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Historia del comercio de México con los Estados Unidos durante los primeros 25 años de vida independiente (1821-1846)

Guillermo Ontiveros Ruíz

3.3.1 Afectación profunda de las principales actividades económicas y atomización del mercado interno

3.3.1.1 La agricultura

Dejando atrás Apaseo, penetramos a esa rica comarca que se llama el Bajío, de que hemos oído hablar tanto, como la región más hermosa del reino; hasta donde hemos podido ver, su reputación es merecida. Es rica y fértil y está muy cuidadosamente cultivada; produce a la perfección todos los frutos de Europa y muchos de los peculiares del trópico. Esta llanura se extiende desde Apaseo hasta León y está llena de pequeñas ciudades, pueblos y granjas. Joel R. Poinsett, 1822.

3.3.1.1.1 Características generales

De acuerdo con Tadeo Ortiz “La base y el fundamento del poder real de las sociedades es la agricultura, ya sea considerada como el principio vital de la población, ya como el origen material de la industria y la fuente inagotable del comercio, que constituyen la esencial riqueza y fuerza verdadera de las naciones.” El problema para la naciente nación fue que al término de la revolución de independencia el fundamento del poder real de las sociedades se había perdido, por que las zonas que proveían la demanda interna de alimentos del virreinato como el área del Bajío –el granero de la Nueva España–, la zona azucarera de Morelos, la región cerealera y pulquera de Puebla y Tlaxcala, Guadalajara y Michoacán quedaron destruidas, debido a que tanto insurgentes como realistas arrasaron y quemaron cosechas, saquearon graneros, ganado y aperos, destruyeron canales de irrigación, etc. Aunado a lo anterior existió una carestía de alimentos debido a la destrucción de las tierra de cultivo e infraestructura, a la desarticulación y pérdida de los mercados como por ejemplo el mercado minero, que era un mercado amplio y seguro para el agricultor, pero que con la ruina y el mal estado de las minas este mercado se acabó, además del estado lamentoso de los caminos lo que contribuyó al aumento del bandolerismo y dificultad en la transportación de mercancías.

A pesar de este panorama desolador antes esbozado, el sector agrícola producía lo necesario para cubrir la dieta –maíz, frijol y chile– de la gran mayoría de la población, además en cuanto a los productos en todas las regiones se cosechaba el maíz y el chile; en la mesa central se cosechaban cereales y granos como el trigo, la cebada, el centeno, la alubia y la alubia roja; legumbres como la cebolla, la calabaza y varias clases de ensalada; tubérculos como la patata, el camote y el ñame; frutas como la cereza, la ciruela, el melocotón, el albaricoque, el higo, la uva, el melón, las piñas, las granadas, los zapotes, los mameyes, las guayabas, las chirimoyas, los aguacates y la caña de azúcar; además del algodón; en las llanuras del Bajío, Celaya, León, Silao e Irapuato se cultivaba el trigo; en las tierras calientes el arroz, el banano y la yuca; en las regiones bajas y la costa del Pacífico el algodón; en Misantla, Colipa, Yecautla y Nautla pertenecientes a la intendencia de Veracruz y en Zentella perteneciente a la intendencia de Oaxaca la vainilla; en el distrito de Jalapa la zarzaparrilla y el jalapeño; en los alrededores de Córdoba y Orizaba el tabaco; en la intendencia de Oaxaca el nopal para la cochinilla o grana; en todos los niveles hasta los llanos de Toluca el agave y finalmente de Campeche y Yucatán se obtenía la cera.

Algunos personajes de esa época dan testimonio de la producción aún existente, como Joel R. Poinsett que en su obra notas sobre México escribía “La agricultura del reino sufrió ciertamente durante la revolución. Las más fértiles provincias fueron el teatro de todos los movimientos revolucionarios, y quedo destruido gran parte del capital invertido en la agricultura; pero aunque los edificios están en ruinas, parece que la campiña es cultivada, no menos extensa y cuidadosamente que antes”. Con respecto a la producción de pulque describía “Se vigila cuidadosamente la época de floración y en las haciendas grandes este punto requiere mucha atención. Se pierde planta si se hace el corte demasiado pronto o demasiado tarde. En el momento en que va a brotar el tallo de la flor, se corta la parte superior de la planta, de modo de formar un hueco al que afluye la savia. Los campesinos extraen el licor tres veces al día con una calabaza (acocote) y lo vierten en un cuero de cochino que cargan en la espalda, y una planta da varios galones de aguamiel, cosa que fácilmente puede suponerse cuando recordamos que el tallo del maguey alcanza una altura de veinte y hasta treinta pies. Se coloca una piedra pesada encima de la planta para impedir que el ganado se beba el licor, pues a los animales les agrada mucho”.


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