Principios de Economía Política

Por el Doctor
D. Manuel Colmeiro
Catedrático de la Universidad de Madrid


Alojado en "Textos selectos de Economía"
http://www.eumed.net/cursecon/textos/

 

PARTE SEGUNDA. - De la circulación de la riqueza.

CAPÍTULO VI. - Del crédito.

Llámase crédito en general la mútua confianza que los hombres se otorgan en el comercio de la vida, y así dán crédito á la palabra de quien pasa por sincero amigo de la verdad. En los negocios mercantiles sirve el crédito para tomar valores al fiado, esto es, para obtenerlos sin necesidad de entregar los valores equivalentes en el acto. La persona que goza de crédito dispone, como si fuera suyo, del capital ajeno, pidiendo prestado y logrando su deseo bajo la fé que inspiran su honradez y solvencia; de modo que cuando no media el crédito en un trato, se cambian valores presentes por valores presentes, y cuando media se cambian valores presentes por valores ausentes ó futuros.

No están muy conformes los economistas en punto tan esencial como es explicar la naturaleza y funciones del crédito, de donde resulta que lo definan de distinta manera. Procede la divergencia del sin número de aplicaciones que del crédito se hacen en la sociedad moderna y de la grande dificultad de encontrar la idea generadora que debe abarcarlas todas. Muchas vece los pormenores ofuscan la mente y acaban por sorprenderla al extremo que lo accesorio ahoga lo principal.

Unos dicen que la sustancia del crédito consiste en la anticipacion de valores mediante la seguridad del reembolso; nocion empírica que en rigor sólo tiene exacta aplicacion á los préstamos en dinero y al crédito pecuniario. Otros denominan crédito la transformacion de los capitales fijos en capitales circulantes; lo cual significa que la esencia del crédito radica en movilizar los valores sin que por eso pierda el capital fijo el grado de estabilidad necesario á la produccion; idea demasiado estrecha, porque excluye la riqueza mueble de toda participacion en los beneficios del crédito. Algunos lo definen la facultad libremente adquirida de disponer de los valores ajenos en virtud de una simple promesa de pago; explicacion semejante á la primera, y que más bien manifiesta los efectos que la naturaleza del objeto definido.

No faltan autores de nota que sustenten la doctrina, que el crédito es una especie de propiedad inmaterial, ó el derecho de pedir en tal época tal suma á tal persona. Estos autores bogan contra la corriente de los economistas, y pretenden acreditar el principio que el crédito es capital en sí y por sí mismo, cuestion que habremos de examinar en el progreso de este capítulo.

En realidad, crédito es la confianza que inspiran la voluntad y la posibilidad del deudor de que cumplirá con su acreedor segun los términos del contrato, ó de otro modo, la conviccion de que cierta persona, por sus cualidades morales y sus medios de fortuna llenará su compromiso al vencimiento del plazo señalado. Así, pues, el crédito tiene por fundamento la buena opinion ó la confianza, y será mayor ó menor conforme al grado de confianza que á las gentes merezcan un sugeto en razon de su capacidad para los negocios, sus hábitos de trabajo y economía, la abundancia ó escasez de sus recursos, la prudencia ó imprudencia de sus actos.

Dividese el crédito en público y privado. Llámase público el de las naciones ó de los gobiernos que las representan, y privado el de los particulares solos ó formando sociedad ó compañía.

El crédito es tambien real ó personal. El primero descansa en el valor de la cosa mueble (prenda) ó inmueble (hipoteca) dada en seguridad de la obligacion contraida, y el segundo reposa en la buena fama y opinion de las personas sin exigir otra garantía, por lo que puede llamarse moral. El crédito, real tiene límites angostos, pues se mide por la riqueza presente del deudor, miéntras que el personal es de una extension indefinida, porque no se ajusta á la medida del trabajo consumado, sino que suele poner su esperanza en el trabajo futuro, y se dilata con la reputacion de probidad é inteligencia del deudor, cuyas dotes pueden acrecentarse de dia en dia.

Distínguese además el crédito en moviliario y territorial, aquél relativo á las operaciones de la industria y del comercio, y éste que se propone movilizar los bienes raices y favorecer el desarrollo de la produccion rural.

Por último, llámase crédito mútuo cuando cierto número de personas se reunen y convienen en otorgarse recíproca confianza. Los que tienen capitales los depositan en la caja comun de donde los toman por via de préstamo los que los necesitan y ofrecen las garantías acordadas por la sociedad.

El crédito es solidario si cierto número de obreros ó artesanos para inspirar más confianza á los capitalistas, se obligan con todos sus bienes presentes y futuros, y cada uno de ellos in solidum, á responder de las obligaciones contraidas por sus hermanos.

La utilidad del crédito es grande, porque es grande su poder, pero no mágico como algunos imaginan. Con poco hace mucho; mas no saca riquezas de la nada. No transmuta el papel en oro, aunque sea más precioso que las minas del Potosí. Es el crédito al comercio lo que el vapor á la mecánica, y esto basta para mostrar su excelencia, sin atribuirle la virtud soberana de la piedra filosofal.

El crédito no es capital, sino el permiso ó facultad de disponer del capital de otro: no aumenta los medios de produccion; pero facilita que pasen de la mano ociosa á la mano trabajadora. No es posible que la misma suma sea empleada como capital por dos personas á un tiempo. Todo capital que no pertenece á quien lo emplea, indica que su verdadero dueño se priva en la actualidad de hacer uso de él, y así cuanto más tuviere el deudor, otro tanto ménos tendrá el acreedor.

Los capitales son fruto del trabajo y la economía, no del crédito que por si mismo no crea valores. Auxilia la produccion de la riqueza acelerando la circulación y facilitando la transmision de los valores existentes, porque en suma es un instrumento de cambio más expedito que la moneda. La nacion que además de usar de la moneda usa del crédito, lleva á las otras la ventaja que llevaria la que además de poseer buenas carreteras, tuviese grandes líneas de caminos de hierro.

Si el crédito no es capital, claro está que no multiplica directamente los capitales. No es una pura cuestion de palabras, sino un principio fecundo en consecuencias. Si el crédito aumentase los capitales, multiplicando los títulos de crédito creceria en proporcion la riqueza nacional, y por este camino llegarian los pueblos á despeñarse en el abismo de la bancarota universal. Si es sólo un medio de circulacion el crédito tiene justos límites, porque la produccion es su base, el capital su prenda y su garantía la honra de quien toma prestado. -

El progreso material y moral de la sociedad está en razon de los capitales que emplea y utiliza; y puesto que el crédito los arranca de la prision en que yacen y los pone en movimiento, auxilia poderosamente la produccion de la riqueza. Su influjo se extiende á las costumbres, pues ofreciendo colocacion lucrativa á los ahorros del obrero y del modesto propietario, favorece los hábitos de templanza y parsimonia y aprieta los lazos de familia.

El crédito allana los obstáculos que se oponen á la realizacion de empresas extraordinarias convidando á los grandes y pequeños capitalistas, reuniéndolos é interesándolos con ganancias proporcionadas á la parte que toman en la obra de la produccion.

Los beneficios del crédito son todavía más recomendables, cuando se considera que es un vínculo de los capitales esparcidos por todo el mundo, de donde nace la comunidad de intereses entre las diversas naciones y la concordia entre las diferentes clases del estado. Influye asimismo de una manera favorable en el bienestar de los pueblos, corrigiendo hasta cierto punto la division excesiva de las fortunas en cuanto fomenta el espíritu de asociacion.

El uso prudente del crédito es síntoma del progreso de la civilizacion, porque los pueblos incutos ó atrasados gustan de sepultar sus tesoros, y estas riquezas permanecen estériles en vez de aprovechar como semilla de otras riquezas. En cambio el abuso determina la carestía general, excita la fiebre de la especulación, desvia los capitales del buen camino para lanzarlos en sendas inciertas y peligrosas, pone los negocios en manos de personas imprudentes, incapaces y sin responsabilidad, aventureros sin conciencia que causan la ruina de millares de familias y provocan dolorosas crisis comerciales.

El despotismo y la anarquía destierran el crédito de entre las gentes, y un gobierno concertado y regular y leyes protectoras de la libertad y propiedad lo extienden y arraigan. Es el crédito de condicion espantadiza, y acaso cede al halago, pero no al rigor. Para desplegar sus alas necesita seguridad, y por eso remonta más su vuelo allí donde se abriga de las tempestades acogiéndose á las instituciones.

Profesan los socialistas el dogma del crédito gratuito ó sea la abolicion del interés que se paga por el uso productivo del capital ajeno. El interés es legitimo, porque se deriva del derecho de propiedad: es conveniente, porque á la disipacion sustituye el ahorro. Que los socialistas aspirasen á moderarlo todo lo posible, se concibe; pero que pretendan suprimirlo, vale tanto como proclamar el despojo de los frutos del trabajo, y condenar el ahorro por favorecer la prodigalidad. Inventaron la frase tiranía del capital, y era preciso santificarla.

El crédito suple y economiza el empleo de la moneda en beneficio de la produccion, porque toda la que no fuere necesaria como instrumento de los cambios, quedará libre y expedita para constituir nuevos capitales.

Si todas las compras y ventas se hiciesen al contado y todos los pagos en especies metálicas, la suma total de valores en curso exigiria una suma casi igual de numerario circulante. Entónces la contratacion seria muy embarazosa y el comercio muy limitado.

Mediante el crédito, con una corta cantidad de dinero que maneja la persona encargada de cobrar y pagar á nombre de sus mandantes, liquida multitud de cuentas con la pluma, esto es, asentando una partida en el debe ó el haber de cada interesado.

Tambien suple el crédito por la moneda, cuando en vez de hacerse un pago de presente, se satisface al acreedor con una promesa de pago que inspira general confianza y circula como si fuese oro ó plata, y pasa por muchas manos, y extingue muchas deudas ántes que aquella promesa sea cumplida.

Asi pues, la circulacion monetaria se modifica con el uso del crédito cuyo mecanismo presta materia abundante al discurso, y ofrece ocasion de tratar algunas cuestiones de las más graves que se ventilan entre los economistas.

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