EL ECUADOR DEL MAÑANA.Desde una visión critica al neoliberalismo

REALIDAD ECONÓMICA ECUATORIANA

Para muchos analistas la década de los ochenta constituyó para América Latina el decenio perdido, debido principalmente a los problemas derivados de la crisis de la deuda externa desatada  a partir de 1982 con la declaratoria de México quien, como se recordará, se vió en la imposibilidad de ‘honrar’ la deuda con los países y organismos acreedores.  En efecto, ese clima de incertidumbre generado en la región llevó a que los prestamistas por una parte cerraran los créditos y, por otra, estudiaran la forma de cómo lograr que los países latinoamericanos cumplan, en forma oportuna, con sus obligaciones. Desde entonces, se ha venido hablando y, más que eso, aplicando, medidas orientadas a achicar el papel del Estado, favorecer la inversión del capital extranjero y vender los activos nacionales (vía privatizaciones y concesiones), proceso que toma el nombre de “modernización del Estado”; puntos que forman parte del llamado Consenso de Washington. En ese sentido trabaja el Consejo Nacional de Modernización del Estado (CONAM), en el tratamiento preferente de las llamadas áreas estratégicas: petróleo, energía, telecomunicaciones, seguridad social, entre otros.

 

En el campo económico los resultados han sido poco alentadores, lo cual se refleja en la gran conflictividad social, cuyo análisis nos ocuparemos más adelante. En esta parte revisemos algunos indicadores macroeconómicos:

 

INDICADORES MACROECONÓMICOS DEL ECUADOR

Cuadro Nro. 1 

INDICADOR

DECADA DE LOS NOVENTA

 

1990

1991

1992

1993

1994

1995

1996

1997

1998

1999

Tasa PIB Real ( %)

3.0

5.0

3.6

2.0

4.3

2.3

2.0

3.4

0.4

-7.3

Exportaciones (US)

2.724

2.851

3.101

3.066

3.843

4.381

4.873

5.264

4.203

4.451

Importaciones (US)

1.715

2.208

2.083

2.474

3.282

4.057

3.680

4.666

5.198

2.786

Balanz Comer. (US)

1.009

643

1.018

592

561

324

1.193

598

-995

1.665

Invers. Extranj.(US)

126

160

178

469

531

470

491

695

831

680

Deuda Externa*

114.03

109.58

100.87

89.58

81.50

68.76

65.92

63.66

67.18

99.88

RMI (US)

603

760

782

1.254

1.712

1.557

1.832

2.093

1.698

1.252

Emisión Monetaria**

295

426

661

933

1.269

1.609

2.322

2.906

4.192

7.683

Inflación (%)

50

49

60

31

25

23

26

31

43

60

Tipo de cambio (Suc/Dólar)

898

1.310

1.846

2.046

2.270

2.925

3.635

4.428

6.825

19.000

Devaluación (%)

35

46

41

11

11

29

24

22

54

178

Precio gasolina***

390

570

1.460

1.460

2.715

3.280

4.006

4.548

6.957

11.930

Precio petróleo****

20.3

16.2

16.9

14.4

13.7

14.8

18

14.9

10.1

14

Déficit Presup. (%PIB)

0.4

-0.4

-1.1

-02

0.6

-1.1

-2.6

-2.6

-6.5

-4.0

Fuente: Banco Central del Ecuador

Elaboración: Giovanni Carrión Cevallos

*Como % del PIB

**Miles de millones de sucres

***Sucres por galón

****Dólares por barril.

Las cifras que nos proporciona el cuadro anterior nos permite realizar algunas reflexiones sobre la realidad económica del Ecuador. Por una parte, la tasa de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), no ha sido constante durante el decenio y, más bien, ha tendido a fluctuaciones que ponen de manifiesto la fragilidad de la economía ecuatoriana. Cabe indicar, asimismo, que desde el año 2000 el deterioro de  los agregados macroeconómicos producto de factores internos y externos tuvo el carácter de dramático. Por una parte estuvieron presentes los efectos desastrosos del fenómeno de El Niño el cual a más de afectar la producción agrícola, dañó buena parte del ya defectuoso sistema vial de la costa y sierra del país. Asimismo la caída del precio del crudo en el mercado y la crisis financiera internacional e interna, dieron pábulo al desorden económico del Ecuador. Conforme apreciamos en el cuadro Nro. 1, el PIB desde 1998 muestra un descenso drástico. La economía en ese año (1998) creció apenas en un 0.4% mientras que para el siguiente año el PIB real (1999)  decreció en –7.3% (en cuanto al PIB nominal (1999) éste decreció en –30% al pasar de 19.710 millones de dólares en 1998 a 13.769 millones de dólares en 1999, logrando en el 2000 ubicarse apenas en 13.921[1] millones de dólares, es decir, un 1.09% de crecimiento.

En cuanto tiene que ver con el sector externo del Ecuador, lamentablemente, el país no ha podido superar su carácter dependiente que muestra en materia de comercio exterior; dependencia que se manifiesta tanto en sus escasos productos exportables, así como en sus mercados. Si bien el Ecuador muestra a lo largo de la década de los noventa una balanza comercial positiva (a excepción de 1999 cuando se registró un déficit de 995 millones de dólares explicado por el mayor crecimiento de las importaciones frente a las exportaciones), no se puede soslayar el hecho de que su canasta de productos exportables resulta poco diversificada: petróleo, banano,  camarón, café, atún, pescado, flores, entre otros, en buena parte generan divisas al país. En definitiva, estamos hablando de productos tradicionales, de carácter primario en los que no se advierte la inclusión de valor agregado. De otro lado, si bien es cierto que se ha dado un crecimiento importante en las exportaciones no tradicionales, especialmente en enlatados de pescado, jugos y conservas de fruta, químicos y fármacos, vehículos, otras manufacturas de metales, prendas de vestir, manufacturas de cuero, plástico y caucho, éstas no han podido revertir el carácter dependiente del comercio ecuatoriano hacia los productos primarios.

Otro problema que enfrenta el sector externo ecuatoriano constituye la fuerte dependencia de sus exportaciones hacia el mercado norteamericano. Así, en 1999 de 4.451 millones de dólares que el Ecuador registró como exportaciones, 1.708[2] millones de dólares tuvieron como destino a los EE.UU., representando el 38.37% del total de las exportaciones. De su parte, a la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI),  le correspondió el 18.62%, a la Comunidad Andina (CAN) el  10.84%, a Europa el  20.97%, Asia el  11.05%, entre otros.

Asimismo, por el lado de las importaciones, el mercado norteamericano tiene una importante presencia. Pues, de 2.786 millones de dólares que el Ecuador importó del mundo,  918.5[3] millones de dólares provinieron de los EE.UU, lo que representa el 32.96% del total.

Otro indicador que merece ser analizado constituye el referente al de la deuda externa. El pago de los empréstitos se han convertido para el Ecuador, al igual que en todos los países en vías de desarrollo, una verdadera rémora que no solamente frena su desarrollo, sino que también condiciona su ‘soberanía’ e independencia frente a los condicionamientos y lineamientos impuestos por organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y Banco Mundial (BM). En el caso de Ecuador, la deuda externa ha crecido a niveles intolerables . Así, para 1999 (Cuadro Nro. 1), por ejemplo, la deuda externa que en 1997 representó el 63.66% del PIB, pasó al 99.88%, esto quiere decir que ni todo el ingreso nacional puede cubrir el pago de la deuda. En la práctica, verbigracia, frente a las disposiciones de organismos como el FMI y BM, el Ecuador en el 2000 destinó el 52%[4] del Presupuesto General del Estado para el servicio de la deuda externa. Aquí cabe una pregunta ¿es posible lograr el desarrollo del Ecuador en esas condiciones de asfixia financiera?.

De otro lado, la inflación ha mantenido desde 1998 la tendencia al alza; pues, en ese año la inflación subió del 31% (en 1997) al 43% y se ubicó en 60% en 1999. En este sentido es importante la información que proporciona el Presidente del Directorio del Banco Central del Ecuador (BCE): “La inflación anual en los precios al consumidor se aceleró del 43% a fines de 1998 al 91% en febrero de 2000, y en los precios al productor se incrementó del 35% al 301%. El sucre se depreció casi un 200% en 1999 y un 25% adicional en la primera semana de enero de 2000…(Icaza: página internet).

De otro lado, es importante revisar lo relacionado con el déficit fiscal. La década de los noventa para el Ecuador ha significado una constante en cuanto a gastar más de lo que produce. Por citar, desde 1995 a 1999 el desequilibrio presupuestario pasó de –1.1% del PIB al –4% del PIB. Esta brecha, en muchos casos, se la ha cubierto vía contratación de nuevos empréstitos, reducción de la inversión en infraestructura social o con el incremento de la carga tributaria (ya sea a través de la revisión de los impuestos directos y especialmente indirectos), afectando en estos tres casos a los sectores menos protegidos de la sociedad.

INDICADORES FINANCIEROS

Cuadro Nro. 2

 

INDICADOR

DECADA DE LOS NOVENTA

 

1990

1991

1992

1993

1994

1995

1996

1997

1998

1999

Cartera Vencida*

49

70

111

157

277

595

1.339

1.548

2.857

18.049

Crédito Neto del BCE al Sistema Financiero*

108

95

43

(25)

(176)

477

693

(414)

4.900

5.490

   Fuente: Superintendencia de Bancos

   Elaboración: Giovanni Carrión Cevallos

   *Miles de millones de sucres

Otro indicador que muestra la grave situación económica y financiera que agobia al país se refleja en la crisis de los bancos. Como se advierte en el cuadro Nro. 2, las instituciones financieras en forma literal “han estado viviendo del Estado”. Los créditos netos otorgados por el Banco Central del Ecuador al sistema financiero nacional pasa de 108  en 1990 a 5.490 mil millones de sucres en el año de 1999. En efecto, desde 1999, se desata la crisis bancaria la misma que llevó a importantes bancos, entre ellos al CONTINENTAL, FILANBANCO, PROGRESO y PREVISORA, entre otros, (todos privados) a solicitar al Estado, el otorgamiento de préstamos de liquidez y/o subordinados para atender su iliquidez. Lamentablemente, la falta de control por parte de la Superintendencia  y el manejo irregular que se hizo de los fondos por parte de los dueños de los bancos, llevó a la quiebra de muchas de esas instituciones o, en otros casos, a la necesidad de ser absorbidas por otras entidades. Aquí operó el llamado salvataje bancario (para lo cual el Banco Central del Ecuador acudió a la emisión inorgánica de dinero y a la contratación de nueva deuda externa) que en la práctica  significó la estatización de la banca, dado que el Estado se hizo cargo de las mayores instituciones privadas del sistema financiero nacional que habían cerrado sus puertas. Claro en estos casos, cuando se trata de “socializar pérdidas” entonces si se llama al Estado; éste, para estos casos, resulta ser bueno…

Esta situación se constata, por ejemplo, en el crecimiento de la emisión monetaria (cuadro Nro. 1) la misma que pasa de 4.192 en 1998 a  7.683 mil millones de sucres en 1999. Esto refleja la forma poco responsable como actuaron las autoridades económicas del país al recurrir a la emisión inorgánica de dinero con lo cual se estimuló el crecimiento del impuesto más regresivo para la población:  la inflación.

Asimismo, en el cuadro Nro. 2 podemos advertir el crecimiento de la cartera vencida que registraron los bancos durante la década del noventa, la misma que pasa de 49 mil millones de sucres en 1990 a 18.049 mil millones de sucres en 1999. Por una parte, esto refleja el gran deterioro en el ingreso de la población ecuatoriana que se vio en la imposibilidad de cumplir con sus obligaciones crediticias y, por otra parte, se puso en claro, más tarde, las acciones irregulares cometidas por los dueños y administradores de muchos bancos quienes acudieron a créditos vinculados (es decir autorizar préstamos para los dueños o accionistas del mismo banco que otorgaba el crédito).

En definitiva, toda esta convulsión económica, financiera y social llevó al ex - Presidente Jamil Mahuad (9 de enero de 2000), sin sustento técnico que lo justifique, a adoptar el sistema de la dolarización de la economía (ratificada el 22 de enero de 2000 por el presidente Gustavo Noboa) cuyos resultados espera la población. Empero, en la práctica la dolarización implica al país la imposibilidad de manejar su política monetaria y cambiaria ya que ahora está dependiente  no solamente del mercado norteamericano sino que también ahora lo es de la Reserva Federal de los Estados Unidos de América, en cuanto a que las variaciones en política monetaria de ese país tendrán un impacto mucho más frontal en la economía del Ecuador.

Por otra parte, en materia de comercio externo la situación para el Ecuador se torna bastante compleja. Si se considera que el aparato productivo ecuatoriano es aún débil, cualquier modificación tendiente a lograr mejorar su nivel de competitividad, implica el mediano y largo plazos. Entonces, los choques externos que deba enfrentar la economía ecuatoriana deberán ser asimilados no por la vía de los precios sino por la vía de las cantidades, especialmente “por el lado del empleo y los salarios, los cuales de alguna manera, asumirán la función de la política cambiaria para absorber los embates externos” (Acosta: página internet). Lo que apunta el analista Alberto Acosta es bastante lógico en la medida en que si las empresas ya no cuentan con mecanismos como la política cambiaria que les respalde en cuanto a lograr competitividad en el mercado internacional (a través de devaluaciones), deberán reducir costes vía restricción de puestos de trabajo (con lo cual el desempleo crece) o reducción salarial ( con lo cual los niveles de pobreza y marginalidad aumentarían).

Como resultado de todo esto, al momento (2001), el Ecuador se desenvuelve en un ambiente de intranquilidad y alta desconfianza en la que la conflictividad social va en aumento y cuyo desenlace resulta ciertamente impredecible. Al escribir estas reflexiones (julio 2001) en el Ecuador se da el cierre definitivo del principal banco del país, ‘FILANBANCO’, en un ambiente donde la corrupción se puso de manifiesto nuevamente.

Podríamos adelantar como conclusión de este numeral que el capital económico generado en el Ecuador con la aplicación del recetario neoliberal, si bien ha presentado fluctuaciones muy marcadas durante el período, ha sido distribuido -en forma sostenida y creciente- en forma desigual en el espacio social ecuatoriano, situación que se verifica como veremos más adelante con el indicador de la distribución del ingreso. Esta realidad conlleva a que un sector minoritario sea el que concentre la mayor proporción de la riqueza en detrimento de un amplio y cada vez mayor sector de la población que se debate en una angustiante pobreza y marginalidad.

[1] Valores tomados de las estadísticas oficiales proporcionadas por el Banco Central del Ecuador (BCE).

[2] Datos proporcionados por el Banco Central del Ecuador

[3] Idem.

[4] Idem.

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