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Globalización, Inversiones Extranjeras y Desarrollo en América Latina

Mario Gómez Olivares y Cezar Guedes
 

 

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1. La restricción interna y externa de la economía chilena

De acuerdo a las tendencias generales que nos proporcionan los índices de actividad económica y de las variaciones del PIB, lo económico presenta una buena performance, siendo la curva de actividad económica, con ligeras fluctuaciones, creciente y positiva ( Banco Central de Chile, 2000). Este es el periodo de mayor crecimiento económico desde el siglo 19. El producto ha crecido de modo casi permanente, en media 4,2 % de 1990 a 2000 , exceptuando el período recesivo de 1999, producto de los efectos negativos que generó la demanda externa con epicentro en Asia, México y Brasil, pero también debido a la conducción de la política anti-cíclica del banco central chileno, un elemento decisivo en la determinación del equilibrio económico. Pero la tendencia es desigual para las diferentes variables macro-económicas. Tomando en consideración la tasa media de crecimiento y un factor de multiplicación , la inversión crece mas que el consumo y las importaciones mas que las exportaciones, la demanda agregada crece mas que la producción. Los elementos problemáticos en esta constatación son el hecho de las importaciones crecen a un ritmo mayor que el PIB, y el hecho que el ritmo de crecimiento del cuociente entre consumo y rendimiento es mucho mayor que el cuociente inversión/ rendimiento. En principio un circulo de inversiones a través de mayores importaciones en bienes de capital es virtuoso en largo plazo, sólo que este circulo viene ofuscado por el aumento de las importaciones de bienes de consumo de manera creciente.

En la década de los años 90, el crecimiento del PIB, desde una óptica productiva, tiene lugar sobre todo en los servicios, construcción, comunicaciones, en los servicios financieros, en el sector de comercio, restaurantes y hotelería, en el sector de servicios personales, con tasas de crecimiento superiores a 16 % para el periodo 1990-1998. Por lo contrario, existe una casi estagnación de la actividad productiva estatal, un bajo crecimiento del sector minero y aún en menor medida del sector agrícola, una apuesta en la modernización virada para el exterior, que han crecido a tasas inferiores a 14 %, en el caso minero no superó la tasa de 2,5 %.

La observación de estos hechos, permite vislumbrar un aumento de la demanda interna y externa para bienes de consumo y de inversión con una fuerte componente del sector abierto de la economía, situación regulada por el mercado construido en el periodo de la dictadura. Es apreciable el crecimiento en los servicios personales, en que están englobados la salud, la educación pública y privada. De hecho y para el periodo que va de 1990 a 2000, tanto la inversión (5%), el consumo ( 4,5,%) como el gasto público ( 4,5%) crecen más que le PIB; las exportaciones ( 4,3 %) crecen menos que las importaciones ( 6%), lo que da un desfasamiento en el crecimiento entre la demanda y el PIB, en términos de ritmo e dinámica de crecimiento.

Es justamente esta idea que se puede reforzar si observamos las características del gasto del producto interno, donde la demanda total por bienes y servicios es el elemento determinante en el aumento del PIB. Aunque se aprecie un aumento correlativo de la demanda con el PIB, lo mismo se puede decir de la balaza comercial y de la inversión. No es casualidad que en la recesión de 1999, el movimiento de caída del PIB sea acompañado por todas las otras variables constituyentes de la demanda agregada, sin excepción. Un dato importante es verificar que el saldo de la balaza comercial ha sido tendencialmente negativo en la mayor parte de los años noventa, no porque la producción y las ventas no aumenten, sino porque los precios internacionales son desfavorables . Podemos concluir también, que creciendo la demanda total de manera vigorosa, esto ha significado una presión que lleva a un desequilibrio en la balanza comercial de manera fluctuante. Esto permite decir que existe, al mismo tiempo, una clara opción por mantener las características centrales del nuevo modelo de desarrollo, implementado por el gobierno militar y ahora continuado con variaciones, a lo que me referiré mas tarde, pero con una presión dinámica que adviene, con la democracia, en sectores tradicionalmente vinculados a la demanda interna, salud, educación, construcción, comercio. Esta dualidad entre los objetivos que se propone el desarrollo abierto al exterior y el advenimiento de la democracia con presiones de la demanda interna es la que vamos a analizar.

Cómo se puede explicar este fenómeno, ¿porque esta presión de la demanda interna?. Si comparamos el crecimiento de las remuneraciones hora y el aumento del costo de la mano de obra, verificamos que las remuneraciones han aumentado mas rápidamente que el costo hora; de hecho si en periodo de Abril de 1993 a Diciembre de 2000 las remuneraciones crecieron a una tasa anual de 3,46 %, el costo-hora ha aumentado a tasas de 3,31, con un ritmo de 8% en la diferencia de crecimiento. Esto es un desvío del salario de su productividad, que tiende a anular los lucros marginales de las empresas . Por otro lado, sin considerar el año 1999, año de recesión, el empleo ha aumentado y el desempleo ha disminuido. Si por un lado la masa laboral aumenta y las remuneraciones también, el aumento de la demanda interna se expande, con un desequilibrio en las cuentas externas, si una parte importante de los bienes de consumo son importados . Esto sólo puede significar que la demanda por consumo de bienes se integra en el mercado internacional, no existiendo capacidad productiva nacional para satisfacer los aumentos de demanda para bienes de consumo y considerando adicionalmente que la mayor parte de los bienes duraderos también son importados.

Esto podemos observar claramente en la balanza comercial de la década de los años 90, los saldos negativos se verifican en los años de mayor aumento en la demanda interior, los saldos negativos en la balanza de servicios son compensados con la entrada de capital, que representa inversión extranjera directa, mas endeudamiento externo y una disminución de las reservas en divisas.

La economía chilena se expone a sufrir las consecuencias de las variaciones de la demanda externa al mismo tiempo que la demanda interna crece presionando la demanda de moneda extranjera, lo que sólo puede ser compensado con un aumento de la inversión extranjera o con aumento de la deuda exterior o la disminución de las reservas de divisas, cosa que ha sucedido simultáneamente en este caso. No es casual que se haya utilizado la política de desvalorizar el peso como medio de ajuste. Una análisis de la balanza de pagos chilena en el periodo de 1990-2000 demuestra las vicisitudes de la exposición de la economía chilena al exterior. De hecho han aumentado la inversión extranjera directa, como la inversión financiera de corto e medio plazo, lo que ha permitido tangencialmente tener años de equilibrio, años de desequilibrio, que ha compensado las fluctuaciones de la balanza corriente. Es justamente de esta balanza que parten los desequilibrios, por un lado por una balanza comercial y de servicios que es reflejo de las fluctuaciones del comercio mundial, de los precios de los productos importados en dólares, con una tasa efectiva bilateral en constante desvalorización y por otro lado del peso cada vez mayor de los saldos negativos de los servicios financieros e no financieros. Esto representa una cuenta de capital de corto plazo escondida. A esto se debe adicionar la situación de entrada e salida de inversiones de corto plazo, que se comportan de manera bastante errática. Si al inicio de los años noventa hay una inversión en cartera, esta deviene negativa a partir de 1995, lo que se reflecte en un salto del saldo negativo de los servicios financieros.

Esto es lo que denomina la inestabilidad inmanente del capital financiero ( Minsky, 1975, 1977,1985) . De hecho la salida del capital extranjero que se expresa en este saldo negativo mayor a partir de 1995 no resulta de ninguna apreciación negativa de la economía chilena y su estabilidad, sino pura y simplemente de la propia naturaleza de este capital, es capital especulativo. Por otro lado la conducta del inversionista extranjero de longo plazo es bastante esperada, invierte protegido en un estatuto de garantía que representa el DL 600 y capítulo XIV, estatuto al inversionista extranjero, que concede tratamiento especial a las inversiones que se realizan a su abrigo. La inversión extranjera es un elemento importante en el equilibrio de la balanza, pero el mismo la salida de los lucros que se ha incrementado de manera importante, en otro tiempo se diría que el capital ficticio ha alimentado bien por el capital funcional, los precios se elevan por la política de tasas de juro crecientes que Chile se ve obligado a pagar merced a la política monetaria del FED. Pero se supone que es el precio a pagar por el ahorro adicional extranjero, sin eso no se mueve el modelo, además es considerado benéfico para su funcionalidad.

Podemos ahora establecer los nexos que permiten ver mejor la articulación del modelo económico en sentido que pretendemos. Un aumento del nivel de vida de los chilenos depende hoy del funcionamiento cabal de la economía mundial en términos de demanda global, pero la demanda interna depende de los niveles de remuneración internos, que por su vez dependen de los precios de los bienes de consumo externos y por tanto, de la tasa cambio y la tasa de interés.

De cualquier modo, resulta curioso el nivel de correlación que existe entre el PIB y los elementos que representan la forma de su gasto. En el cuadro esta resumido los resultados de una regresión linear múltipla, que permite evaluar las relaciones del PIB con la demanda interna, el FBCF y la Balanza Comercial. Es claro que existe un alto grado de correlación entre estas variables, lo que confirma la tesis que la demanda externa es un elemento vigoroso en la determinación de la demanda interna y en la formación del producto, así como se confirma la tesis de que existe un grado de correlación mas fuerte de la demanda con las importaciones de que con las exportaciones, que es una demostración del grado de integración de la economía, no apenas con la inversión, lo que es normal históricamente, como del consumo, lo que un resultado del funcionamiento del modelo.


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