LOS LENGUAJES DE LA ECONOMÍA

Un recorrido por los marcos conceptuales de la Economía.

PARTE TERCERA: LOS MARCOS CONCEPTUALES DE LA ECONOMÍA.

CAPÍTULO 6.- CRECIMIENTO, ACUMULACIÓN Y TENDENCIAS PROFUNDAS: LA ECONOMÍA POLÍTICA.

David Ricardo

Con Ricardo, la Economía política pierde la inclinación empírica que había sido tan característica del sistema de Adam Smith, y se vuelve más austera y abstracta. La elevada abstracción del análisis de Ricardo puede ser fruto de su excesiva preocupación por el largo plazo y tuvo como consecuencia un cambio en aspectos formales del lenguaje utilizado. Esta preocupación se pone claramente de manifiesto en una carta de éste a Malthus fechada en 1817:

Me parece que una causa importante de diferencia entre nuestras opiniones sobre los temas que hemos discutido tan a menudo es que tú tienes siempre en tu mente los efectos inmediatos y temporales de los cambios concretos mientras yo, por el contrario, dejo completamente de lado estos efectos inmediatos y temporales, para fijar toda mi atención en el estado permanente de las cosas, que resultará de ellos. Quizá tú das demasiada importancia a estos aspectos temporales, mientras yo estoy demasiado dispuesto a minusvalorarlos.

Sin embargo, no existe la menor duda de que los problemas que pusieron en movimiento el pensamiento de Ricardo fueron eminentemente prácticos y de orientación política (Spiegel, s.d.). Una prueba de ello se encontraría en el Ensayo sobre la influencia del bajo precio del grano sobre los beneficios del capital, cuyas pretensiones prácticas y políticas eran claras: la abolición de la proteccionista Ley de Cereales.

En esta obra, como generalmente se reconoce, se encuentra la esencia de una parte significativa del pensamiento de Ricardo, el cual tratará de desarrollar más ampliamente en los Principios de economía política y tributación. Esta parte de las ideas de Ricardo puede encontrarse sucintamente recogida en una carta de octubre de 1814 que Ricardo dirigió a Malthus:

La acumulación de capital está quizá preparando el terreno para unos beneficios permanentemente decrecientes. Me parece importante averiguar cuáles son las causas que pueden ocasionar un alza en el coste del producto bruto, ya que los efectos que tendría dicha alza sobre los beneficios serían diametralmente opuestos. El alza en el coste del producto bruto puede ser ocasionada por una gradual acumulación de capital que, al crear nueva demanda de trabajo, estimulará probablemente el crecimiento de la población y promoverá en consecuencia el cultivo o la mejora de tierras inferiores; esto no hará que aumenten los beneficios, sino que disminuyan, ya que, no sólo se elevará el nivel de los salarios sino que se emplearán más trabajadores que no darán lugar a un aumento proporcional del producto bruto.

La determinación de las leyes que rigen la distribución es el problema primordial de la Economía política ricardiana. La importancia debe buscarse en la estrecha relación que, en Ricardo, existen entre distribución, teoría del valor trabajo, acumulación y crecimiento económico. Se trata de conceptos que con Ricardo van a adquirir nuevas relaciones.

La producción total está determinada enteramente por condiciones técnicas, pero su división en renta, beneficios y salarios es determinada por la interacción de factores técnicos, económicos y demográficos. La renta es determinada por factores técnicos (diferente fertilidad de la tierra), los cuales tienen como consecuencia que sucesivas aplicaciones de trabajo a la misma cantidad de tierra rindan cantidades de producto cada vez menores (rendimientos decrecientes). La renta no entra en la teoría del valor de Ricardo, es una detracción del producto total. El valor de las mercancías está determinado por la cantidad de trabajo empleada sobre la tierra marginal, ésta es aquella porción de tierra que no rinde renta.

Los salarios no se relacionan con la aportación del trabajo al proceso productivo. El «precio natural del trabajo» se relaciona con el nivel de subsistencia (no estrictamente fisiológico) del trabajador y su familia. La acumulación de capital y el crecimiento demográfico están detrás de la desviación y ajuste del salario de mercado al natural. Los beneficios son un residuo. Tras detraer renta y salarios del producto total, lo que resta es retenido bajo la forma de beneficios. Se supone que los capitalistas están dispuestos a llevar su capital a aquella actividad que rinda una tasa de beneficios mayor que el promedio. La clase social que percibe los beneficios se caracteriza por su frugalidad, consume una pequeña parte de cuanto obtiene y dedica sus beneficios a la acumulación de capital. Pero ésta no puede perpetuarse indefinidamente. Motivado por los rendimientos decrecientes del nuevo capital (fijo y circulante) aplicado a tierras cada vez menos fértiles, la renta aumenta su valor real y monetario, el salario en dinero también, y en consecuencia la tasa de beneficios desciende. Este proceso, llevado a su último extremo, significa un estado estacionario. Aquí la tasa de beneficios se ha reducido a un mínimo, los capitalistas no tienen estímulo alguno para acumular. Este resultado final únicamente puede retrasarse, no evitarse, y son los descubrimientos y nuevos inventos el modo de diferir en el tiempo su llegada.

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