¿Buscas otro libro?
Buscalo aquí:
Amazon Logo





 

Trueque y Economía Solidaria
Susana Hintze (Editora)

4. Visibilidad de lo femenino en la política desde la economía

La interpretación que proponemos para construir un nuevo observador capaz de innovar en sus propuestas es que, más allá de todos los aspectos regresivos con que se asocia el club del trueque (y en ese sentido el nombre es, sin duda, un handicap en contra), las experiencias innovadoras de monedas complementarias –como son las monedas sociales locales, el bono del club del trueque, los bancos de tiempo, los sistemas de crédito mutuo–, han empezado, muy lentamente, a recuperar el paradigma de la abundancia del que hablan B. Lietaer y M. Kennedy, como posibilidades para el rediseño del sistema monetario mundial.

De una multiplicidad de trabajos que han estudiado otras formas de economía solidaria –tales como las experiencias de cooperativas populares de producción y consumo, grupos de compras colectivas, organizaciones de comercio justo, consumo ético, programas de microcrédito, iniciativas económicas de mujeres emprendedoras, entre otras–, se ha concluido que existe una alta correlación y un alto potencial de desarrollo entre lo femenino, como estilo de gestión en distintos ámbitos sociales, la moneda social y el nuevo paradigma económico (Primavera, 2001):

1. Un nuevo paradigma para superar el neoliberalismo puede ser construido vinculando lo femenino y economía, de modo tal de producir abundancia sustentable y eliminar la escasez.

2. Sistemas de intercambio no monetario tales como los bancos de tiempo, crédito mutuo, monedas locales y los distintos tipos de moneda social son la nueva moneda que creará las condiciones para llevar ese paradigma a la práctica.

3. Una política económica ética y ecológica, compatible con finanzas solidarias, un comercio justo y un consumo crítico y responsable pueden ser rediseñados de manera de crear nuevas relaciones entre el Estado, el mercado y la sociedad civil.

La paradoja del tercer milenio es que, aunque la población total del mundo creció a niveles que parecen insoportables para los recursos el planeta, en realidad, cálculos muy rigurosos muestran también que hoy sólo haría falta el trabajo de 2% de la humanidad para mantenerla funcionando... si quisiéramos que así fuera! Volviendo a Bernard Lietaer (2001), su mirada desde la Psicología colectiva de C. G. Jung, en el sentido de la imposibilidad de expresión de los arquetipos del inconsciente colectivo, sostiene que la represión de un arquetipo provoca la manifestación de sus dos sombras. Así, por ejemplo, cuando el arquetipo Soberano (todo poderoso / todo justo) es reprimido, aparecen en su lugar sus sombras complementarias: el tirano y el cobarde, que expresan la incompetencia en ejercer la justicia, una y el miedo de aparecer como tal, la otra.

Para Lietaer, lo mismo ocurre con la distribución de la riqueza, que no es otra cosa que el resultado de las prácticas derivadas la “ciencia” económica: el arquetipo de la Gran Madre (toda generosa / toda equitativa), visto en la organización de la casa para la distribución de los recursos, una vez reprimido, se expresa en sus sombras: la voracidad y el miedo a la escasez, lo cual explica perfectamente que un maestro de escuela escocés llamado Adam Smith observara mucha codicia y escasez alrededor suyo y asumiera que eso era “lo normal” en el modus operandi de las sociedades civilizadas... Así se creó la economía moderna, que ve desde ese enfoque una manera de administrar recursos escasos, a través del mecanismo individual, percibido como codicia / miedo a la escasez, a la luz de la represión del paradigma de la abundancia. Estudios recientes de organismos como la FAO reconocen que la tecnología disponible en la actualidad alcanza para producir comida y bienestar para CINCO humanidades..., lo que habla claramente de la vigencia del paradigma de la escasez, en el cual aparecen como fatalidad los niños que dejamos morir de sida en África o de aislamiento tecnocultural y hambre en la Quebrada de Humahuaca.

Por ello, no es trivial, aun teniendo en cuenta su escala, la hazaña de las redes de trueque en la Argentina, que en tan sólo seis años, mostraron algo tan dramático como eso:

¡Vivíamos equivocados! ¡El mercado no necesita “ese” dinero escaso para consumarse, si están los otros elementos presentes: materia prima, conocimiento, productores y consumidores, organizados, con variedad y en escala compatible! ¡Un pequeño club de trueque –en su precaria autosuficiencia– no es otra cosa que la materialización de esa ecuación maravillosa que muestra que, hace rato, el rey está desnudo!

M = mp + co + P + C + información 1

Preguntas obvias que no podemos dejar de hacer, respuestas que no podemos dejar de buscar, son: ¿Por qué la moneda es escasa en el hemisferio sur?

¿Por qué, referenciados a sus respectivos productos internos brutos, Argentina tiene una masa monetaria circulante cinco veces inferior a la de Inglaterra? ¿Se trata de decisiones de políticas económicas? ¿O simplemente de la política?

Si el Fondo Monetario Internacional se opuso recientemente a la emisión de bonos provinciales, podemos preguntarnos si no estarán pensando en obstaculizar las transacciones entre vecinos que muestran que ese otro mercado es posible y ya está ocurriendo...

Si desde los programas de combate a la pobreza (típica visión del paradigma de la escasez...), se habla de una feminización de la pobreza y de una infantilización de la pobreza, es porque, precisamente ellos son los actores por excelencia de la economía oculta, de la que no aparece en las cuentas nacionales.

A nadie le escapa que el 80% de los miembros de los clubes de trueque son mujeres (muchas veces acompañadas y ayudadas por niñas/os) y que el estilo de gestión femenino corresponde “culturalmente” al paradigma de la abundancia: hacer que lo poco alcance para mucho, evitar el desperdicio...

Mujeres, niñas/os y trabajadoras/es voluntarios –militantes o desempleados desahuciados– son los cómplices involuntarios del malentendido de las cuentas nacionales que los excluyen porque el dinero es escaso y el empleo precario... Donde no se incluye todo ese trabajo PORQUE no es remunerado... Y, seguramente, no es remunerado para sostener el paradigma de la escasez, tan funcional al capitalismo neoliberal en su agonía.  


1. Los términos significan aquí: M: mercado; mp: materia prima; co: conocimiento; P: productores; C: consumidores. Si en el mercado formal la “información” es la moneda “escasa”, antisocial, determinada por las condiciones políticas de cada “Banco Central”, en la economía solidaria, local, de pequeña escala, la “moneda social” puede ser todo lo abundante que la adecuación de “capacidad de producir /capacidad de consumir permita...  

 


  Volver al índice de "Trueque y Economía Solidaria"

Volver a "Libros Gratis de Economía"

Volver a la "Enciclopedia y Biblioteca de Economía EMVI"


Google
 
Web eumed.net