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Alfonso Klauer
Sobre producción y servicios
En Lima y desde Lima es imposible que el Ministerio de Agricultura, oriente, estimule, supervise y evalúe adecuadamente el financiamiento de la producción y la producción de más de 200 entre grandes y medianos valles agrícolas y cientos de pequeños valles interandinos; la titulación de cientos de miles de unidades agrícolas; el manejo de aguas y bosques remotos, etc.
Es imposible que el Ministerio de Energía y Minas evalúe adecuadamente la potencialidad energética de todo el país, que necesariamente se sustenta en cientos y miles de fuentes hídricas, geotérmicas, eólicas, gasíferas, etc.
Y que diseñe y dé adecuada prioridad hasta los más mínimos proyectos de generación de energía y electrificación rural; que maneje adecuadamente el catastro del potencial minero, pero en particular el de la muy dispersa pequeña minería.
Es también imposible que el Ministerio de Industria, Turismo, Integración y Negociaciones Comerciales Internacionales, conozca adecuadamente la potencialidad de industrialización de recursos naturales tan variados y dispersos como los que hay en el territorio. Y que pueda en consecuencia alentar su desarrollo.
Como es casi imposible que logre reunir la correspondiente estadística industrial y, en base a ella, dictar las normas más adecuadas para mejorar, en cada espacio del territorio, y según sus necesidades, su producción y productividad.
Tampoco es posible que conozca adecuadamente todos los recursos turísticos de todo género que alberga el territorio del Perú. Y que desde Lima se decida la prioridad de su explotación.
Y que desde la capital, con eficiencia, se haga el monitoreo de todos los rubros productivos y de servicios que convergen en la actividad turística. Como también resulta inverosímil que conozca, y en consecuencia se promocione adecuadamente todos los recursos artesanales del país, tan dispersos y tan variados.
En Lima y desde Lima es imposible librar con eficiencia las innumerables y sistemáticas batallas que hay que dar contra el contrabando. Y frente a más de un millón de unidades económicas, es imposible luchar contra la competencia desleal, la adulteración, falsificación y piratería, y la defensa del consumidor.
Por su parte, tampoco es posible que el Ministerio de Pesquería conozca adecuadamente todas nuestras potencialidades pesqueras, así como de acuicultura y maricultura, tanto marítimas como fluviales y lacustres. Y aliente en cada rincón del territorio lo que mejor corresponda.
Y decida sobre la pesca artesanal en innumerables puertos y caletas, a cual más remota y aislada. Y priorice, diseñe y ejecute todos los terminales pesqueros. Y estimule el consumo de todo cuanto de produce y extrae.