Fundamentos de valoración de empresas

 

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Una revisión de la Economía dominante

Alfonso Galindo Lucas

Capítulo VIII

SITUACIÓN DE LA MANO DE OBRA

La pequeña tiranía del proletariado

Durante los 70 años de vida del bloque soviético, el proceso que podemos denominar “la pequeña tiranía del proletariado”, no es algo que haya caracterizado a la región soviética, sino a la época soviética (Galindo, 2004b), pues la militancia en el mundo occidental y el surgimiento de regímenes socialistas en naciones poco desarrolladas son considerados como el reflejo del Bolchevismo.

Muchos de esos países tuvieron el apoyo expreso de la URSS, en sentido económico, ideológico y militar. Incluso la ruptura maoísta se puede interpretar como una involución con respecto a los cambios producidos en Rusia (Furet, 1995). En Occidente, los logros del proletariado europeo en la segunda mitad del s. XX permitieron a los sindicatos (sobre todo, los sindicalistas) consolidar derechos y esferas de poder.

Todavía hay en Europa multitud de funcionarios bien posicionados que se encuentran en situación de presionar a las instituciones y obreros jubilados o prejubilados, que poseen propiedades y cobran cuantiosas pensiones financiadas por sus jóvenes arrendatarios y sus herederos. En uno y otro bloque, el éxito de esta clase social fue incompleto y fugaz, además de ineficiente y, en muchas ocasiones, injusto. No fue así como se vendía este triunfo a los clientes del comunismo en el siglo XIX; no habría sido posible preverlo, pero mucho menos reconocerlo. En cualquier caso, el siglo recién acabado se ha caracterizado por ser una pseudo-dictadura del pseudoproletariado. Muchas veces, las clases bajas encontraban su mejor salida laboral en el ejército o la policía. Hoy también se ha superado la expectativa de estabilidad laboral en estos cuerpos.

Las nuevas formas de contratación y el desmantelamiento del sector público empresarial responden en parte al progresivo derrocamiento de esta “tiranía”. Esto no impide que se vuelva a crear empleo público eventualmente en un futuro, pero siempre en consonancia con las nuevas y precarias modalidades. Esto ocurre, por ejemplo, en las universidades públicas, desde hace décadas, aunque en la actualidad, ni siquiera existen las mismas expectativas de consolidación laboral.

Flexibilización laboral

Hubo un tiempo, al que se acaba de hacer referencia, en que las horas extraordinarias se pagaban más caras que las horas normales de trabajo. Ahora no es que se paguen más baratas, sino que, normalmente, no se pagan.

El proceso de ‘flexibilización’ del mercado laboral que se inició en España con las grandes reformas de 1994, en la segunda legislatura del Partido Socialista. A partir de la institución de las Empresas de Trabajo Temporal, las grandes compañías no sólo pudieron desintegrar jurídicamente sus procesos productivos a través de las contratas, sino volver a integrarlo técnicamente, sin someterse a la estricta vigilancia de los comités de empresas.

Podría decirse que aquella supuesta flexibilidad característica de la pequeña empresa no era otra cosa que una opacidad fáctica en los posibles incumplimientos de la normativa laboral. En el proceso de desmantelamiento institucional del Derecho laboral, el Estado proporciona ahora las mismas posibilidades a la gran empresa, en el marco de la legalidad.

Gracias a eso, durante la última década, se han llevado a cabo multitud de contratos mercantiles para el desempeño de cometidos laborales, especialmente, en comercialización de seguros u otros productos o servicios.

Es preciso recordar que en las cláusulas de los contratos, el comercial se hace responsable, no sólo del preaviso, como el empleado, sino a la propia prestación laboral-mercantil.

La utilización de este tipo de contrato tiene como consecuencia que, muchos trabajadores, desconocedores de su obligación de correr con sus propios gastos de Seguridad Social, se convierten en infractores. En definitiva, la libertad del trabajador queda restringida, al mismo tiempo que el despido se flexibiliza.

Aparte del ámbito de las prácticas en empresas, mediante becas, que también ha sido muy explotado, se ha iniciado el auge del voluntariado, una de las principales falacias de la nueva cultura. Por otro lado, la responsabilidad acerca de los riesgos laborales se comparte ahora de tal forma que esto también supone un obstáculo para las empresas con medios más escasos y las puede situar en posición de riesgo y/o endeudamiento menos competitiva que las grandes.  

 

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