Del nombre de los españoles
Pulse aquí para acceder al índice general del libro.
En esta página web no están incluidos los gráficos, tablas, mapas,
imágenes y
notas de la edición completa.
Pulsando
aquí puede acceder al texto completo del Tomo I en formato PDF (125 páginas,
668 Kb)
Pulsando
aquí puede acceder al texto completo del Tomo II en formato PDF (153
páginas, 809 Kb) |
Alfonso Klauer
Catedrales: ¿ahorro, inversión?
La responsabilidad de la Iglesia Católica en el manejo de los asuntos políticos,
económicos y sociales del virreinato fue enorme.
El Perú es uno de los países del mundo
donde más iglesias se ha construido. La cantidad
de oro, joyas, estatuas y retablos con
que muchísimas de ellas fueron adornadas es
impresionante. He ahí las de Cusco, Ayacucho, Huancayo, Huancavelica, Arequipa, Puno,
y, por supuesto, en Lima.
No puede desconocerse insistimos que,
cada vez que se produce una forma de excedente
económico, el hombre tiene frente a sí
dos alternativas, y sólo dos: invierte o gasta.
Mírese con el criterio que se mire, la construcción
de una iglesia debe considerarse un
gasto, no una inversión, porque la construcción
de una iglesia no autogenera la construcción
de otras ni de inversión alguna.
Con absoluta certeza, cada vez que durante
la Colonia la Iglesia forzaba al poder
político para concretar la construcción de una
iglesia, se estaba dejando de construir un canal
de riego, o un andén para ampliar la frontera
agrícola, o una carretera, obras todas cuya
rentabilidad habría permitido, invariablemente
y con crecimiento cada vez mayor,
construir otros canales, otros andenes y otros
caminos, pero también iglesias.
¿Puede acaso ser estimado siempre en
órdenes de magnitud, el costo histórico de
oportunidad del monto que la Iglesia Católica
orientó hacia sí, en desmedro del bienestar
general de la inmensa mayoría de la población?
Veámoslo.
Si asumimos, conservadoramente, con cifras
muy distantes de las que proporcionalmente
corresponderían si nos atenemos a
los datos que ofrece Jorge Abelardo Ramos:
1) Que el número y valor actual de las iglesias
construidas, entre 1550 y 1750 fue:
Número Valor unitario
(US $)
20 5 000 000
50 1 000 000
100 500 000
500 100 000
1 000 50 000
y que las primeras incluyen el valor de
grandes conventos como muchos de los
que aún existen;
2) Que para no hacer innecesariamente engorrosos
los cálculos de actualización, el
valor resultante (300 millones de dólares)
se aplica en 1650, al empezar la segunda
mitad del período Colonial.
Bajo esos parámetros, el costo de oportunidad
de las inversiones reproductivas que se
dejó de realizar por construir iglesias, calculado
para estos efectos con una tasa anual de
2%, se eleva a la considerable cifra de 301
mil millones de dólares de hoy. Es decir, las
cifras, una vez más, asoman en magnitudes
casi inverosímiles.
El costo promedio que se deriva del cuadro
anterior es de 180 000 dólares de hoy por
iglesia. Si efectivamente se erigieron en América
Meridional las 70 000 iglesias de que
habla Jorge Abelardo Ramos cifra verosímil
si se recuerda que muchas sino todas las iglesias
fueron construidas y reconstruidas 2, 3 y
5 veces, la inversión total habría sido cercana
a 13 000 millones de dólares. Y su correspondiente
costo de oportunidad, una cifra
espeluznante.
En todo caso, he ahí una cifra, y sus supuestos
de base, que, sometidos a juicio y
contrastación, pueden dar pie para acceder a
mejores luces.
Mal haríamos, sin embargo, en creer que
la conciencia de estos increíbles derroches, o,
si se prefiere, la conciencia de que a la construcción
de iglesias durante la Colonia se destinaron
enormes sumas es sólo preocupación
de los tiempos modernos.
Ya en una fecha tan temprana como 1733,
un eminente historiador y cosmógrafo como
Pedro de Peralta y Barnuevo, para más señas
rector de la Universidad de San Marcos, había
dicho:
Fernando (...) e Isabel (...) no sólo ofrecían
oraciones y sacrificios, sino también
capillas y monasterios en que gastaron
grandes sumas.