores fueron mas pingues han venido á anonadarse en sumo grado, por el trastorno que ocasionó en ellos la revolución” , sino que “no se encuentran en las primeras oficinas de esta capital datos exactos ni aun bastante aproximados de los productos y gastos; y por mas ordenes que se han circulado en estos dos años desde el momento feliz de nuestra solemne emancipacion, tampoco se ha conseguido que todos los intendentes hayan producido los estados que se les pidieron, y menos con la exactitud, claridad y uniformidad prevenidas por no haberlos podido adquirir de sus subalternos, con aquellas calidades y puntualidad correspondiente. Por esta falta, alcabo de año y medio el anterior Ministro de Hacienda ha tenido que ceñir sus cálculos á los resultados del casco de esta capital en su esposicion de 3 del proximo pasado al Soberano Congreso”

Para remediar semejante caos el ministro de hacienda Francisco de Arillaga sugería aumentar la eficiencia del estado al recaudar sus rentas del estanco del tabaco, del papel sellado, de las aduanas marítimas y su arancel, de las alcabalas, de los impuestos sobre los pulques y otras bebidas, de los derechos de la plata y oro en pasta, de la casa de moneda, de los correos y la lotería. A lo anterior se sumaba una serie de reformas como la creación de una Tesorería General que reuniera el conocimiento y la disposición de todos los caudales, consignados al erario público para cimentar el orden, la cuenta y razón, además proponía que las tesorerías y pagadurías de provincia y el ejército dependieran de la Tesorería General.

El personal con que tendría que contar la Tesorería General serían contadores generales de valores y distribución, y para examinar todas las cuentas de caudales nacionales sería necesario una contaduría mayor de cuentas. A todas estas reformas se sumaba la creación de una Dirección General de Hacienda Pública, que se dedicaría a la inspección, arreglo y dirección continua de todos sus ramos, además debería hacer cumplir y obedecer las leyes e instrucciones propias de cada uno, resolviendo conforme a éstas las dudas o cuestiones que se le consulten y ocurran en la parte gubernativa y económica; examinaría los planes y estados que de las provincias le remitieran, los gastos de administración de cada renta y adquiriría la información que creyera necesaria para dicho fin. Cabe mencionar que a pesar del aumento de la eficiencia en la recaudación, la reforma propuesta y de las restricciones presupuestales que se impuso el gobierno durante esa época y que sirvieron para aminorar el lamentoso estado de la hacienda aún existía un gran atraso con respecto al pago de los empleados.

Para 1823 la deuda del gobierno con los empleados ascendía a 293.096 pesos, 2 reales y 2 granos, lo cual representaba el 83.4% de la deuda total que tenía de 351. 062 pesos, 2 reales y 6 granos. A esta deuda se sumaba la deuda que había reconocido el primer imperio mexicano para obtener la independencia y que ahora le pesaba enormemente al gobierno actual.

Así los pagos atrasados a los empleados mas la deuda líquida nacional hacía la suma de 45,004.659 pesos, 7 reales y 2 granos que ponían en una situación muy precaria a las arcas de la nueva nación.


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