ENCUENTROS ACADÉMICOS INTERNACIONALES
organizados y realizados íntegramente a través de Internet

EVOLUCIÓN DEL TURISMO COMO LOCOMOTORA DE LA ECONOMÍA CUBANA

Ariel Lemes Batista y Teresa Machado Hernández



Palabras claves: economía cubana- impacto económico del turismo- generación de empleo- sector turístico- capacidad hotelera.

Turismo y Desarrollo
y Simposio "Desarrollo Local y Turismo"
del 5 al 23 de julio de 2007

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El desarrollo económico alcanzado en el siglo XX se ha caracterizado por el crecimiento del sector terciario de la economía. Especialmente, a partir de los años cincuenta, el turismo ha contribuido de manera importante a ello. Favorecido por el florecimiento económico posbélico, la modernización de los medios de transporte y de las comunicaciones en general, el sector turístico ha pasado ha ser uno de los de mayor crecimiento en gran cantidad de países, en particular, en vías de desarrollo.
El turismo ha experimentado una constante expansión en la economía mundial con tasas de crecimiento promedio anuales de 4.5% durante la segunda mitad del siglo XX. Esto ha conducido a que, en la actualidad, ocupe el primer puesto entre los grupos de exportación mundiales, por delante de partidas tradicionales como la electrónica. En automovilística, así como otras no tan tradicionales como la electrónica.
En 1996, los ingresos procedentes de este sector representaron el 8% del total de exportaciones mundiales y más del 35% de las exportaciones de servicios. También es generalmente aceptado el hecho de que, a pesar de las turbulencias del presente, el turismo será el sector de mayor crecimiento a nivel mundial en las dos primeras décadas del siglo XXI.
Ante estas realidades, y teniendo en cuenta la critica situación creada a partir del derrumbe del socialismo en Europa del Este, Cuba asume el turismo internacional como uno de los ejes básicos en la redefinición de su estrategia económica a partir de los años 90. Cabe destacar, en este sentido, que a partir del triunfo de la Revolución en 1959, esta actividad -que había alcanzado un importante desarrollo, aunque con serias distorsiones sociales al concebirse en un marco de juego, vicios y prostitución- prácticamente desaparece debido, en parte, a la pérdida principal del mercado emisor (el estadounidense) como resultado de las restricciones impuestas por el bloque norteamericano y, por otra parte, porque en lo sucesivo la estrategia de desarrollo económico y social no concebía a esta actividad como la clave en el futuro del país.
La necesidad de concentrar un grupo importante de inversiones en actividades generadoras de ingresos en moneda libremente convertible en el corto plazo se refleja en la Resolución Económica aprobada por el V Congreso del PCC en 1977. En ella se plantea que los principales sectores que generan divisas deben garantizar crecientes aportes netos al país para posibilitar el financiamiento de otras importantes actividades.
También se declara explícitamente el papel que debe jugar el turismo en el futuro económico del país destacando su misión como captador de divisas frescas y definiendo metas concretas a alcanzar para el año 2000: lograr el arribo de dos millones de turistas y obtener más de 2 600 millones de dólares de ingresos.
Así, el turismo, en el transcurso de 10 años se ha convertido en el sector más dinámico de la economía cubana. En él se ha concentrado una cuarta parte de las inversiones efectuadas en el país y, como resultado, ocupa el primer lugar en cuanto a aportes de ingresos corrientes a la balanza de pagos, cerrando la década de los 90 del siglo pasado con un impresionante 43% de participación.
En el lapso de un decenio, el turismo ha dejado de ser una actividad coyuntural para convertirse en un factor estructural de la economía cubana. Pocas veces en la historia económica internacional se ha producido un tipo de transformación estructural tan dinámica. Diez años atrás, entre el 70 y el 75% de los ingresos a la Balanza de Pagos provenía del sector azucarero, mientras que el turismo solo aportaba un 6%.
Entre los principales rasgos de esta transformación sobresale que en los últimos diez años, el sector multiplicó por ocho los ingresos brutos, quintuplicó el número de visitantes, triplicó el número de habitaciones en instalaciones turísticas y duplicó los puestos de trabajo.
El logro de los resultados obedece al diseño e implementación de una estrategia de desarrollo del sector. Esta se ha orientado a consolidar la competitividad estructural del turismo mediante la utilización de factores naturales, sociales y culturales heredaros, así como la elaboración y ejecución de políticas gubernamentales tendientes a la creación de ventajas competitivas sostenibles en el largo plazo.
Cuentan que el 27 de octubre de 1942 el almirante Cristóbal Colón arribó a Cuba por la costa nororiental del país y que, vislumbrado por su belleza, exclamó:
“! Esta es la tierra mas hermosa que ojos humanos hayan visto!”. Y se convirtió, de hecho, en el primer admirador de la Isla. Indiscutiblemente Cuba como destino turístico cuenta con una serie de tributos heredados que representan un importante punto de partida para el desarrollo turístico.
Sus bellezas naturales (playas, atractivos submarinos, paisajes campestres y de montaña, reservas ecológicas, todos aun muy por debajo de su capacidad sustentable de explotación), así como su clima, son solo una parte de ellas, que se complementan con su ubicación y fácil acceso por vía aérea y marítima, además de su importante patrimonio histórico y cultural.
Importantes elementos se han incorporado a este caudal de atractivos del país en los últimos cuarenta años de revolución: población con elevado nivel cultural y educacional, altos índices de salud a niveles de países del primer mundo, reconocido prestigio como potencia deportiva, clima social seguro y voluntad de conservación del medio ambiente. Asimismo, la infraestructura creada en carreteras, aeropuertos, redes eléctricas y de comunicaciones incorpora otro grupo de atractivos que potencian producto turístico cubano.
Este grupo de indiscutibles ventajas heredadas ha sido complementado con elementos de política económica y mecanismos de apoyo gubernamental. Ello ha posibilitado explotar estas ventajas y consolidar un posicionamiento del sector en el mercado internacional, especialmente dentro de la región del caribe, donde ya ocupa la segunda plaza receptora de turistas.
Pilares de la Estrategia de Desarrollo Turístico
La política gubernamental de definir sectores claves y sustituir al turismo como una prioridad en cuanto a inversiones, ha jugado un papel decisivo en este sentido. En un contexto de crisis económica, Cuba “apostó” por el turismo. Entre 1990 y 1999 se invirtieron más de 3 500 millones de dólares en el sector, pasándose de 12 000 habitaciones destinadas al turismo internacional a más de 35 000. También se destinaron importantes recursos a obras de infraestructura, de apoyo como aeropuertos, pedraplenes para el acceso a cayos e islotes de interés turístico y otras facilidades. De esta forma, se adoptan importantes decisiones en materia de estructura económica, lográndose una transformación de la misma de una esencialmente material-productiva a una de servicios, al consolidarse el turismo como “locomotora” de la economía cubana.
Por otra parte, una vez definido como sector clave de la economía, al turismo se le asignó un papel más importante en la preanimación del resto de los sectores. Esto constituyó y aun constituye un verdadero reto: cómo contribuir al desarrollo y consolidación de sectores económicos internos poco competitivos sin perder su propia competitividad estructural. Sin embargo, la utilización del factor demanda turística se ha sustentado en un principio básico: no se fuerza a ninguna entidad turística a comprar productos nacionales a menos que no sean considerados competitivos. No se garantiza protección gubernamental a los productores nacionales en sus vínculos con las organizaciones empresariales del turismo.
Todo ello ha generado un ambiente competitivo alrededor del sector, el cual ha mostrado importantes avances. Si en 1990 solo el 18% de las compras del sector eran de procedencia nacional, al cierre del 2000 esta proporción ascendía a un 61%. A partir de la incorporación de divisos sectores económicos a la dinámica del turismo se ha logrado recuperar o crear unos 198 000 puestos de trabajo.
El desarrollo y expansión del sector han tomado en consideración la amplia participación de factores externos. La insuficiencia de recursos financieros, la carencia de canales de acceso a los mercados, así como la falta de experiencia en el manejo de operaciones dentro del sector condujeron a la necesidad de desarrollar un grupo de alianzas de diferente índole con entidades extranjeras. A más de una década, se han creado más de 26 empresas mixtas en el sector. Además, al cierre del 2000 la mitad de la planta hotelera del país se encontraba administrada por 17 cadenas hoteleras internacionales bajo la modalidad de contratos de administración.
El interés de empresas extranjeras por invertir en el sector turístico cubano ha sido en ascenso, sobre todo después de la creación del Ministerio del Turismo en 1994 y de la aprobación de la ley No.77 de 1995 para la Inversión Extranjera. Francisco Camps, ejecutivo del grupo hotelero Sol Melia, considerado el mayor socio extranjero en el sector con operaciones en 20 hoteles en el archipiélago cubano, destacó reciente que Cuba “tiene mucha futuro en este campo y nos gusta este tipo de retos”.
La política de formación y desarrollo de los recursos humanos constituye otro pilar de la estrategia de desarrollo turístico. Especial atención se le ha brindado a lo que sin dudas constituye las más importantes y vitales de nuestras ventajas estructurales: el factor humano. Como es conocido, Cuba cuenta con una alta disponibilidad de mano de obra con un notable nivel de preparación, en condiciones de capacitarse rápidamente para desarrollar una eficaz y eficiente laboren cualquier campo.
El sistema turístico cubano ya contaba con un grupo de centros educacionales para la formación de sus recursos humanos, fruto de la obra continuada de la Revolución en materia de formación y desarrollo de su capital humano. En 1994 se decidió integrar todos estos centro a un sistema único de formación de recursos humanos, FORMATUR, que hoy en día lo conforman 22 centros docentes a lo largo y ancho del país, donde matriculan anualmente 16 000 trabajadores del sector para formarse en diferentes especialidades.
En 5 años de funcionamiento por este sistema han pasado 75 mil trabajadores y resulta fácil comprender el alcance del mismo si se tiene en cuenta que el sector cuenta en la actualidad con 87 000 efectivos.
Adicionalmente, como parte de la propia estrategia de desarrollo se ha consolidado un conjunto de principios de gestión que han contribuido a reforzar la competitividad estructural del sector. Entre ellos se pueden señalar los siguientes:
-La existencia de un nuevo enfoque respecto a la estructura organizativa de dirección. Desde su creación, el Ministerio del Turismo se concibió como un organismo central de nuevo tipo. Sus funciones se concentran en la dirección y control de la política turística del país, la cual se encamina a potenciar la competitividad global del sector, garantizando su rentabilidad y sustentabilidad en el tiempo. Para lograr esta misión fue concebido con una extrema racionalidad en sus estructuras. El sistema empresarial bajo su mando se organiza a partir de un sistema de cadenas hoteleras y de infraestructura extrahotelera con un total de 18 entidades subordinadas.
-La concepción de que no existen monopolios. Las 6 cadenas hoteleras (Cubanacán, Gran Caribe, Islazul, Horizontes, Gaviota y Habanaguanex) compiten entre sí por el mercado turístico, cada uno con sus especificidades, grado de especialización en diferentes segmentos y cierta tendencia a la diferenciación del producto.
Sobre las ventajas de la combinación de estos dos enfoques se puede señalar que esto ha permitido instaurar una política general para todos, bien definida en cada variante, que en el caso de nuestro país es perfectamente viable por la unidad por la unidad del sistema turístico, donde la competencia entre unos y otros solo puede ser en cuanto a calidad.
-Se garantiza máxima autonomía de gestión dentro del sistema empresarial, basada en el hecho de que el turismo es un negocio. Ello demanda un servicio de óptima calidad y un estricto control de costos para generar utilidades. La actividad que no genere utilidades deberá reconvertirse o, sencillamente, cerrarse.
-Amplia utilización del “outsourcing”, partiendo del criterio de que las entidades turísticas no son especialistas en todo, por lo que es necesario subcontratar aquellos servicios que no son decisivos en la cadena de agregación de valor para concentrarse en aquellos que sí definen los niveles de eficacia en la actividad.
Como se puede apreciar, la estrategia de desarrollo de turismo en Cuba se ha sustentado en la combinación de un grupo de factores, entre los que se destacan la utilización de recursos heredados, el diseño e implementación de políticas y la aplicación de nuevos enfoques de gestión ajustados a las condiciones concretas del país. Todo ello ha conducido a un grupo de logros, como se ha expuesto en la primera parte del trabajo. Sin embargo, el desarrollo ulterior del turismo en Cuba debe considerar importantes aspectos, asociados a la solución de equilibrios estructurales básicos dentro del sector y a otros importantes retos que deberán enfrentarse para dar continuidad efectiva a la estrategia trazada.

RETOS PARA EL DESARROLLO DEL SECTOR
La oferta del producto turístico cubano se ha concebido buscando, como elemento clave, el logro de una demanda estable y equilibrada a fin de garantizar el flujo continuo de turistas a lo largo de todo el año, la elevación sistemática de la duración media de la estancia y un alto índice de repetición de las visitas. Uno de los mecanismos más certeros para asegurar estos resultados es la diversificación del producto.
Diversificar el producto turístico significa, desde el punto de vista de la oferta, aprovechar al máximo las posibilidades geográficas, económicas, sociales y culturales para llegar a todos los segmentos del mercado y a la mayor cantidad de mercados emisores de turistas. Ello permite evitar oscilaciones bruscas de la demanda según el período del año que pueden poner en peligro la estabilidad macroeconómica, pero a la vez demanda que todo el país se convierta en actor y beneficiario del turismo. De ahí que 3 de los equilibrios básicos por los que se trabaja en el sector se refieran a la estabilidad temporal, el equilibrio espacial y el equilibrio en mercados emisores.
A pesar de las bondades del clima, que pudiera contribuir favorablemente al logro de la estabilidad temporal, las estadísticas muestran que el turismo en Cuba no está exento de ciertas dosis de estacionalidad. Existe un grupo de factores que han incidido en esto: La dependencia significativa de mercados como el europeo y canadiense, con preferencias marcadas en huir del crudo invierno del norte y refugiarse en zonas cálidas, el temor a temporadas ciclónicas de mayor actividad, así como el excesivo calor de los meses de verano en el país.
La estacionalidad, caracterizada por períodos de alta y de baja turística, introduce importantes barreras al desempeño eficiente del sector. En períodos de baja el problema capital del creciente negocio del turismo es, desde el punto de vista económico, saber enfrentar esta estación en la que es más bajo el número de turistas y, por tanto se elevan los costos y se disminuyen las utilidades.
Sin embargo, probablemente el factor que más haya incidido desde el punto de vista de la oferta sea el concebir como producto turístico por excelencia el de sol y playa, desestimando otros productos atractivos que pudieran posibilitar una mayor estabilidad de los flujos de turistas y, a la vez, una mayor agregación de valor. Por esta razón es que resulta necesario diversificar la oferta turística lo más posible, ofreciendo diferentes opciones atractivas durante todo el año, a partir de la adecuada utilización de las propias ventajas, heredadas o creadas, a disposición del país.
Entre las ofertas que pudieran resultar atractivas se encuentran las asociadas con la cultura y las tradiciones del país. La historia, la arquitectura, la música, el cine y la plástica, entre otras, son manifestaciones que pudieran agregar valor a un producto turístico más acabado, integrado y sostenible.
El turismo de salud constituye otra opción significativa que se sustenta en el reconocido prestigio internacional de la ciencia médica cubana, lo que concede una ventaja competitiva en el área. El principal exponente de esta vertiente turística es la compañía Servimed perteneciente al grupo corporativo Cubanacán S.A, la que está vinculada con cinco hoteles, 23 hospitales, 11 clínicas internacionales y un complemento de ópticas y farmacias.
En la actualidad este segmento ocupa un 2% de la oferta turística y, aunque no se aspira a crecimientos espectaculares en los próximos años, el potencial existente es amplio y las posibilidades de agregación de valor resultan significativas.
La educación y el deporte constituyen fuentes importantes de desarrollo de productos turísticos especializados. A tenor con los logros alcanzados por el país en estas dos esferas de la vida social, representan importantes ventajas a explotar con alto potencial de agregación de valor. Asimismo, el ecoturismo puede erigirse en un producto turístico interesante si se tienen en cuenta las importantes reservas del país en esta esfera.
Una de las debilidades que presenta el producto turístico cubano en la actualidad es su alto grado de concentración en dos polos: La Habana y Varadero, los que generan el 70% del ingreso global del sector. Es por ello que entre los objetivos principales de la estrategia de desarrollo turístico se encuentran el de lograr una distribución equilibrada de la demanda desde el punto de vista espacial. Con el logro de una mejor distribución del flujo de turistas por todo el territorio nacional, el sector puede actuar como corrector de los desequilibrios regionales. Ello, sin embargo, no debe conducir a la promoción indiscriminada de la actividad turística en los diferentes territorios, pues no sería recomendable en materia de efectividad de los recursos invertidos.
En este sentido, se han identificado ocho regiones principales a lo largo del pais, denominadas polos turísticos, en los que debe concentrarse la estrategia de diversificación territorial del producto turístico cubano. Hasta la fecha se han destinado alrededor de 700 millones de dólares en inversiones de infraestructura para el desarrollo de estos polos. La política de diversificación territorial se sustenta en evitar la dispersión desmesurada de los recursos. Además del desafío que implica la diversificación del producto turístico, existe un grupo de retos adicionales que deberán enfrentarse como parte del proceso de expansión y desarrollo del turismo en la economía cubana. La elevación de la eficiencia económica del sector es uno de ellos.
A pesar de su reducción significativa respecto a periodos anteriores, aun se registra un grupo de entidades turísticas que generan pérdidas por un monto de 35 millones de dólares. En tal sentido, ha sido planteado por varios directivos del sector que la reducción de los costos de explotación sin afectar la calidad del servicio y la elevación de la eficiencia del proceso inversionista constituyen los ejes principales en esta dirección.
Otro reto importante a enfrentar es el balance entre las capacidades hoteleras y extrahoteleras. Durante la década de los 90 se hizo un marcado énfasis en la construcción de capacidades hoteleras como elemento central del proceso inversionista concentrado en ellas el 73 por ciento de las inversiones. Así a fines de 1999 se habían construido unos 60 hoteles, llevando la planta hotelera del país a la segunda más importante de la región del Caribe. El 27 por ciento restante se destinó a obras de infraestructura (11.3% a aeropuertos y 5.6% a pedraplenes), quedando para el desarrollo de capacidades extrahoteleras vinculadas con la restauración y la recreación solo un 13.8%.
Todo ello ha generado un desequilibrio que provoca una perdida de diversidad en los en los atractivos turísticos.
En este sentido, el desafío del sector consiste en aminorar los ritmos de crecimiento inversionista en la planta hotelera y acelerar las inversiones en la red extrahotelera, si se tiene en cuenta que, a pesar de los limitados recursos invertidos en ella, genera aproximadamente el 18% de los ingresos turísticos. Ello presupone un cambio de mentalidad en la concepción de los negocios turísticos: Si en un principio lo mas importante fue crecer en cuanto a número de turistas mediante la oferta predominante de paquetes “all inclusive”, en estos momentos es necesario repensar el producto turístico nacional y decidir si continuar creciendo de forma desmedida en la planta hotelera o desarrollar ofertas adicionales mediante el desarrollo de la red extrahotelera.
Por último, el desarrollo del turismo en los países insulares como Cuba depende en alto grado del transporte aéreo. En el Caribe, el centro aéreo regional de los vuelos regulares se encuentra en Miami, al cual Cuba no puede acceder por barreras que impone el bloqueo económico norteamericano a la Isla. Es por ello que uno de los desafíos que tiene que enfrentar el país es la reconceptualización de su transportación aérea, partiendo de que la prioridad y la razón de ser de la aviación civil en Cuba es el desarrollo del turismo.

La experiencia cubana
El desarrollo del turismo en Cuba, al cabo de una década de duro bregar, es una realidad, así como la consolidación del sector como factor estructural de la economía. El crecimiento sostenido de su participación en el PIB es sorprendente y poco usual en la historia económica internacional. En la arena internacional, el posicionamiento alcanzado en el contexto caribeño es calificado de espectacular por muchos especialistas cuando evalúan las posiciones cimeras logradas dentro de la región en el escaso margen de un decenio.
Cabe destacar que este crecimiento se diferencia sustancialmente de la situación de los demás países caribeños e, incluso de otros polos turísticos dentro del Tercer Mundo. Los factores asociados al bloqueo económico de los Estados Unidos generan un contexto especial al respecto que Cuba ha sabido sortear de forma inteligente.
La estrategia de desarrollo del sector ha presentado, adicionalmente, otras particularidades como son la definición de prioridades, la utilización del efecto arrastre de otros sectores de la economía a partir de la demanda agregada del sector, la incorporación de agentes externos al proceso de desarrollo con características especificas, así como una marcada atención al desarrollo de sus recursos humanos.
Como resultado de la implementación de esta estrategia se han puesto de manifiesto, a la par con los logros alcanzados, ciertos desbalances, dificultades y deficiencias que se erigen en retos para el desarrollo perspectivo del sector. Entre ellos, cabe destacar los relacionados con el logro de los equilibrios espacial, temporal y el de mercados emisores. Por otra parte, aparecen otros retos que constituyen aspectos claves a considerar en la estrategia futura del sector. En tal sentido emergen los problemas asociados a la elevación de la eficiencia económica, el balance en cuanto a destinos de inversión y el desarrollo del tráfico aéreo.
Todo ello converge a un planteamiento esencial: El sector turístico cubano, después de vencer una etapa de expansión sin precedentes, se enfrenta al desafío de elevar su capacidad competitiva con importantes oportunidades que pueden ser aprovechadas, así como un grupo de ventajas indiscutibles que pueden apalancar este proceso.
Existen importantes retos a enfrentar, especialmente la permanente amenaza del brutal bloqueo económico norteamericano que le imprime un sesgo sui generis a su desarrollo. Por otro lado, las debilidades asociadas a factores objetivos y subjetivos tendrán que apoyarse en una estrategia coherente en la que se involucre adecuadamente el uso del capital humano del país como recurso económico principal.

En el nuevo milenio, Cuba sigue " apostando " al turismo
Tras los efectos provocados por los criminales atentados del pasado 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos y las no menos lamentables guerras que éstos han desencadenado, el mercado turístico internacional sufrió una etapa de depresión. Sin embargo, el sector en Cuba se recuperó rápidamente debido a dos elementos fundamentales que avalan esa visión positiva: Cuba es un destino turístico con altísimos niveles de seguridad, lo cual constituye uno de los valores más apreciados por quienes visitan nuestro archipiélago y, por otra parte, el mercado que más limitaciones posee es el estadounidense y éste no ejerce incidencias grandes en nuestras temporadas turísticas.
Tras replantearse los necesarios ajustes tácticos que tuvo que efectuar el país para enfrentar esa depresión, se pudo constatar que lo ocurrido no interfirió el grupo de importantes construcciones en marcha. Ello confirmó que el turismo continuará siendo uno de los sectores clave de la economía cubana. Se seguirá, "apostando" a las excelentes perspectivas del sector en el país que, como señalara el presidente Fidel Castro, se sustenta en "su riqueza ecológica, clima de seguridad pública, social, moral y por su cultura e historia”.
Se han trazado un grupo de pautas en la definición de los rasgos del tipo de producto turístico que Cuba, como destino, se empeña en desarrollar. El propio Fidel Castro se ha referido a esto en los siguientes términos: "El turismo sexual no se admitirá aquí jamás, ni drogas, ni cosas por el estilo. No es un turismo de juego; es un turismo sano, y ese es el que queremos, ese es el que promovemos, porque hoy sabemos que en el mundo una de las preocupaciones fundamentales de los turistas es la seguridad y estamos en condiciones de darla. Tenemos un pueblo hospitalario, un nivel de educación alto y creciente; es decir, estamos en condiciones de brindar estos servicios turísticos y, a la ves, cooperar con los países del Caribe”.
No se trata, por tanto, de aprovechar una oportunidad de carácter cortoplacista asociado al factor "curiosidad" que pudiera despertar Cuba ni tampoco de asumir un "mal necesario" en el seno de una sociedad socialista, versiones manejadas por algunos analistas al vislumbrar la impresionante dinámica del sector. Se trata, pues, de un desarrollo estratégico, asociado a la creación de un nuevo concepto de turismo sustentable desde el punto de vista de sus dimensiones ecológica, económica y social.
Cuba, la isla mayor del Caribe, enfrenta uno de los retos más grandes de su historia revolucionaria: desarrollar la actividad turística en condiciones sumamente adversas y difíciles, y en los marcos de un área altamente competitiva como la caribeña. La actividad turística en Cuba ha experimentado a lo largo de la década de los 90 un continuo desarrollo, constituyendo en 1998 el cuarto destino del Caribe insular, con un crecimiento en la llegada de visitantes en el período 1989 y 1998 del 17, 7%.

El desarrollo del Turismo en Cuba ha transcurrido por diferentes etapas:
- La primera es anterior a 1959, caracterizada por una dependencia casi total del mercado estadounidense. La forma de explotación de nuestros recursos turísticos condujo a su débil aprovechamiento y desarrollo. En 1959 aparecían como alojamiento turísticos en el país 125 hoteles y 3 moteles con un total de 7728 habitaciones. El incremento de visitantes a la isla se produce fundamentalmente entre 1925 y 1928, resultado de la aplicación de la Ley Seca. En 1957 Cuba alcanza la cifra más alta de su historia prerrevolucionaria, que ascendía ha 280000 e ingresos por 62,1 millones de dólares. En estos tiempos la actividad turística se convirtió en la segunda fuente de ingreso del país.
- La segunda transcurre entre 1959 y 1973, y se caracteriza por la abrupta caída de llegada de turistas. Este decrecimiento de la demanda se debe a la depresión de la oferta ya que no era el turismo el pivote fundamental de la economía cubana, así que no captaba las corrientes de inversión, ni estaba en las prioridades de la política económica. Además si de prioridades se trata el turismo nacional era el beneficiado en esta etapa, ampliándose las capacidades para el mismo y ofertándoles las ya existentes. En 1960 la influencia de turistas a Cuba decrece considerablemente. Con el Triunfo de la Revolución se comenzó a desarrollar una política turística encaminada a la satisfacción de necesidades de las masas populares. No fue hasta 1973 aproximadamente en que comienzan a rescatarse las ideas del desarrollo turístico como una actividad que reportará beneficios económicos en divisas.
- La tercera va de 1974 ha 1986. Se caracteriza por presentar altos ritmos de crecimiento en las llegadas de turistas e ingresos. En 1981 surge el Campismo Popular como una modalidad económica de disfrute, fundamentalmente para los nacionales.
- La cuarta etapa comprende el período desde el 1986 hasta la actualidad. Se ha caracterizado por una mayor variedad de opciones en la oferta turística. Importantes obras se han ejecutado en la infraestructura técnica, como la construcción de pedraplenes y aeropuertos así como en la actividad náutica y el transporte aéreo. La necesidad de captación de divisas ha revertido las prioridades, siendo en esta etapa el turismo internacional el más beneficiado con la oferta de capacidades.

Organización institucional del turismo en Cuba
Hasta el primer trimestre de 1944 la actividad turística en Cuba era operada por tres entidades: el Instituto Nacional de Turismo (INTUR), la Corporación Cubanacán, S.A. y el Grupo Gaviota SA. En 1944 desaparece el INTUR y creado en su lugar el Ministerio del Turismo (MINTUR). Por su parte, las instalaciones hoteleras dirigidas al turismo internacional pertenecientes al extinto INTUR se agruparon en tres grandes cadenas: Gran Caribe, Horizontes Hoteles e Islazul. Para las Marinas fue creada la cadena Puerto Sol y surge la sociedad anónima Habaguanex, que cuenta con instalaciones hoteleras y extrahoteleras.

El Desarrollo del turismo
Demanda turística internacional:
El desarrollo turístico alcanzado por Cuba en los años transcurridos durante la década de los 90 se refleja, entre otros parámetros, en el significativo ascenso de los arribos al país. En el período de 1990-1998 el número de visitantes se incrementa como promedio anual en 19,5%. Desde 1996, al sobrepasar al millón de visitantes, Cuba se reafirmó como importante destino turístico del Caribe.
Cuba se situó en 1998 como el cuarto destino en importancia en la recepción de visitantes, superada solamente por Puerto Rico, Bahamas y Republica Dominicana, alanzando una cuota de mercado del 8,8%. En 1998 el 56% de los visitantes a Cuba fueron europeos, un 18,5% provino de América del Norte (fundamentalmente Canadá) y un 16% de América Latina y el Caribe.

Motivos de viaje
La mayor parte de los visitantes que llegan a Cuba, alrededor del 90%, lo hace para disfrutar de vacaciones debido a los atractivos de nuestra oferta turística. Un aspecto por destacar es que los viajes de negocios, en términos absolutos, se han estado incrementando últimamente, lo cual se relaciona con la integración de Cuba al mercado mundial, y el interés de capitales foráneos de invertir en el país.
Uno de los rasgos que ha caracterizado el desarrollo turístico cubano en esta etapa actual es el retorno a los cruceros en varias modalidades. Cuba cuenta con una potencialidad de dos millones cuatrocientos mil pasajeros por año, y podría recibir diariamente entre cuatro y seis naves con capacidad para mil personas.

Cuba y el Caribe
Nuestro país clasifica como el destino caribeño de más crecimiento, tanto en arribos como en ingresos. En el período 1990-1998 los arribos se incrementan como promedio en 4,2% para el Caribe, y en 19,5% para Cuba, mientras que los ingresos se incrementan en 6,7% en el área caribeña y en 28,4% en la isla.

Impacto económico del turismo
La dinámica de los ingresos brutos de la actividad turística ha sido aún mayor a la experimentada por el número de visitantes. En solo 8 años los ingresos brutos se han septuplicado, y la tasa de crecimiento promedio anual se mantiene cercana al 29%. El turismo superó el crecimiento del Producto Interno Bruto, el comercio de exportación de mercancías y el comercio de servicios, siendo clasificado como el sector más dinámico de la economía cubana.
En un período de contracción económica en el que importantes ramas y sectores de la economía cubana experimentaron fuertes decrecimientos, el turismo impidió que el crecimiento fuera aún más profundo, y con ello el agravamiento de las condiciones socioeconómicas del país.
Los crecimientos y logros en la actividad turística han tenido lugar a pesar de la influencia directa de innumerables factores adversos. El turismo se desarrolla en condiciones económicas sumamente difíciles: en medio de una crisis económica sin precedentes en la historia revolucionaria de la isla, una feroz campaña publicitaria contra ella, el recrudecimiento del bloqueo económico y otras situaciones difíciles desde el punto de vista político y social como la llamada crisis de los balseros en 1994 y los atentados terroristas contra las instalaciones hoteleras ocurridos en 1997.
A pesar de estas adversidades, el turismo, como actividad económica, se convirtió desde 1994 en la principal fuente de divisas del país. En Cuba la proporción de los ingresos turísticos en relación con el total de las exportaciones de bienes mantiene una tendencia creciente y comienza a ser significativa a partir de 1992. El índice de dependencia del turismo obtenido para 1998 permite que Cuba integre el grupo de países, definido por la Organización Mundial de Turismo (OMT) en que los ingresos por turismo son superiores al total de las exportaciones de bienes.

El turismo y la economía exterior
Se puede apreciar como el déficit comercial de Cuba fue cubierto en gran medida por los ingresos provenientes del turismo. El desarrollo turístico cubano ha constituido en esta etapa la cobertura más importante del déficit comercial, pues presenta la ventaja adicional de ser una demanda internacional que aporta divisas desde la primera etapa de su lanzamiento.
La actividad turística en Cuba tiene el peso fundamental dentro de la balanza de servicios, y evidencia como el ingreso generado por otros servicios como transporte, seguros, etc., tiene una importancia relativa inferior al turismo, el que manifiesta cada vez mas su dinamismo y papel movilizado en el proceso de recuperación económica y su gran importancia como fuente generadora de divisas.

Turismo y empleo
La contribución del turismo al empleo y su potencial para generar nuevas plazas ocupacionales clasifica como una de las cuestiones más importantes vinculadas a la importancia social y económica del turismo. La actividad turística en Cuba ha sido una fuente de empleo importante, sobre todo para la población juvenil. La propia expansión del turismo ha permitido que diferentes sectores productivos, en una etapa de contracción económica, mantengan ocupados a sus trabajadores. Según estudios se estima que por cada empleo directo se generan de 2,7 a 3 empleos indirectos.

Efecto multiplicador del turismo
La participación de los ingresos de diferentes ramas o entes económicos estrechamente vinculados con el desarrollo turístico en Cuba se ha elevado de poco más del 18% en 1990 a aproximadamente el 50% en 1998 dentro del total de los ingresos brutos de la actividad. El turismo es cada vez más importante para varios sectores de la economía. Los ingresos que estos obtienen por las ventas al turismo ganan en participación.
En 1998 casi la mitad de la demanda de insumos y otros servicios de la actividad turística fue satisfecha por entidades nacionales, lo que demuestra que la participación de otros organismos es decisiva.

Proyección del turismo
En Cuba el carácter de sostenibilidad del desarrollo del turismo se ve favorecido por las características de la economía centralizada y planificada. Aunque posee un potencial natural inmenso, del que resaltan sus más de trescientas playas, no han existido excesos con el tratamiento al espacio insular y su valiosa plataforma, los que cuidadosamente se han estado protegiendo a través de acciones dirigidas a la protección y conservación de todos los recursos patrimoniales, dado que constituyen la primera motivación de los visitantes foráneos al destino de Cuba.

Conclusiones
El turismo en Cuba es uno de los ejes básicos en la redistribución de su estrategia económica a partir de los años 90, ha dejado de ser una actividad coyuntural para convertirse en un factor estructural de la economía cubana.
Cuba ha destinado importantes recursos para obras de infraestructura de apoyo como aeropuertos, pedraplenes para el acceso a cayos de interés turístico, ha ido incrementando la construcción de hoteles e instalaciones turísticas, cada año llegan más turistas a nuestro país por las condiciones que presenta y lo hermoso que es. Para el 2010 se han considerado acciones concretas que permitan seleccionar productos y regiones del país que se puedan promover y comercializar. En fin, Cuba tiene grandes perspectivas con el turismo en el sector económico.

 


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