EL ORDEN ECONÓMICO NATURAL

EL ORDEN ECONÓMICO NATURAL

Silvio Gesell

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3. Como se administra la libremoneda

Después de colocar en circulación la libremoneda, y de haber declarado fuera de uso la moneda tradicional, la Administración Monetaria Nacional se limitará a observar la relación entre la moneda y la mercancía (nivel general de los precios de las mercancías) y a regular, mediante el aumento o la contracción del circulante, la cotización de la moneda con miras a un objetivo perfectamente determinado: la estabilidad del nivel general de precios. Como norma para la determinación de un índice general de precios, la Administración se servirá de la estadística tratada en el primer tomo de la obra. Según sean los resultados de esa compilación, y según señale el índice una tendencia a la alza o a la baja, la circulación monetaria será restringida o aumentada.(1)

Para aumentar la emisión monetaria, la Administración entrega nueva moneda al Ministerio de Hacienda, quien lo gasta a la par que efectúa la correspondiente reducción en los impuestos. Si los impuestos por recaudar importaran 1000 millones, y debieran lanzarse a la circulación 100 millones de dinero nuevo, entonces rebajarán en 10% todos los impuestos.

Esto es una cosa sencilla, pero más sencilla aún sería la disminución del dinero circulante, pues si la cantidad total de moneda se reduce, por la merma de circulación, anualmente en 5%, no se requiere, en general, tomar medida alguna para conseguir la disminución del dinero circulante. El pequeño sobrante se agotaría automáticamente. Pero si esto no bastara, podrá recurrirse al aumento de impuestos. El mismo objetivo podrá también lograrse mediante la negociación de títulos públicos por parte de la Administración monetaria.

Con la libremoneda la Administración Monetaria domina la oferta de medios de cambio en forma ilimitada. Ella es autócrata, tanto sobre la emisión de moneda como sobre su oferta.

En cuanto a la Administración Monetaria, no es necesario imaginarla como un grandioso edificio con centenares de empleados, tal cual sucede en el Reichsbank. La Administración Monetaria no realizará ninguna clase de operaciones bancarias. No tendrá oficinas, ni siquiera una caja de caudales. La moneda se imprimirá en la imprenta nacional; la emisión y el canje se efectuarán por medio de las Cajas Públicas; la compilación de precios se realizará en la Dirección de Estadística. Se necesitará, pues, una sola persona que lleve el dinero desde la Imprenta Nacional hasta las Cajas Públicas y que incinere, por razones de política monetaria, la moneda retirada por las oficinas de impuestos. Esta es toda la instalación: una prensa y un horno. Un método sencillo, barato y eficaz.

Y con esta sencilla instalación queremos reemplazar el trabajo pesado de los mineros de oro, las máquinas complicadas para la acuñación de monedas, las reservas de los Bancos, la actividad nerviosa del Reichsbank; y coordinar todo de tal manera, que nunca haya de más ni de menos un céntimo en circulación. Y eso hoy, mañana y siempre, en los tiempos buenos como en los malos. Y más que suplir, queremos ofrecer una obra ejemplar, bien meditada, para que pueda servir de modelo a todo el mundo.

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(1) En lugar de variar la cantidad de moneda puede también variarse la rapidez de la circulación, bajando o aumentando el impuesto (merma 5.2%) a la circulación. El resultado será el mismo. Mejor, sin embargo, será el método propuesto.