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Alfonso Klauer
¿Manco Cápac, inka; los hermanos Áyar, chankas?
Tanto la Leyenda de Manco Cápac como la de los Hermanos Áyar hacen referencia a la mítica fundación del Cusco por Manco Cápac. Ésta pues como estamos conjeturando, habría sido fundada inmediatamente después del arribo de Manco Cápac y los suyos desde el Altiplano, e inmediatamente antes de que el pueblo inka volviera a sucumbir, pero esta vez bajo la férula militar del Imperio Wari.
[Uno y otro acontecimientos, virtualmente casi simultáneos, los hemos representado con asterisco rojo en los Gráficos Nº 1, 2 y 3].
Pues bien, a diferencia de la pacífica Leyenda de Manco Cápac (migratoria y fundacional del Cusco), la de los Hermanos Áyar Cachi, Uchu, Auca y Manco (Cápac) sugiere un muy acusado clima de violencia.
¿Será un reflejo de la violencia con que, casi inmediatamente después de la fundación del Cusco, se concretó la conquista imperial chanka y el consiguiente inicio del sojuzgamiento del pueblo inka? ¿Será ella, en definitiva, una forzada versión mestiza chankainka, en la que los conquistadores chankas se retrataban como hermanos de los conquistados inkas?
Confirmando la pertinencia de la hipótesis, ¿acaso los nombres Áyar, Cachi, Uchu y Auca no nos remiten a la geografía del territorio ayacuchano de los chankas? Porque en efecto no es difícil asociar Ayar con Ayacucho; ni probablemente sea una simple coincidendia que en ese territorio haya poblados de nombre Cachi, Uchuraccai y Aucayacu.
Convergente y sorprendentemente, según Garcilaso de la Vega cuya información a este respecto puede considerarse muy autorizada: Áyar no tiene significación en [el quechua].
¿No resulta ello de veras extraño e intrigante, tratándose del nombre más importante de la presunta segunda Leyenda más importante de la historia inka? También según Garcilaso Cachi, es la sal; Uchu, el pimiento; y Sauca [sic], quiere decir regocijo.
Y líneas después, refiriéndose a los pobladores inkas, dice muy sugerentemente nuestro cronista: de los otros tres hermanos no hacen mención, [y en cambio] por la vía alegórica los deshacen [¿critican, ridiculizan?, nos preguntamos] y se quedan con sólo Manco Cápac.
Y agrega de manera todavía más significativa: nunca después [Inka] alguno ni hombre de su linaje se llamó de aquellos nombres...
¿Por qué tanta aprensión, cómo explicar tan poco simpatía o indiferencia, e incluso hasta desprecio hacia esos cuatro vocablos? ¿Serían efectivamente y como entonces cada vez más sospechamos nombres no inkas impuestos en la Leyenda de los Hermanos Áyar por los odiados y despreciados conquistadores chankas?