TAHUANTINSUYO: El cóndor herido de muerte  

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Alfonso Klauer

Los cien Inkas (de Montesinos)

Asumiendo en cambio que, como todos los grandes pueblos y naciones de los Andes, la inka tuvo también un milenario enraizamiento en este territorio, adquiere gran verosimilitud la versión de 103 Inkas que, casi –solitariamente–, sostuvo el cronista Fernando de Montesinos.

A la hipotética cifra de poco más de cien Inkas se llega, por ejemplo, asumiendo que:

a) se denomina Inka a quien ocupó el punto más alto de la jerarquía de poder en el pueblo inka;

b) que se considera sólo como tales a quienes gobernaron desde el período de consolidación territorial del pueblo inka (lapso que se está identificando con “B” en el Gráfico N° 2);

c) que de dicho período en adelante, y hasta 1532 en que fue capturado Atahualpa, el pueblo inka tuvo una vida de 2000 años;

d) que el promedio aproximado de gobierno de tales Inkas fue 20 años.

En tal virtud, el primer grupo de gobernantes correspondería entonces a los legendarios e innominados Inkas del triunfante ayllu de Pacaritambo y sus sucesores (período “B” del Gráfico N° 2). Ellos, con autonomía y durante un período muy dilatado, habrían liderado entonces el inicio de la materialización del proyecto nacional inka.

Una segunda generación de Inkas (en el período “C”), si bien habrían estado dotados de poder formal, habrían gozado de un poder efectivo muy limitado: a gran parte de ellos les cupo ser intermediarios entre su pueblo y los poderosos dirigentes de la nación kolla de Tiahuanaco de la que virtualmente dependieron, ya sea residiendo en los valles del Cusco, o como parte del enorme contingente inka que temporalmente migró al Altiplano.

Es en relación con ese contexto que adquieren gran significación las palabras de Simone Waisbard cuando dice: “estoy convencida de que entre el primer Manco y la aparición del inca del Lago Titicaca (...) se sucedieron en los Andes numerosas generaciones de reyes que llevaban un mismo nombre patronímico hereditario: Manco”.

No obstante, es verosímil suponer que, entre muchos o varios, a un Manco Cápac habría correspondido el privilegio de ser el Inka que lideró el retorno a los valles del Cusco del pueblo inka que durante varias generaciones estuvo asentado a orillas del lago Titicaca.

Así Manco Cápac habría dado inicio a un nuevo período de autonomía que, sin embargo, sería brevísimo pues casi inmediatamente después sobrevino la conquista chanka que sojuzgó al pueblo inka como parte del Imperio Wari.

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