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Historia del comercio de México con los Estados Unidos durante los primeros 25 años de vida independiente (1821-1846)

Guillermo Ontiveros Ruíz

CAPÍTULO 2. EL PERÍODO DE 1810 A 1821: Los primeros acercamientos

Los hombres hacen su propia historia pero no la hacen a su libre arbitrio, bajo circunstancias elegidas por ellos mismos, sino bajo aquellas circunstancias con que se encuentran directamente, que existen y que les han sido legadas por el pasado. Karl Marx.

2.1 Características políticas

Dos fenómenos configuraron el espacio novohispano para que se gestara la revolución de independencia en 1810 y estos fueron por un lado las reformas borbónicas que se estaban realizando desde el último de rey de los austrias y retomada por el primer rey Borbón Felipe V y sus sucesores. Por el otro estaba la invasión a España por parte de Napoleón, la abdicación de Fernando VII y la coronación de José Bonaparte como rey de los españoles y de los territorios ultramarinos.

Con la invasión de España en todo el reino nacieron las juntas gubernativas, como respuesta a la crisis y donde el pueblo era el depositario del poder del rey hasta que éste regresara al trono. Concretamente en Cádiz en 1812 se reunieron las cortes y elaboraron una constitución con apego a los principios entonces en boga del liberalismo para hacer frente a la crisis del imperio.

Por otro lado en América y precisamente en la Nueva España, ante la invasión ocurrida en la península, la negativa por parte de las cortes de Cádiz para aumentar la libertad de comercio con las potencias extranjeras y entre las provincias, la supresión de los estancos y la posibilidad de que los americanos gozasen de igualdad de posibilidades para acceder al poder, así como de la perturbación de los privilegios de las élites virreinales debido a los préstamos voluntarios y forzosos por la precaria situación de la real hacienda hispana y novohispana crearon una fractura del pacto social entre las élites, donde una muy buena parte –los españoles no perjudicados– urgía a seguir unidos al imperio, mientras que otras –los españoles perjudicados– buscaban la emancipación. Este último punto de vista se vio reflejado en el Ayuntamiento de México quien para legitimar sus intenciones emancipadoras trato de crear una Junta de Gobierno novohispana justificándola mediante que “en las actuales circunstancias, por el impedimento de hecho del monarca, la soberanía se halle representada en la nación para realizar a su real nombre lo que más le convenga, las autoridades reunidas con las municipalidades, que son las cabezas de los pueblos, hacen lo mismo que el soberano haría para cumplir con una disposición tan benéfica, útil y santa” . Así lo que empezó en 1808, culminaría dos años más tarde con lo que se ha dado en llamar el grito de independencia por parte del cura Miguel Hidalgo la noche del 15 de septiembre de 1810.

Con la toma de la Alhóndiga de Granaditas en Guanajuato por parte de las tropas de Hidalgo se inicia un largo proceso revolucionario y de destrucción, con el cual las élites acomodadas al ver destruidas sus fortunas y alterado el comercio se dividen aún más entre las que buscan a través de la revolución recuperar su fortuna y las que buscan el apoyo de España para defender sus intereses materiales y políticos en contra del movimiento emancipador. En esta lucha los insurgentes buscaron echar mano de todos los recursos a su alcance y así el 13 de diciembre de 1810 los jefes insurgentes Miguel Hidalgo, Ignacio Allende, José María Chico y el Lic. Ignacio Rayón “teniendo entera confianza y satisfacción en vos, D. Pascasio Ortiz de Letona, nuestro mariscal de campo, plenipotenciario y embajador de nuestro cuerpo cerca de Estados Unidos de América, hemos venido en elegiros y nombraros, dándoos todo nuestro poder y facultad en la más amplia forma que se requiere y que sea necesaria, para que por nos y representando nuestras propias personas, y conforme a las instrucciones que os tenemos comunicadas, podáis tratar, ajustar y arreglar una alianza ofensiva y defensiva, tratados de comercio útil y lucroso para ambas naciones y cuanto más convenga a nuestra mutua felicidad, accediendo y firmando a cualesquiera artículos, pactos o convenciones conducentes a dicho fin” , aunque el enviado jamás pudo alcanzar su cometido –por ser aprendido en Molango por sospechoso– y en 1811 fueron capturados y fusilados los cabecillas Miguel Hidalgo, Ignacio Allende, Ignacio Aldama y Mariano Jiménez, con este poder se inauguraron las aspiraciones mexicanas por la búsqueda de un acercamiento con la vecina república del norte.

El segundo intento de acercamiento entre México y Estados Unidos se dio a la muerte de Hidalgo, cuando José María Morelos y Pavón seguía ganado batallas a los realistas en Michoacán, Zacatecas, Jalisco, Guanajuato y Zacatecas, mientras que Ignacio Rayón asumía la dirección del movimiento insurgente, mediante la creación de un órgano del que dependiesen todos los jefes independentista, a fin de inyectar un vigoroso impulso a la empresa común y combinar los movimientos de las tropas. Para este fin el 21 de agosto de 1811 mandó a publicar un bando para el establecimiento de la Suprema Junta Nacional Americana que a “falta de un jefe supremo en quien se depositasen las confianzas de la nación y a quien todos obedecieran….Para ocurrir a tamaño mal y llenar las ideas adoptadas por nuestro gobierno y primeros representantes de la nación, se ha considerado de absoluta necesidad erigir un tribunal a quien se reconozca por supremo y a quien todos obedezcan, que arregle el plan de operaciones en toda nuestra América y dicte las providencias oportunas al buen orden político y económico”. Dicha Junta estuvo integrada por “tres individuos quedando dos vacantes para que las ocupe cuando se presente la ocasión igual número de sujetos beneméritos. Se acordó también…que la elección recayese en las personas de los Exmos. señores licenciado D. Ignacio Rayón, ministro de la nación, doctor D. José Sixto Berdusco, y teniente general D. José María Liceaga” .

En lo correspondiente a la política exterior de la Junta, el 25 de julio de 1812 Rayón daba una serie de instrucciones para los plenipotenciarios donde “Exigirá[n] desde luego ser recibido[s] como embajador[es] de esta nación, por quien va autorizado…[además]…Pedirá[n] que por acta solemne se declare si se reconocen como legítima y soberana la representación de la Suprema Junta que le[s] comisiona” . Bajo los términos antes descritos el 5 de abril de 1813 se dio el segundo intento de contacto al querer “comisionar, como por la presente lo hacemos, del modo más solemne, con nuestros amplios poderes, el coronel de nuestros ejércitos D. Francisco Antonio Peredo, para que pase ocultamente sin aparato ni ostentación alguna, en obvio de los extravíos y desgracias que han padecido nuestros enviados por no hallarnos en plena posesión de estas costas, a los Estados Unidos y cerca de aquel Supremo Congreso, a exponerle el verdadero actual estado de nuestra gloriosa empresa y los sinceros deseos que tenemos de abrir nuestras relaciones de alianza y comercio con recíprocas ventajas de ambas potencias, presentando la colección de impresos que se han dado para ministrar una idea más exacta de todo lo ocurrido, sujetándose a las instrucciones que para el desempeño de su comisión le hemos comunicado por escrito”. Esta misión al igual que la anterior no pudo alcanzar su cometido.

Posteriormente, a la división del cuerpo de insurgentes que habían estado bajo el mando de Rayón, el militar Castillo y Bustamante mandó la disolución de la Junta que reunida en la población de Tiripitío “levantó una acta suprema que establecía que las exigencias de la guerra determinaban la separación de los miembros del gobierno. Sin embargo también acordaron que sostendrían la lucha y señalaron los puntos y provincias que debía de encargarse cada uno de los asistentes, incluyendo a Morelos en esta asignación de territorios, con lo que desde entonces fue considerado miembro de la junta.”

A la caída de Morelos a manos del teniente Matías Carranco, el movimiento insurgente casi fue eliminado, quedando pequeños reductos escondidos en las montañas del sur de Guerrero como el general Vicente Guerrero o Manuel Félix Fernández –mejor conocido como Guadalupe Victoria–. Finalmente en este período de tiempo los intentos de un acercamiento con Estados Unidos cesaron, debido a que en 1821 con la unión entre Vicente Guerrero, Pedro Ascencio y Agustín de Iturbide se proclamó el Plan de iguala donde “La Nueva España es independiente de la antigua y de toda otra potencia, aun de nuestro continente” y el 24 de agosto de 1821 se firmaron acuerdos de Córdoba con el Virrey Juan de O’donojú, último virrey de la Nueva España en los cuales “Esta América se reconocerá por nación soberana e independiente, y se llamará en lo sucesivo imperio mexicano”.


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