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Alfonso Klauer
Descentralización y Estrategia de Desarrollo. Descentralización: sí o sí
Pues bien, para que ello ocurra, para que todos nos involucremos en la tarea de sacar el país adelante, históricamente sólo hay una fórmula: descentralizar el Perú. Es decir, dar a cientos y miles de genuinos representantes de los pueblos del Perú, en todo el territorio, poderes que hoy están concentrados en unas cuantas manos y en Lima.
A lo largo de la historia de la humanidad, cada pueblo, en cada momento, es una síntesis de su pasado. Y, en cada instante, pero sobre todo en las coyunturas más dramáticas, sólo puede actuar en función del pasado. Es decir, aunque parezca redundante, del pasado acumulado. Ninguno ha podido nunca inventar ni crear, de la noche a la mañana, situaciones ideales.
El Perú repetimos, no está ni en 1821 ni en 1921. No, ya se nos acumuló una cantidad casi infinita de carencias y problemas.
En tal virtud, aunque quisiéramos, ya no estamos en situación de actuar con parsimonia, a la luz de planes preconcebidos y perfectamente diseñados. No, innumerables coyunturas en las que se pudo actuar así se nos han pasado ya. Habrá que actuar con mucho más rapidez, con mucho mas decisión. Asumiendo muchos más riesgos. No hay alternativa.
Mas, por dramática que sea la coyuntura, dar inicio resuelto y decidido al proceso de descentralización tiene un lado positivo invalorable: es la única válvula de escape segura ante el incontrolable desborde de exigencias que se vienen planteando, donde unas parecen más legítimas que otras, unas más urgentes que otras, unas allá y otras más allá, pero todas perentorias, y con reclamo de solución simultánea.
La emergencia, sin embargo, no debe llevarnos a actuar con precipitación, y menos con irresponsabilidad. Porque hay, en efecto, aunque no siempre completas y coherentes, ideas y plan- teamientos que nos pueden ayudar a definir una estrategia que oriente las acciones de todos. Tanto a quienes hoy están en el control monopólico del poder real y del Estado. Como a quienes deberán pasar a asumir importantes cuotas del poder de que deberán desprenderse aquellos.
Antes de proponer el proyecto de descentralización que en este texto sometemos al país, queremos postular cinco líneas de conducta que debemos imponernos, así como grandes lineamientos estratégicos que creemos resultan indispensables para alcanzar el trascendental objetivo de la descentralización.