C. LA ESTRUCTURA

En cuanto al presente, el Instituto Nacional Indigenista de México resume la estructura y los mecanismos en términos similares a los míos:

Los indígenas, en realidad, rara vez viven aislados de la población mestiza o nacional; entre ambos grupos de población existe una simbiosis que es indispensable tomar en cuenta. Entre los mestizos, residentes en la ciudad núcleo de la región, y los indígenas, habitantes del hinterland campesino, hay, en verdad, una interdependencia económica y social más estrecha de lo que a primera vista pudiera parecer... La población mestiza, en efecto, radica casi siempre en una ciudad, centro de una región intercultural, que actúe como metrópoli de una zona indígena y mantiene, con las comunidades subdesarrolladas, una íntima conexión que liga el centro con las comunidades satélites. La comunidad indígena o folk era parte interdependiente de un todo que funcionaba como una unidad, en tal forma que las acciones ejercidas sobre una parte repercutían inevitablemente sobre las restantes y, en consecuencia, sobre el conjunto. No era posible considerar a la comunidad separadamente; había que tomar en cuenta, en su totalidad, al sistema intercultural del cual formaba parte... La permanencia de la gran masa india en su situación de ancestral subordinación, con el goce de una cultura folk fuertemente estabilizada, no sólo fue deseada por la ciudad, sino aún impuesta en forma coercitiva... Es en Ciudad de Las Casas, donde la cultura ladina de tipo europeo presente avances mayores... se ve con mayor énfasis el dominio que ejercen los ladinos¹ sobre los medios económicos, políticos y de la propiedad en general. (Instituto Nacional, 1962: 33-34, 27, 60.)

Esta es, pues, la situación contemporánea en México, después de los "cincuenta años de revolución" de que este país se enorgullece tanto, porque liberó a la población rural del dominio de la hacienda supuestamente feudal. En La Democracia en México, el director de la Escuela de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad de México llama "colonialismo interno" a este estado de cosas y observa que afecta a un creciente número de un 10 a un 25% de la población mexicana (González Casanova, 1965: 52-89.) Dejo a la imaginación del lector cómo serán las cosas en el Perú y el Ecuador, donde la mitad de la población es indígena y no ha ocurrido revolución alguna, o en Guatemala y Bolivia, donde la contrarrevolución ha triunfado ya.

Como observa Wolf: "Privada de tierra y agua por la conquista y el subsiguiente acoso (particularmente las reformas liberales del siglo XIX, que sustituyeron la propiedad comunal por la privada), la comunidad indígena raza vez puede ser autosuficiente. No sólo debe exportar personas, sino también artesanía y trabajo... Sin el mundo exterior, además, el indígena no puede cerrar nunca la creciente brecha entre su producción y sus necesidades." (Wolf, 159: 230.) Stavenhagen a su vez dice:

"El mundo económico indígena no es un mundo cerrado. Las comunidades indígenas sólo están aisladas en apariencia. Por el contrario, participan en sistemas regionales y en la economía nacional. Los mercados y las relaciones comerciales representan el eslabón principal entre la comunidad indígena y el mundo de los ladinos, entre le economía de subsistencia y la economía nacional. Es cierto que la mayor parte de la producción agrícola de los indígenas es consumida por ellos. También es cierto que el ingreso generado por los indígenas sólo representa una proporción mínima en el producto nacional (incluso en Guatemala en donde la población indígena es más que la mitad de la población total). Pero la importancia de estas relaciones no se encuentra en la cantidad de producto comercializado, o en el valor de los productos comprados; se hallan más bien en la calidad de las relaciones comerciales. Estas son las relaciones que han transformado a los indígenas en una 'minoría' y que los ha colocado en el estado de dependencia en que se encuentran actualmente". (Stavenhagen, 1963: 78).

Así, pues, las relaciones entre los indígenas y otros ciudadanos son muchas, pero todos los autores aquí citados concuerdan en que nunca son relaciones de igualdad. El indígena es siempre explotado.

Alejandro Marroquín apunta que "tradicionalmente el indígena en la región Tzeltal-Tzotzil es explotado desde dos puntos de vista: se le explota como trabajador al servicio de los terratenientes y hacendados que utilizan la mano de obra indígena pagando precios bajos por cada jornada de trabajo; y se lo explota en su carácter de pequeño productor; el indígena produce artículos que algunas veces son solicitados vehementemente en el mercado nacional..." (Marroquín, 1956: 200).

1. Los ladinos son ex-indios y e veces, también, descendientes de criollos que difieren económica y étnicamente, de los indios y que ocupan los estratos sociales íntermedios en los países latinoamericanos de poblaciones indígenas significativas. En otras partes de México se les llama "mestizos"; en los países andinos, "cholos", o en estratos algo más altos, "mistis". Véase una clasificación de los estratos sociales latinoamericanos, en términos culturales, en Wagley, 1955.

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