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Historia del comercio de México con los Estados Unidos durante los primeros 25 años de vida independiente (1821-1846)

Guillermo Ontiveros Ruíz

CAPÍTULO 3. EL PERÍODO DE 1821 A 1846: El inicio de la vida independiente de México

Nuestra historia a partir de la independencia, es la historia de nuestra terca resistencia a dejarnos salvar por nuestros vecinos….Lo extraordinario es la paciencia de nuestros amigos que, pese a nuestra ingratitud, insisten una y otra vez a lo largo de un siglo en hacernos felices. En ningún momento nuestros buenos vecinos se han olvidado de nosotros; nunca nos han dejado de la mano esperando pacientemente que seamos razonables algún día y aceptemos su tutela definitivamente, su protección bondadosa; esperan el momento en que al fin nos echemos en sus brazos, arrepentidos de haber frustrado en buena parte su destino manifiesto. Mario Gill, 1972.

3.1 Características ideológicas

A pesar de que en la historia del México de la primera mitad del siglo XIX la ideología del liberalismo no fue la médula espinal del proyecto político, económico y social de las élites gobernantes –pues les importó más el control del poder para imponer sus intereses que la participación de diversos grupos en él–, se puede afirmar que de alguna manera influyó en las mentes de esa época y en las decisiones que sobre aquellos proyectos llevaron a cabo, sujetas obviamente a la realidad que era a donde tenían que adecuar la ideología de acuerdo a la situación que vivía el país. Es por eso que el liberalismo mexicano más que un cuerpo doctrinal abstracto y homogéneo, es la praxis misma sujeta a una serie de pautas o líneas de acción aplicadas a situaciones concretas.

El origen de este liberalismo se encuentra en buena parte en las ideas que circularon durante el período anterior a la independencia. Algunas de éstas fueron importadas de España y otras se originaron en el seno de la sociedad novohispana en lo que Rafael Moreno llamó la ilustración mexicana y ambas ideas –importadas y nacionales– se esparcieron como aroma ideológico, las cuales ayudaron a romper el vínculo colonial. El liberalismo nace con la nación mexicana y ésta surge con él. En esa evolución histórica el liberalismo mexicano se transformó a diferencia del liberalismo europeo separando los principios espirituales y políticos de los principios económicos y sociales, debido a que “Sus luchas tuvieron siempre bases populares, agrarias; la demanda de igual consideración de todos sus habitantes; el rechazo de los monopolios, la secularización de la sociedad y la supremacía del poder civil; la propuesta federal detrás de las regiones y sobre todo la convicción nacional frente a la amenaza de las pretensiones extranjeras” . En la parte económica con relación al librecambismo “Juan Bautista Say aconseja la supresión gradual de las prohibiciones y contradice a Smith, en cuanto reconoce la conveniencia de que los gobiernos auxilien la producción y considera que los principios clásicos no son aplicables en condiciones distintas a las que privan en Inglaterra cuando la teoría apareció” . Por eso Vicente Guerrero desde la presidencia decretaba el 22 de mayo de 1829 una serie de prohibiciones para “la ampliación de la industria agrícola y manufacturera y señala que “la aplicación bastarda de principios económicos liberales” y la extensión dada al comercio extranjero agravaron o produjeron la crisis mexicana”.

De acuerdo con Reyes Heroles, el liberalismo mexicano tuvo dos influencias doctrinarias. Por un lado una estrictamente liberal y por otro, socialista. A su vez esta influencia liberal se dividió en dos partes. Una clásica donde los orígenes de la sociedad civil tienen que ver con la propiedad privada que es anterior al pacto social y por ende este último debe detenerse ante este derecho. La segunda donde se retoma a Jean Jaques Rousseau quien vio los derechos naturales surgiendo del contrato social y por consiguiente, sujetos a la sociedad y susceptibles de regulación social.

Con relación al liberalismo económico dos de los mayores representantes para este período se encuentran en: Tadeo Ortiz que decía con respecto de la libertad de comercio “Es de esperarse otras medidas más francas y generosas, que consultando las máximas de la difícil ciencia de la economía política y las exigencias y necesidades de los pueblos, atraigan el comercio de cambio con los menos gravámenes posibles, combinando las conveniencias y comodidades de los comerciantes y las necesidades de la mayoría de la nación, sin perjudicar la industria interior; persuadiéndose que la verdadera base del comercio libre activo consiste en admitir a todo trance la concurrencia, y proporcionar con la rebaja de los derechos, mayores consumos y que lo que se deja de percibir por lo pronto no es más que en apariencia, puesto que siendo mayores los consumos, serán proporcionados superabundantemente los derechos de entrada, recogiéndose además el fruto de la acumulación de capitales, la disminución del contrabando y desmoralización, que de otro modo es como imposible evitar y reprimir” . Por otro lado José María Luis Mora señalaba lo pernicioso del sistema prohibitivo del comercio español al señalar “Llevado a este grado el sistema prohibitivo no pudo menos que hacer sentir en España todos sus ruinosos efectos; se propusieron mil proyectos extravagantes para contener el contrabando, no siendo uno de los menores el sujetar a los que lo hiciesen a la jurisdicción de la Inquisición, por la comunicación que se les suponía con los herejes extranjeros” , además criticaba el monopolio que se había impuesto al comercio del virreinato por parte de la corona española, al permitir sólo el comercio con la metrópoli, de donde se distribuía a los lugares de consumo, con el consiguiente beneficio de los intermediarios y el encarecimiento de los productos al limitar el comercio al puerto y concentrarlo “en un cierto número de casa opulentas [consulados] que por medio de combinaciones muy sencillas y practicables impidieron la concurrencia, único medio de mantener el precio natural de los efectos. De esto resultó que obrando de acuerdo como lo exigía su interés mutuo levantasen o bajasen los precios a su arbitrio y que el de los géneros de Europa a América fuesen siempre exorbitantes hasta el punto, que el doscientos y aun el quinientos por ciento fuese el lucro común en el comercio de España y México”.

Así con esta ideología del liberalismo de trasfondo es como se dio la pugna entre imperialistas y republicanos durante el imperio de Iturbide, posteriormente entre republicanos federales y republicanos centralistas al declararse México república federal en 1824 y república centralista en 1836 y finalmente entre liberales y conservadores, marcando estos sucesos el desarrollo de la accidentada vida política, económica y social de los primeros años de la nueva nación.


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