AMERICA LATINA ENTRE SOMBRAS Y LUCES

Globalización

El reingreso a la Casa Blanca de los partidarios de la ‘trickle down economics’ se efectuó el 20 de enero del 2001. En ese día y en menos de 14 minutos, George Walker Bush[1] leyó el discurso con el cual inauguraba su período presidencial. El discurso contenía 49 párrafos repartidos en la siguiente forma: en los 3 primeros agradecía la presencia del ex Presidente Clinton, del ex Vicepresidente Gore en su calidad de contendor en la campaña electoral y la de los demás asistentes a la ceremonia; en los siguientes 20 párrafos citaba la importancia histórica de la democracia norteamericana; y, en los últimos 25 párrafos, enfatizaba que la seguridad, la libertad y la justicia en el mundo, dependían de la capacidad bélica de Estados Unidos.

En la mitad del discurso, en el párrafo número 24, se había introducido la única frase referente a la economía del país y a la política que planificaba ejecutar el nuevo gobierno. La frase en toda su extensión decía lo siguiente:[2]

‘Reduciremos los impuestos, para que la economía recobre su impulso y para incentivar la capacidad empresarial y los esfuerzos de los norteamericanos que trabajan’.

 

Esa era la única frase referente a la economía norteamericana en todo el discurso, pero la frase lograba resumir la ‘trickle down economics’ tal como la habían descrito en una servilleta en el dibujo hecho para el Vicepresidente Cheney. No obstante, en el cuarto de siglo transcurrido desde aquella cena en el restaurante ‘Two Continents’, en el horizonte había germinado un planeta más asequible, más abierto y más global.

 

La actual globalidad del mundo, además, se torna más palpable por el gran tamaño de la economía de Estados Unidos y, sobre todo, por el hecho de que sus déficit han sido financiados –si es que el verbo ‘financiar’ significa posponer el pago- a través del incremento de la colosal deuda norteamericana. Así, al empezar el Siglo XXI, la deuda pública de los Estados Unidos superaba los 5.709 billones de dólares;[3] cifra tres veces superior a los 1.950 billones de dólares que, a la misma fecha, adeudaban todos los países de Europa del Este, Asia, África y América Latina.

El peligro que la colosal magnitud de la deuda acumulada por los Estados Unidos conlleva para su estabilidad económica, actualmente esta siendo debatida en el mundo académico. Aquí nos abstenemos de participar en ese debate, porque nuestro único objetivo es tratar de encontrar los posibles orígenes de la actual postración económica de América Latina. No obstante es válido recalcar que la necesidad de financiar el casi permanente déficit fiscal de los Estados Unidos, ha incidido directamente y a través de las tasas de interés, sobre el elevado costo que la deuda externa ha infligido sobre América Latina.

Y también es válido recalcar que, a diferencia de América Latina, Estados Unidos puede endeudarse en su propia moneda, lo cual le ha permitido seguir acumulado deudas sin tener que exportar más o importar menos. Así, en Norteamérica perduran los tres déficit cuya coexistencia podría desestabilizar cualquier otra economía: el déficit fiscal, el déficit comercial y el déficit financiero.

Actualmente, el Presidente George Walker Bush luego de la aplastante victoria militar sobre los Taliban en Afganistán y sobre Saddam Hussein en Irak, goza de más popularidad que la que gozó su padre. Por lo tanto, su reelección en la próxima campaña electoral parece asegurada. Sin embargo, debido a la persistencia de esos tres déficit y sus efectos sobre el bienestar del norteamericano común, los lideres del Partido Demócrata podrán retornar a la Casa Blanca.

Desde luego, el retorno se producirá si es que la campaña electoral no se circunscribe a debatir ante el elector el derecho o no que tiene Estados Unidos para declarar unilateralmente la guerra a otro país, sino si también se analiza la economía. Es decir, si es que algún comedido ha tenido suficiente olfato para guardar aquel pequeño letrerito que antes ya fue exhibido en la ciudad de Little Rock y que decía: It`s the economy, stupid !.

 

Hasta que eso suceda, a partir de la próxima página volvemos a nuestro continente.


 

[1] Hijo de George Bush, el presidente de la década anterior.

[2] Fuente: The White House Public Papers. Disponibles en página web: www.whitehouse.gov

[3] La cifra exacta es: $ 5.709.699’281.427 al 31 de diciembre del 2000.

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