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Historia del comercio de México con los Estados Unidos durante los primeros 25 años de vida independiente (1821-1846)

Guillermo Ontiveros Ruíz

3.3.2.2 Comercio exterior

Cargamento que conduce de N. Orleáns el Bergantín goleta nacional Próspero Alfonso, entrado el 21 del corriente. A Carlos E. Saulnier: 18 bultos sillas, 23 cajas de queso, 10 cuñetes mantequilla, 25 barriles alquitran, 12 cajas lenguas, 20 dichas arenques. A. C. Markoe: 50 barriles alquitran…. Al ajente del Ministerio de Fomento: 1 fragua portétil, 1 yunque, 1 tuerca, 1 caja herramientas, 2 bultos hachas, 487 tablones, 341 tablas, 87 piezas de pino, 84 dichas de roble. Eco del Comercio de Veracruz, 1855.

3.3.2.2.1 Relaciones comerciales

En cuanto a las relaciones comerciales exteriores de México en este período, éstas se establecieron preferentemente con países europeos entre los que destacaron Inglaterra, Francia y Alemania; en América del Norte con los Estados Unidos y en forma secundaria con el Caribe, Centro América, Sudamérica y Asia.

El 31 de septiembre de 1822 en el pliego de instrucciones dado por el emperador Agustín de Iturbide a José Manuel Zozaya Bermúdez, le pedía “Podrá el enbiado proponér de parte del Emperador a aceptár por las del Gobierno de los Estados Unidos tratados de amistad, alianza, comercio y arreglo de limites “ ; así el 26 de diciembre de ese mismo año Zozaya respondiendo al propósito encomendado por el emperador y convencido de que ningún tipo de acuerdo era conveniente que suscribiera el Imperio con aquella república escribía “Un tratamiento de comercio no creo que estemos en caso de procurarlo, porque la preponderancia de estos Estados sobre nosotros por su marina y otras consideraciones políticas, aunque sean de apreciación, les daría un derecho en su concepto para exigir ventajas sin sacar ninguna el imperio en su favor… La soberbia de estos republicanos no les permite vernos como iguales, sino como inferiores; su envanecimiento se extiende, en mi juicio, a creer que su capital lo será de todas las Américas, aman entrañablemente nuestro dinero, no a nosotros, ni son capaces de entrar en convenio de alianza o comercio sino por su propia conveniencia, desconociendo la recíproca” .

A partir de 1825 dos fenómenos muy interesantes que se venían dando desde que Estados Unidos obtuvo su independencia en 1776 y éstos eran: la competencia entre Inglaterra y Estados Unidos por el miedo de éste último a que Inglaterra obtuviera más poder en América y pudiera reconquistarlo y la vinculación que existió entre los intereses económicos y la diplomacia. Estos fenómenos se puede observar con el reconocimiento de la independencia de México en ese año por parte de Gran Bretaña y el nombramiento de Henry George Ward como ministro plenipotenciario, a lo cual Estados Unidos temeroso que los británicos obtuvieran ventajas económicas especiales, nombraron a Joel R. Pinsett ministro de ese país.

Desde 1827 se empezaba a registrar la entrada masiva de capital extranjero directo tanto inglés y estadounidense; como alemán y francés. Una gran parte de esas inversiones se destinó a la creación de casas comerciales extranjeras, que junto con algunas casas nacionales se encargaron de las transacciones comerciales internacionales, de la comercialización de mercancías a nivel nacional, del crédito, así como del control del comercio interior y la producción, con lo que invadieron un terreno antes reservado a los consulados de comercio virreinales. A continuación se muestran las casas comerciales en el puerto de Mazatlán desde 1842 hasta 1848 para hacerse una idea, debido a la dificultad para conseguir la información completa de las casas comerciales que funcionaban durante este período en la ciudad de México y Veracruz.

Como se puede ver predominaban las firmas inglesas que solían comerciar casi exclusivamente con productos británicos, seguidas de las alemanas, francesas y estadounidenses. Como ejemplo de la lucha nuevamente entre Estados Unidos e Inglaterra tenemos a las dos casas británicas más poderosas y acaudaladas –Manning & Mackintosh y Barron & Forbes– que para ser más exitosas que sus contrapartes estadounidenses en México tuvieron que llevar a cabo la especulación, actividades ilegales, pero sobre todo estrechar relaciones con políticos importantes, que les facilitaban las negociaciones con los oficiales y la obtención y conservación de ciertos privilegios. Así el 11 de febrero de 1843 el presidente sustituto Nicolás Bravo, a través del decreto emitido por el Ministerio de Relaciones Exteriores y Gobernación cedía las tierras de extensión de diez leguas entre los dos océanos, que tengan dueño y que aún no estén pobladas a la empresa Manning & Mackintosh que iba a abrir el canal en el istmo de Tehuantepec .

En el caso de las casas comerciales estadounidenses estas se tuvieron que conformar con tener un papel menos importante, como por ejemplo la casa de Luis S. Hargous asociado con Emilio Voss, que hacia la mitad del siglo establecida en Veracruz recibía de Estados Unidos numerosos productos agrícolas e industriales, importaba máquinas para hilar, máquinas de vapor y en general todo tipo de materiales para la construcción de ferrocarriles y contaba con un capital que se estimaba en 500,000 pesos.

Finalmente conforme fue avanzando el siglo, el intercambio con Estados Unidos se fue modificando, pasando de ser un simple transportador de mercancías europeas –y luego conforme ese país se fue desarrollando y con la firma en 1831 de un Tratado de Amistad, Comercio y Navegación el intercambio de productos se volvió más dinámico– hasta convertirse en un competidor de los países europeos.

 


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