DESCUBRIMIENTO Y CONQUISTA:

Del nombre de los españoles


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Alfonso Klauer

En síntesis: todo el oro del mundo

España y sus imperios rivales –Inglaterra y Holanda, a través de los piratas e industriales; y Francia, Bélgica y Alemania, a través de sus industrias–, se hicieron de una fabulosa riqueza de América.

La Iglesia y los conquistadores; los encomenderos y los financistas; los comerciantes y los oidores; los virreyes y obispos; militares y curas; cristianos y judíos; y los corruptos y los otros –que también lo fueron–; todos, menos los nativos de América, se enriquecieron con la riqueza de América.

La idea fuerza que trajo al Nuevo Mundo a cientos de miles de peninsulares y otros europeos fue “que la verdadera riqueza consiste en la posesión de oro y plata”, y todo cuanto con ellos podía comprarse.

El oro –como ocurrió con los romanos en Europa, y con los norteamericanos respecto del “Oeste”–, fue el poderosísimo imán. En 1571 un cronista había escrito: ...minas, tesoros y riqueza (...) donde las hay va el Evangelio volando...

...por gran experiencia se ve, que a tierras donde no hay oro y plata, no hay soldado ni capitán que quiera ir, ni aun ministro del Evangelio.

Eso explica –repetimos– la “rapidez de la penetración española en América”.

Y explica porqué la estructura económica del Nuevo Mundo fue organizada casi exclusivamente para explotar y exportar oro y plata que –como dice Humboldt– representaron “el 80% del valor de las exportaciones durante tiempos de paz”.

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