EL MUNDO PRE-INKA: Sobre el “estado de la cuestión” en Historia  

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Alfonso Klauer

La cordillera no está en la Geografía

La importancia fáctica de la Cordillera de los Andes para los pueblos del Perú –como está visto–, es monumental y abrumadora.

Corresponde sin embargo presentar aquí, pero en términos distintos, una síntesis de sus más importantes implicancias, sin que el orden represente necesariamente que unas sean más graves que otras, y en el entendido de que muchas de ellas interactúan recíprocamente:

1) Contribuye a definir las grandes regiones naturales del Perú.

2) Condiciona severamente la dirección de los vientos y la magnitud de las masas de nubes que éstos arrastran.

3) En función de la altitud condiciona muy variados rangos de temperaturas y precipitaciones.

4) Contribuye a crear una enorme variedad climático–ecológica en el territorio.

5) Divide el territorio en innumerables porciones aisladas.

6) Sus múltiples áreas por encima de 4 000 msnm, suman un espacio total muy grande, prácticamente inhabitable y agrícolamente nulo.

7) Es enorme la suma de sus áreas de gran pendiente en las que, tanto la inversión en infraestructura agrícola como la explotación agronómica y pecuaria, son costosísimas.

Dificultando y encareciento también la aplicación de técnicas y equipos modernos de explotación.

8) Reúne en total más de 10 000 pequeños lagos y lagunas cuya explotación resulta costosísima.

9) Sus entrañas son repositorio de un sinnúmero de riquezas minerales.

10) Reúne en su superficie múltiples variedades nativas de riqueza de flora y fauna.

11) Genera cuatro grandes sistemas hidrológicos significativamente distintos entre sí: a) el del Pacífico, en el que la inmensa mayoría de los ríos son de brevísimo curso y pobrísimas descargas anuales; b) el cordillerano–atlántico, de ríos torrenciales y valles que en su mayoría son abruptos y estrechísimos; c) el amazónico –atlántico, de muy caudalosos ríos, casi sin pendiente, que en la práctica impiden la formación de valles, y; d) el altiplánico, de ríos muy fríos, breves y de escaso caudal. Por lo demás, muchos de los ríos, sea por caudal o por torrente, contribuyen a agudizar el aislamiento de muchas porciones del territorio.

12) Desata con regularidad innumerables y muy destructivas avenidas de lodo y piedra.

13) Sus pendientes encarecen significativamente la construcción de viviendas.

14) Alturas y pendientes encarecen proporcionalmente aún más los proyectos viales y de transporte terrestre, con concomitancia en mayores costos en todos los sectores productivos.

15) Alturas y pendientes dificultan el desempeño y familiarización a muchísimos seres humanos habituados a tierras planas y bajas.

Todas éstas, hasta aquí, son pues las implicancias más obvias de la Cordillera de los Andes. Cada cual más trascendente, cada cual más importante. Cómo dudar hasta aquí entonces que ella es a todas luces el accidente natural más importante e inocultable de la geografía física del Perú. Que es factor trascendental e insoslayable en su geografía económica. Que si erróneamente se prescinde de su existencia no se puede entender la geografía humana del Perú. Que si se desconoce su silueta básica no se puede entender ni conocer realmente su geografía política.

No obstante, ¡oh sorpresa!, casi ningún peruano la conoce. ¿Por qué? ¡Por que no figura en ningún mapa ni en ninguno de los atlas con los que estudian Geografía los estudiantes peruanos! ¿Y por qué esto? Porque todos los “especialistas” y sus editores –sin poner un granito arena adicional y originalidad –, siguen a pie juntillas las exigencias “pedagógicas” de los programas oficiales del Ministerio de Educación.

Éste nunca ha elaborado ni reclamado a nadie confeccionar un mapa de la Cordillera de los Andes. Y, menos entonces, ese diverso conjunto de mapas en los que debería aparecer ésta, en uno, con los límites políticos; en otro, con los valles peruanos; en un tercero, con los sistemas hidrológicos; y así, en tantos como veinte o venticinco. No se requieren más. Y con las modernas técnicas de edición gráfica digital de hoy, no se requiere más que “dos días de trabajo” para hacerlos. ¿Cuándo llegará ese día?

Entre tanto, hay que seguir trabajando con los libros y atlas que hay. Incluyendo ese de la editorial Bruño que, como los de mi tiempo de estudiante en el colegio La Salle, hace 37 años, teniendo venticinco mapas del Perú no tiene ninguno de los Andes. Y con este otro, del profesor Juan Augusto Benavides Estrada, que con sólo cinco mapas del Perú sirve de muy poco.

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